4. Amargo Sabor

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Miles de emociones atravesaban su pecho. Habían pasado noches enteras imaginando amanecer en sus brazos, bajo el calor de sus cuerpos desnudos entrelazados. El solo hecho de pensarlo hizo que se le acelerara el corazón.

Pero también sentía una inmensa tristeza al descubrir que todos los rumores que había escuchado del libertino Namikaze eran ciertos.

"Un hombre mujeriego y sin escrúpulos".

Había escuchado decir a una dama tiempo a tras. Y esa noche lo confirmaba. Estaba segura de que él no tenía ni idea de quién se escondía tras esa máscara, o no le estaría haciendo una propuesta tan desagradable.

El joven romántico que había conocido años atrás ya no existía, podía notarlo en su profunda y oscura mirada azul. Algo había muerto en su interior y ella sabía muy bien el porqué y cuando...

–A diferencia de mis muchachas, yo no ofrezco privados– logro decir con amargura. Jamás imagino encontrarse en aquella situación. Nunca imagino que su encuentro sería en aquellas circunstancias. Ahora si no podría revelarle su identidad. Si Naruto llegaba a enterarse de quien era, seguramente la odiaría aún más...

Naruto no se dejó amedrentar por su negativa y le dedicó una sonrisa seductora.

–Estoy seguro, Madame,que puede hacer una excepción– Se fue acercando a ella de manera sutil, haciendo que Hinata retrocediera unos pasos, pero para su mala suerte tropezó con la pared siendo acorralada como una presa a punto de ser devorada. Naruto se acercó aún más y le susurro.– Quiero demostrarle lo apasionado que puedo ser si acepta mi oferta.

Hinata trago en seco. La proximidad de aquel cuerpo grande y masculino la hizo sentirse vulnerable. Naruto ya no era aquel chico que solo le robaba apasionados besos, ahora era un hombre. Más grande, más fuerte, más imponente. Dispuesto a cumplir cada una de aquellas palabras.

Recurrió a su cordura y levantó sus manos para tratar de mantener la distancia entre ellos. Pero fue inútil, Naruto se apretó aún más y las manos de Hinata terminaron sobre su ancho y musculoso pecho. Entonces Hinata sintió que le faltaba el aire. Se maldecía una y otra vez por aún seguir sintiendo todas aquellas emociones por él. Nunca lo había dejado de amar. Aún seguía despertando en ella sensaciones indescriptibles. Solo él, y solo él, era capaz de avivar el fuego de la pasión que se escondía en su interior.

–Solo permíteme ver tu hermoso rostro– susurro contra su oído.

Esto hizo que Hinata entrara en pánico y de manera involuntaria lo empujó.

–Excelencia, lo siento pero he sido bastante clara. No deseo estar con usted ni con nadie. Por favor respete mi decisión.

Naruto se ajustó su chaqueta y la miró con el ceño fruncido.

–Usted, no es diferente a todas las rameras de este lugar.

La furia y la impotencia de Hinata la llevaron a proporcionarle una cachetada.

En ese instante Naruto pudo percibir cierta familiaridad. Algo en esa mujer le resultaba extrañamente familiar. Aún así, la cachetada lo hizo entrar en razón. La habían ofendido bajo su dominio y eso no era propio de él. Pero había algo en ella que lo hacía perder la paciencia.

Hizo una reverencia.

–Me disculpo por mis palabras, no es propio de mi ofender a una mujer. Nunca la ha sido.

Hinata respiró profundamente. Estaba tratando de contener las lágrimas que querían escaparse de sus ojos.

–Solo le pido que para la próxima mida bien sus palabras, Excelencia. Ahora si me disculpa...

Madame, De verdad estoy muy apenado. Permítame recompensarla de alguna forma.

–Se lo agradezco Excelencia, pero creo que por el momento mi mayor recompensa sería alejarme de usted–Diciendo esto comenzó alejarse por uno de los pasillos que conducían a los bastidores.

Narró apretó los puños. ¿Quien se creía esa mujer para tratarlo con tanta indiferencia? Un sentimiento amargo, del pasado,se alojó en su pecho. La melancolía de los recuerdos más dolorosos comenzaron hacer eco en su mente. Esa noche no se iría de aquel lugar sin emborracharse y olvidar todas sus penas.

~~~~*~~~~


Dos días pasaron antes de que Naruto volviera a visitar aquel lugar, sin embargo Madame Hyuga , no se presentó. Tampoco lo hizo las noches siguientes. Era como si la tierra se la hubiese tragado. Se sentía estupido por anhelarla, pero no podía evitarlo. Por más que Menma le presentara mujeres hermosas, el solo podía pensar en aquella mujer y su sensual danza sobre el escenario. Tenía que buscar la forma de que ella cediera a su encuentro. También debía disculparse apropiadamente, pero como lo haría si ella no aparecía.

Esa mañana despertó muy temprano para dar un recorrido por el pueblo. A pesar de que llevaba algunos días en Konoha, no había querido merodear durante el día. A pesar de que no había escuchado nada de ella, no quería tener la mala suerte de encontrársela en el pueblo.

Hinata...

Hacía ya mucho tiempo, tanto, que no recordaba con exactitud su rostro. Pero había algo que jamas olvidaría...

Ese día en particular necesitaba salir. Así que ensilló su caballo y comenzó a recorrer el pequeño pueblo de Konoha.

Muchas personas lo reconocieron y lo saludaban con extremas reverencias. Eso lo hacía sentirse aún más miserable. El pueblo lo tenía en alta estima, mientras que él solo deseaba largarse de allí. Pero no se iría, no sin antes convencerla a ella. No antes sin llevarse a la mujer mas hermosa de aquel triste pueblo a su cama.

Mientras continuaba su paseo, algo llamó su atención. Una mujer de espaldas, llevaba puesto un traje ordinario, pero lo que llamó la atención de Naruto fue su cabello. Estaba atado en un muy elaborado moño, pero aún así podía ver los reflejos azulados , él sabía que solo podía tener una sola persona...

Comenzó a cabalgar hacia esa dirección con la esperanza de que por fin podría ver el rostro de la famosa Madame. Detuvo su cabello y lo desmontó para no llamar su atención. Fue acercándose poco a poco. Al parecer ella aún no había dado cuenta de su presencia. Estaba de espaldas así que no podía apreciar más que sus hermosas curvas enmarcadas en aquel
Traje sencillo.

–Que maravilloso es poder encontrarla aquí, Madame– dijo Naruto suavemente cuando había alcanzado una distancia prudente.

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Continuará...

Joven y Bonita (NH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora