7. Verdad, nada mas que la Verdad

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Hinata se quedó paralizada unos minutos. Lo que había comenzado como un simple encuentro acaba de complicarse. ¡Que ilusa! Se volvía a repetir. El hecho de que pasaran tantos años le hacia creer  que Naruto no la reconocería. Pues estaba muy equivocada.

Escuchó como el volvía a tomar la botella y se servía nuevamente.

–Quítate la máscara – volvió a repetir esta vez con un tono más calmado.

Hinata respiró profundamente y se dio la vuelta. Se encontró con la mirada penetrante de Naruto y se sintió vulnerable. ¿Quizás debería salir corriendo? Ya estaba cerca de la puerta, así no tendría que darle explicaciones. Pero había llegado la hora de enfrentar a su pasado. Así que, observándolo directamente a los ojos se retiró la máscara, y al momento su rostro quedó expuesto.

Naruto se quedó paralizado. Ya sabía que era ella, pero verla, ver su hermoso y perfilados rostro. ¡Maldición! Quince años no habían sido suficientes para apagar la llama del amor que sentía hacia ella. Luego recordó la forma en la que ella lo había rechazado alegando que no lo amaba. Una dura verdad le golpeó tan fuerte que casi lo hizo romper el vaso en sus manos.

–¿Desde cuando?

–¿Que?
Hinata no entendía la pregunta.

–¿Desde cuando eres una prostituta?

Aquella pregunta le cayó como un balde de agua fría. Ahí estaba su más grande temor frente  a sus ojos. La mirada de repulsión que había querido evitar años atrás, pues había sido en vano porque ahora la enfrentaba.

–No soy una prostituta– dijo con toda la dignidad que le fue posible.

Naruto se acercó y la agarró bruscamente tratando de descifrar su respuesta.

–Pues aclárame algo, Madame, Hinata o como demonios te llames. ¿ Acaso esto no era un burdel quince años atrás? ¡Por esta vida fue que me dejaste!– Naruto se percató de que la estaba apretado más fuerte de lo que había querido así que la soltó bruscamente y se aparto de ella.

Estaba desilusionado y frustrado. No lograba entender nada. Quince años atrás ella había rechazado su propuesta de matrimonio, alegando que no lo amaba. Y ahora se encontraba trabajando en lo que solía ser un burdel. Un prostíbulo de mala muerte en aquel entonces.

Entonces una realidad inquietante lo golpeó. Ella nunca había revelado su apellido y mucho había hablado de quien era su familia. El estaba tan fascinado con su belleza que esos detalles había pasado a ser innecesarios para él.

Hinata estaba destrozada. El estaba pensando lo peor de ella y ella no encontraba forma de explicarle  su triste situación. Quizás si le contaba el entendería. Pero en esos momentos lo dudaba. El estaba muy enojado y desilusionado. Hablar en esas circunstancias era peligroso.

–Será mejor me vaya– Naruto inmediatamente la detuvo y la acorraló contra la puerta sosteniendo sus manos.

–No iras a ninguna parte. Tienes mucho que explicar.

Unas lagrimas involuntarias comenzaron a brotar de sus ojos, y Naruto odio verla llorar. Tiempo a tras había dado su vida por no ver ni una sola lágrima en sus ojos, y quince años después descubrió que aún detestaba verla llorar. Así que se relajó y suavizó su agarre.

–Por favor, déjame ir– suplico en llanto.

Naruto la estudio por unos momentos. Hinata se había convertido en una mujer hermosa. Recordaba vagamente a la muchacha Dulce que había robado su corazón para luego hacerlo pedazos con su cruel rechazo.

Joven y Bonita (NH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora