Adictiva - (Ventino) [Jutalia] [Makia]

Capítulo 4 - Un pasado, un trato.

Natalia Prov:

No podía creer todo lo que había pasado en tan solo un par de horas, no podía creer que ella estuviera de vuelta, y mucho menos podía creer que había tenido la osadía de secuestrarme. Me daba un poco de ternura ver a Makis enojada, pues era como un pequeño elfo enojado con una prominente vena en la frente, sus manos estaban fuertemente aferradas al volante, mientras ella despotricaba contra esa vulgar, esa chabacana que creía mejor solo por tener el dinero de papito en su cuenta.

—Ma...Makis.

—¡Es que de verdad no lo puedo creer! ¡¿Cómo es posible que sigan existiendo personas tan arcaicas como ella?! — Makis simplemente se bajó del carro, aún echando blasfemias que a veces no lograba comprender, así que solo seguí caminando a su lado, esperando que sacara toda su rabia. —¡Es una abusiva! ¡Una abusiva Natalia! ¡Ella no puede tratarte así, no puede tratarte como algo desechable!

—¡MAKIS! — Grité para llamar su atención, de inmediato ella se paró en seco, creo que ni siquiera se había dado cuenta de habíamos entrado a su departamento, solo tenía claro que estaba enojada por cómo me miraba.

—¡No me grites cuando estoy enojada! — Protestó con los ojitos llenos de lágrimas, las cuales se reunieron en menos de un minuto.

Me acerco a ella con delicadeza, sacando las manos de mi chaqueta de cuero para posarlas en sus mejillas, acariciando con suavidad sus mejillas; veo mis el inicio de mis manos tatuadas y pienso que si quizás, Makis hubiera llegado antes a mi vida, muchos errores se habrían evitado.

—Te amo. — Susurro sobre sus labios, solo para saciarme buscando su lengua con la mía; besar a Makis siempre fue como un remanso de calma, siempre fue algo que me hacía entrar en un estado en el que parecía tener una completa paz, aún recuerdo lo que pasó luego de ese primer beso.

Flashback:

Makis simplemente había tomado mi boca y yo no había tenido fuerzas para rechazarla; no había olvidado a Juliana, de hecho, eso era un tema que seguía haciendo mella en mi alma y me hacía llorar por las noches, pero ahora, luego de tanto tiempo me sentía fuerte, sentía que mi corazón cansado estaba latiendo de nuevo.

—Tienes los labios más suaves de lo que imaginé. — Ella no se apartaba de mí, ni siquiera un milímetro, solo podía sentir su aliento chocar con mi rostro, embriagándome de manera tremenda, casi como una nueva droga hecha a mi justa medida.

—No te... no te hagas esto Makis. — Susurro como si cada palabra me doliera.

—¿Qué no me haga qué Nati?

—No te eches a perder con alguien tan podrido como yo.

Siento sus manos acariciar mi cabello con delicadeza, casi con miedo de romperme. — No sé con quien estuviste antes Natalia, pero esa persona debe ser muy idiota por haber dañado a tan hermoso ángel.

—No lo hagas Makis, yo solo daño a las personas.

—Y las personas te han dañado a ti y nadie está haciendo nada por sanarte. — Su frente se recargó con la mía y casi pude sentir el corazón latirme en la garganta. — Yo quiero hacerlo Natalia, quiero demostrarte que hay personas que no te piensan abandonar, yo no te pienso abandonar.

—Solo te haré mal Makis, nadie que se involucra conmigo terminar bien. — No pude evitar que una lagrima se desplazara de manera temerosa por mi rostro; aún dolía el hecho de saber que era un estorbo. —No quiero arruinarte la vida a ti también, no quiero ser un estorbo para tu futuro.

Sentí su sollozo, fue entonces que vi sus ojos llenos de lágrimas, ella lloraba junto a mí. — ¿Es que no entiendes? — Sus ojitos llenos de lágrimas me calaban el alma. — Desde que llegaste tú te transformaste en mi vida, me gustas, me gustas mucho Natalia, y el problema es que ya no me puedo mantener alejada de ti, y la única manera que tienes de arruinarme es pedirme que me aleje de ti, porque es lo único que no quiero hacer.