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La calma siguió, todo parecía marchar bien. Entonces la realidad quiso romper su burbuja.
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...

Una noche cualquiera, mientras todos dormían y la noche se alió con el enemigo, los gritos despertaron al Rey y Reina, los guerreros se juntaron y todos fueron en busca de tal desorden, entre más se acercaban a la zona de los humanos, los gritos más se oían, las casas estaban incendiadas, derrumbadas y los saiyajins corrían y venían en socorro de sus compañeros más débiles, mientras otros seres desconocidos se enfrentaban a las tropas aliadas.

-¿Qué está pasando?- Exigió Pan, deteniendo a un soldado al alzarlo de la armadura.

-traspasaron las barreras espaciales y aterrizaron naves enemigas, mi Reina.- explicó agitado-están atacando a los humanos, ya están ciendo movilizados- aseguro mientras Pan lo soltaba con brusquedad.

-llévenlos al centro de la ciudad y creen una barrera física a su alrededor, el resto que defienda la ciudad-ordeno Vegeta, dirigiéndose al igual que Pan al tumulto y atacando a los intrusos.

Todo ocurrió tan rápido, los gritos hicieron eco en los oídos de la Reina y cuando la amenaza había sido casi reprimida, Vegeta y Pan se encargaron de sacar de la ciudad a los más conflictivos, mientras los saiyajins recorrían la ciudad sacando a los más escurridizos .

Fueron instantes en los que lo perdió de vista para atravesar a uno de sus enemigos, él estaba valiente y poderoso, repartiendo golpes y ataques a diestra y siniestra, sin piedad, con precisión, todo en él emanaba poder, vigorosidad, altanería, él era el Rey.

Pero después cuando lo busco él ya no estaba, giro y miró a todos lados y lo llamo, escuchando un pequeño jadeo como respuesta. Vegeta estaba sobre la hierba inconsciente y un soldado enemigo se acercaba.

Su juicio se nublo, sus ojos se volvieron dos hoyos negros y un aura incolora la rodeo, el suelo empezó a temblar y las miradas se posaron en ella y todo lo que no estaba amarrado al piso levito tan alto que se perdió de vista... con un 'puf' los enemigos desaparecieron en una nube negra. El pánico de los testigos era palpable.

Sus rodillas y palmas chocaron contra el césped, su cuerpo sudaba frío y un retorcijón jalaba de su vientre asta su pecho, cerró los ojos para desaparecerlo pero no funcionó, escalofríos recorrían su espalda hacia sus pies y cabeza, todo en una combinación enfermiza.

Aún así, su prioridad no fue recuperarse, sinó tomar a Vegeta y trasladarlo al palacio en donde Amick se hizo cargo de él mientras Alickse organizaba los protocolos a seguir.

Pan los siguió de cerca todo el trayecto, podía sentir las gotas de sudor recorriendo su frente pero no se detuvo, se mantuvo junto a Vegeta asta que Amick hablo.

-Él está bien mi reina, parece ser solo un fuerte golpe-aseguro dándole espacio de acercarse, fue entonces cuando notó la mirada aguada de la menor, el sudor en su frente y los leves temblores de sus miembros, pero antes de que pudiera preguntar el Rey estaba despertando.

-Vegeta-dijo en un jadeo aturdido mientras él abría los ojos.

-¿Pan?-pregunto él, presenciando la caída de ésta al piso.

....

Los estudios no revelaban nada, la población entera de Vegitacei exigía saber que ocurría con la Reina.

  RESILIENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora