RESILIENCIA

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-Vegeta-susurro débil y aturdida, apretando los dedos que sostenían los suyos.

-¡Hey! -respondió con excitación, incorporándose de inmediato para cerciorarse de que había escuchado bien y no era una treta de su cansancio y preocupación -estoy aquí- dijo besando sus manos.
....
Aunque fue lento, la reina se recupero, pronto pudo presentarse a las afueras del palacio donde desenas de personas se congregaron en su honor y el del Rey.

Tal y como Vegeta planeo, Pan tomo un entrenamiento exhaustivo para controlar su nuevo poder, y claro, Amick fue quien estuvo a cargo ,con el tiempo Pan fue capas de hacer ciertas manifestaciones a conciencia, tales como paralizar un objeto o ser viviente, hacerlo levitar y fragmentarse en pequeñas partículas y volverlo sólido de nuevo, aunque era más común que cuando se molestaba algún objeto estallara alrededor, pero otras veces lo hacía para mermar su ira y aunque todo esto suena muy controlado, la realidad es otra.

De vez en cuando, tenía ataques causados por el descontrol de su poder, cosa que la hacía sentir ansiosa, temerosa de lastimar a alguien, sobre todo cuando ocurría algún accidente relacionado o causado por ella, afortunadamente gracias a la intervención de Vegeta nunca hubo una muerte que lamentar, pero esto no tranquilizaba del todo a la Reina, sus ataques de pánico, a veces constantes, no la dejaban dormir, le quitaban el apetito, las ganas de salir a su pueblo, y se sentía inútil, incapaz de protegerlos, temía acercarse a ancianos o niños, a todo aquel que no fuera capas de protegerse o salir bien librado de ella, temía que supieran que no era apta para reinarlos y aunque su estado se resguardo recelosamente , era un secreto a voces.

Vegeta, como buen Rey y compañero, se mantuvo ahí, protegiéndola de sí misma, se negaba a volver a sentir que la perdía, además, también entraba en crisis cuando la veía recaer y quedarse en la cama inconsciente por un par de días, cada vez que pasaba se sentía desfallecer, impotente. Pasaba despierto igual que la primera vez, a veces peor, a veces sentía que la perdía, que se había ido...y la besaba, la acunaba en sus brazos y besaba asta el cansancio, asta caer dormido. Y cada que ella despertaba su corazón volvía a latir, la sangre volvía a ir y venir por sus venas.

Entonces empezó a atesorar cada buen día, cada que ella volvía a la normalidad y retomaba las labores como reina, atendía al llamado de su gente, cuando a solas lo abrasaba, lo besaba, le decía que le quería, atesoro cada caricia y cada gemido que obtenía al hacerla suya, al tomarla y sentir que era su amo y señor, el esclavo de sus deseos, de sus fantasías, de sus gemidos ahogados obligados a escapar de sus labios.

El Rey se enorgulleció de lo que habían logrado en conjunto con los humanos y saiyajins, quienes aclaman cada aparición de la Reina, siempre habían individuos por ahí yendo y viniendo del palacio, al pendiente de la salud de la Reina, algunos eran bastante obvios, otros lo disimulaban bastante bien, no lo suficiente como para que el Rey no lo notara, pero si para pasar desapercibidos y no dejar en evidencia que estaban informados del no estado de la monarca, algunos dejaban regalos, ropas, alimentos, incluso joyas y una que otra cosa extravagante. Todo pasaba por supervisión de Tyrone, Alickse, Amick y Vegeta, asegurándose así de que a ella solo llegasen regalos seguros, sin ninguna amenaza que perjudicara a la joven.

Y nuevamente se preguntaron cuanto había pasado desde que eran solo ellos dos, párese nada cuando conocieron a la pequeña Alickse de quince años, y al día de hoy a cumplido veintidós años de edad, se a casado con un humano y vive entre sus labores con la Reina, con su padre y su esposo e incluso de vez en cuando también se unía a los humanos para ayudarles en una que otra cosa. Ya no era una niña, ahora era toda una mujer y Pan estaba orgullosa de haber visto el cambio y de haber formado parte de él, estaba orgullosa de ser su amiga, a pesar de los años de diferencia.