Capítulo 10- Día 1. -Sin editar.-

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Harry’s PoV

Tragué saliva desviando la mirada al piso. No podía ser justamente ese chico, iba a partirme la cara, estaba completamente seguro.

-Bien, chicos- la voz de Johannah me obligó a levantar la mirada para verle- Tengo que hacer unos mandados, los dejo- sonrió mirando un segundo a Louis y luego volviendo su vista hacia mí. – Un gusto Harry-  habló estrechando mi mano y depositando un beso en mi mejilla. Regresó la vista a Louis apuntándolo con un dedo acusadoramente –Pórtate bien, Louis. No le hagas nada al niño.- mis ojos se abrieron un poco al escuchar sus palabras, me volteé hacia el chico notando como rodaba los ojos. –Ahora si me voy chicos, adiós- masculló la mujer dándose vuelta y saliendo por la puerta principal cerrándola detrás de sí.

Un silencio llenó la habitación en cuanto la mujer salió del lugar. Mi vista quedó clavada en el piso un minuto. Al parecer ninguno iba a romper el silencio; tomé aire lentamente y levante la vista, él me miraba fijamente sin mover un solo músculo.

Un color rosado se apoderó de mis mejillas en cuanto sentí su mirada recorrer mi cuerpo de arriba abajo repetidas veces; di un paso hacia atrás por puro instinto ganándome una carcajada de su parte logrando simplemente que el rosa se transformara en carmín.

-Sigues igual de marica, ¿Eh?- masculló retirándose los audífonos y sentándose en el sofá. Mi silencio fue suficiente para sacarle otra risilla. El suelo parecía lo más interesante en ese momento así que mis orbes no dudaron ni un segundo en clavarse en el mismo. Noté como el chico se levantaba del sofá y caminaba en mi dirección, me encogí en mis hombros cerrando los ojos, preparándome para cualquier cosa que el castaño pudiera intentar.

-Vaya que eres marica ¿Cierto?- habló cuando se encontró en frente mío. Abrí los ojos levantando la vista. No era tan alto como lo creí otras veces, le llegaba a la altura de los ojos, pero igual seguía siendo más alto e intimidante. El ojiazul me observaba con una sonrisa ladeada y una ceja alzada. Sus ojos conectaron con los míos, le sostuve la mirada un minuto hasta que se me hizo prácticamente imposible.  Miré el suelo nuevamente tomando aire para responder.

-Deja de decirme así.- dije apenas en un susurro. Al tipo pareció hacerle gracia mi comentario soltó un risita ahogada mirándome a los ojos.

-¿Qué dijiste?- preguntó riendo ligeramente. Mi ceño se frunció levemente y levante la vista, mirándole a los ojos.

-Deja de llamarme “marica”- formulé en un tono un poco más entendible. El castaño rió un poco acercándose un paso más a mí logrando que nuestros pechos se rozaran.  Mi respiración se cortó un momento pero no desconecté nuestras miradas.

-Ahora te ves a poner muy machito ¿No?- articuló con un deje de burla en su voz. Podía sentir su aliento chocar contra mis labios mientras hablaba; di un paso atrás. –Eso pensé-  se alejó dirigiéndose a la cocina. Me quedé parado un momento mirando al piso tragué saliva y me di media vuelta con intención de llegar  a la cocina. Una pequeña niña me observaba desde la puerta de la misma. Le miré un poco sorprendido obteniendo una sonrisa de su parte. Era bastante linda: ojos azules, cabello lacio y rubio, bastante delgada y algo bajita, tendría unos 7 años. Le sonreí de vuelta.

-Hola…- susurró la pequeña.

Sonreí enternecido.

-Hola, linda- Me arrodillé para quedar a su altura. La pequeña sonrío y sus mejillas se pintaron de un adorable rosa.

-Soy Phoebe- se presentó.

-Soy Harry- le ofrecí mi mano como saludo. La niña lo aceptó sonriente.

-¿Qué haces aquí, Harry?- cuestionó. Abrí la boca para contestar pero me vi interrumpido cuando el muchacho de ojos azules salió de la cocina con una manzana mordida en una mano.

Tutoría [Larry Stylinson] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora