Capítulo 12: ONCE

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"Veía su mirada perdida mientras estaba sentado en la primera banca de la Iglesia.

Todo El Pueblo había ido, todos se sonrían como si ir a misa directamente te llevaría al cielo. Quería reírme en sus caras y decirles que se vayan a la mierda.

Las campanas anunciaron el fin de la misa y todos salieron evitandome, como si tuviera lepra. Hasta Even me evitó, camino sin mirar hacia atrás, quería gritarle y correr hacia él.

Pero El Pueblo parecía que le ayudaba a escapar, mi corazón no paraba de latir de dolor, me dejó en medio de la nada, envuelto en esta mierda de personas, sin decirme nada, absolutamente nada. "

La noche del viernes llega demasiado rápido, siento que el mundo se ha movido sin frenos desde la última vez que vi a Joaquín. No ha ido a trabajar desde hace dos días y tengo miedo de que ya no vuelva.

Traté de hablar con él y escribirle, pero nunca hubo respuesta. Mi ansiedad crecía en cada hora que esperaba a ver su mochila colgada en la sala del personal o tan solo que me respondiera el mensaje.

¿Se arrepintió? ¿Renunció?

Quisiera dejar de pensar en todo esto y solo dejarlo pasar, como si hubiera sido cualquier cosa. Pero lo que sentí, fue todo menos cualquier cosa, me transmitió esperanza de que puedo ser alguien, de que la vida puede darme algo bonito. Pero creo que fue un error, y él solo quiere evitar decirme en la cara que no significó nada.

No puedo evitar sentirme mal, porque cuando se fue de mi casa, todo parecía bien, él estab--

-Emilio.- escucho que me llaman y es Camila, parece que me estaba contando algo.

-Lo siento, me distraje.- estoy en la sala de espera en la hora de la merienda. Hoy han hecho kebabs y aunque en realidad me encante esa comida, no me entra nada. Ni siquiera quiero hablar con nadie, quisiera describir lo que siento, pero si abro la boca puedo sonar patético. Decido no pensar en él, por lo menos el resto de mi turno, aunque por lo que veo no saldré de aquí hasta antes de las nueve de la noche.

Hoy ha ocurrido un accidente en la autopista y dos coches se han chocado causando el volcamiento de uno de ellos, gracias a Dios, nadie ha muerto, pero sí que todos han tenido heridas graves.

Camila decide dejar de hablarme, lo cual es una buena decisión, se va a recepción y después de cinco minutos voy a emergencias viendo que todo el caos ya se ha ido. Sin embargo, saco toallas y guantes y me dirijo a la parte de Quirófano, todo está hecho un caos, las enfermeras pasan con agujas y medicinas de un lado al otro, parece que los familiares de la mayoría de accidentados ha entrado de algún modo a Quirófano y como el lugar es tan pequeño todos se amontonan si dejar pasar a los médicos.

Decido intervenir:

-Señores, porfavor. Esta es un área prohibida para el ingreso de terceros. Salgan- grito a todo ese multo de gente. Veo que sus rostros son de preocupación y es obvio que entiendo eso, pero si siguen aqui no van a dejar hacer a los médicos el trabajo correspondiente.

Me quedan viendo y empiezan a hablar aún más alto, mi paciencia se empieza a colmar, están como 10 personas en un pasillo demasiado reducido.

Así que hago lo que toda enfermera en estos casos haría:

-Debido a que no pueden salir de la sala, no se les va a informar nada sobre el estado de sus familiares.- digo lo más alto que puedo y me voy, reaccionan en literalmente cinco segundos y empiezan a seguirme. Me paro en la entrada de la sala de espera y les digo:

-Entiendo su desesperación, pero también comprendan que van a retrasar el trabajo de los médicos y nadie les puede brindar la información adecuada. Les pido que esperen aquí y los médicos encargados les dirán el estado de sus familiares después de las operaciones. Gracias por su comprensión.- entiendo el miedo que sienten, yo más que nadie lo sé, pero entre más reclaman por información, menos la tendrán.

Vuelvo al área de Quirófano y una chica más o menos de mi edad está sentada en el suelo viendo a la nada. Su rostro no tiene expresión, está vestida con una pijama rosa con la mirada perdida.

Me acerco a ella, trato de hacerle notar mi presencia, pero no responde, así que me siento al lado suyo:

-Tienes que estar en la sala de espera.- le muevo un poco el brazo y por fin reacciona.

- Está muerto.- es lo único que dice con la mirada vacía, ahí me doy cuenta que está en estado de shock.

-No, no lo está.- recuerdo que en un curso de inducción sobre enfermería me habían dicho que lo mejor que alguien puede hacer cuando una persona está en trance, es discutir, porque así la ira reemplaza al dolor y despiertan. Realmente no sé si escuché bien, pero veamos si funciona.

Ella solo niega y vuelve a decir que está muerto.

-Ven te doy agua.- le animo y le ofrezco mi mano para que se pueda levantar.

-Nunca le dije que yo también lo amaba, ¿Sabes lo que es eso? Soy una cobarde.- se cubre la cara con las manos pero no llora. Claro que lo sé, quiero decirle que más que nadie entiende la desesperación y culpa sobre no haber sido lo suficientemente valiente para decir lo que sientes a la persona que amas.

Julián siempre esperó esa respuesta, murió esperando que yo le dijera que también lo amaba y ahora por más que sienta lo mismo, ya no podré ver su cara si es que le hubiera dicho, no sabría si me hubiera dado un beso o no y eso me parte el alma. Ojalá hubiera sido valiente para amarlo como él siempre se mereció.

- A veces damos por hecho que vamos a despertar al día siguiente sin ningún problema, que la vida va a ser igual y en un segundo, tu realidad puede cambiar radicalmente que ni siquiera tienes tiempo de asimilarlo y luego empiezan los arrepentimientos.- hablo mientras me vuelvo a sentar a su lado.

- Pero, luego me pongo a pensar sobre las cosas buenas, las que lo hacían feliz y ahí me doy cuenta que él siempre supo que lo amaba. Eso no cambia el hecho de que no haya tenido la valentía de decirlo directamente a la cara, pero si sé que fue feliz, que lo hacía reír con las estupideces que le decía o con las canciones que le dedicaba.- la regreso a ver y me está poniendo atención. Su mirada ya no está perdida y en realidad, sus ojos ya parecen vida.

-Gracias.- es lo único que me dice para después pararse y perderse en los pasillos.

...................

Llego a casa después de las diez de la noche, me siento tan cansado que a pesar de toda el hambre que tengo, me voy directo a mi habitación y me acuesto de espaldas a la cama. De pronto escucho el sonido de una hoja doblándose y me muevo. Ahí me doy cuenta que aplaste un papel que estaba en mi cama.

Desdoblo la hoja arrugada y las letras de Joaquín adornan el papel:

No te iba a dejar solo escribiendo una canción que nos involucra a los dos, ¿Puedes abrirme la puerta porfavor?

Termino de leer y el timbre se escucha por toda la casa. Bajo corriendo con mi corazón a mil por ahora y abro la puerta a toda velocidad.

Se asoma la cara de Joaquín con una leve sonrisa y no me contengo más y lo abrazo. Juro que parezco la persona más perdedora y desesperada del planeta tierra, pero sentía que estaba incompleto y ahora he encontrado mi pieza.

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Amigooooos, por fin capitulo!!!

Sip sé que está cortito, pero el fin de semana juro que subo la continuación ❤

Estoy en finales de semestre y estoy con demasiadas cosas, espero me comprendan. Trataré de subir dos capítulos a la semana, pero si no mismo puedo juro que por lo menos habráa uno.

Gracias por los votos beibis🙈❤

Y aprovechen el tiempo plissss

P.d. no he parado de llorar con los caps de los Arismecos.

Es más, ¿Como les ha parecido la serie??? Porque a mí me encanta 😍😍😍

Comenten!!!

Los amooooo

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Liz✨

Mi respuesta siempre va a ser un sí, contigo.- (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora