Capítulo 17: DIECISÉIS

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"Quisiera volar hacia ti cuando el mundo se vuelva una mierda.

Juro no soltarte, si me cuidas, juro cuidarte también."




La habitación huele a alcohol y medicinas, acompañada de una habitación completamente blanca, se me hace el peor sitio para estar. Entro con el corazón en la mano y veo a Joaquín sentado viendo en dirección a la puerta para ver quién es.

Cuando me ve, sus ojos se iluminan y al ver que sonríe, alivio recorre mi cuerpo, pensé que iba a estar molesto.

-Hola.- siento mis mejillas arder y tengo muchos nervios. Es como si lo conociera por primera vez.

-Hola.- me responde. Su voz a penas se escucha.

Me acerco hasta estar al lado de su cama, no sé ni siquiera cómo actuar, no sé si abrazarlo o solo sentarme en la silla. Me pongo las manos atrás del nerviosismo y Joaquín parece notarlo.

-Ven.- me llama y abre los abrazos. Sin dudarlo me acerco a él y lo abrazo. Cierro mis ojos por inercia y por fin mi cuerpo puede descansar, es como si hubiera estado cargando piedras en mi espalda todo este tiempo, siento como si ahora todo estuviera en su lugar, como siempre debió estar.

-Me asustaste tonto.- le aplasto con mis brazos y él se ríe.

De verdad que si no estuviera emocionado por verlo bien, ya lo estaría pegando con el libro que me prestó.

-Lo siento Emilio.- su voz sigue baja y apagada como la de un anciano.

-Necesito saber qué paso.'- debería esperar más tiempo, pero no puedo no dejar de pensar en eso tampoco.

Aunque tengo miedo de saber qué es lo que realmente pasó por su mente o sus intenciones, necesito ayudarlo. No lo quiero perder.

Joaquín asiente.

-Lo sé Emilio y te contaré, solo que no hoy, tenme paciencia por favor.- me toma la mano con la mano que no está vendada.

-Sí, sé que tienes que recuperarte, pero entre más tiempo pase, más intranquilo voy a estar.- ¿y si lo intenta de nuevo?

Parece leerme la mente, porque dice:

-No voy a intentar nada, lo juro.- me aprieta la mano y aunque no estoy para nada seguro, asiento.

-Está bien, pero en cuanto te recuperes, hablamos.-

Me siento en la silla que está al lado de su cama, al parecer ya le han dejado el desayuno, pero está intacto.

-Joaquín tienes que comer.- me paro a jalar la mesa hasta que llegue a la altura de donde está sentado. Por su parte, él vira la cara como un niño pequeño.

-De verdad que no tengo hambre, además odio la gelatina.- se queja poniendo su mano en la boca, haciendo un berrinche.-

-No te comas la gelatina, pero tómate la leche y cómete ese pan.- le empiezo a poner la taza en la mano que tapa su boca y él solo niega.

-Joaquín.- mascullo como un padre cuando está a escasos segundos de hablar a su hijo.

No puedo dejar que él no coma, necesita energías y peor después de una transfusión de sangre.

-Pareces mi papá y sólo comeré porque yo quiero, no porque tú me dices.- se destapa la boca y me vira los ojos en protesta.

-Okay bebé.- me río. Él no dice nada y come aunque en su cara parece disfrutarlo.

El sol está iluminando la habitación resaltando el hermoso perfil que tiene, como si él fuera un rayo más.

-Deja de mirarme que no puedo comer.- veo que tiene las mejillas rojas y me río.

-Lo siento, es que no puedo dejar de pensar en lo preocupado que me tenías.- alzo la voz en las últimas palabras.

No me responde y en lugar de eso enciende la televisión como si me estuviera ignorando. Decido darle su espacio y me voy sin decirle nada más.

Ahora, en realidad, estoy furioso con él, es como el efecto colateral de todo lo angustiado que he estado. No puedo creer que él haya hecho eso y peor después de lo que le he contado de Julián y de mis sentimientos. Quiero gritarle y decirle que es un inconsciente que no piensa ni siquiera en su familia. Sin embargo, sé que eso empeoraría las cosas.

Sé que obviamente hay sentimientos detrás de todo lo que pasó.

Camino hasta llegar al primer edificio y llego a recepción. Quiero distraerme un poco y hablar con Cami sé que me hará bien.

Sin embargo no está, ni siquiera hay alguien ahí, es más nadie está en Emergencias y realmente se me hace muy raro. Voy a ver si está en la sala del personal y tampoco está.

Decido ir y ayudar un poco, tal vez estén en Quirófano ayudando a un paciente así que me pongo mi bata y dejo mis cosas en mi casillero.

La verdad es que planeaba quedarme con Joaquín todo el día, pero nunca pensé que me llegaría a enojar tanto con él, aunque por supuesto que iré a verlo más tarde, pero siento que por ahora es mejor que él descanse, al igual que yo de mis pensamientos.

Me dirijo hacia la Sala de Emergencias y empiezo a ordenar los estantes que hay a un lado de la sala. Me alegro que nadie esté llegando, pero si no me distraído, la cara de un niño se me viene a la mente distrayéndome por completo.

-¿No deberías estar con Joaquín?- escucho la voz de Cami tras de mí.

-Emmm no, decidí darle espacio.- alzo mis hombros y vuelvo a ordenar el estante de toallas.

- Emilio.- me llama.- hay ocasiones en las que a pesar de la tormenta más grande, uno necesita una sombrilla, y sí, igual te mojas los pies, pero no el corazón.-

Logro asentir y se acerca más a mí.

-Sólo quiero decirte que aunque tú pienses que no te necesitan, es donde más te quieren ver. Emilio no soy tonta y sé que hay algo entre ustedes, y veo que él te necesita muchísimo, no dejes que tus emociones te jueguen en tu contra y escucha tu corazón.- me toca el hombro a modo de caricia.

-Así que dame esas toallas y anda a donde deberías estar.- me quita la toalla de las manos y me empuja hacia la entrada.

Tiene razón y no voy a esperar a que pase una cosa peor para darme cuenta que necesito estar cerca de él. Camino lo más rápido posible, repasando una disculpa por mi comportamiento de mierda y en mi mente ya estoy besándolo.

Jajajajaj, soy un tonto.

El ascensor suena al abrir sus puertas y ya por fin sé qué hacer para lograr un beso suyo, sé que él no me lo dará así de fácil, con lo bebé que es.

Llego hasta su puerta y la abro sin avisar, no creo que esté nadie todavía.

No obstante, veo a Joaquín sentado con la mirada puesta en la de un chico que desconozco y este le sostiene su mano. Joaquín tiene las mejillas rojas con una risita nerviosa.

¿Qué putas está pasando aquí?

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Amigooooos, holaaaa

Aquí está su capítulo como lo prometí💕

En recompensa espero que voten y cometen plizzzzz😊

¿Quién será ese misterioso chico?

Sólo les puedo decir que desde ahorita Emilio está tan celoso que puede que haga un pequeño desastre en el hospital jejeje

Los amooooooo y gracias por todo su apoyo

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Liz

Mi respuesta siempre va a ser un sí, contigo.- (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora