13. Final

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Jimin había planificado cada detalle para aquel día tan especial, agradecía con su alma que Jeongguk se integrara a cada parte del proceso y, también, el tener un amigo como Kim Taehyung que soportaba sus arranques de estrés.

La ceremonia se llevaría a cabo en una playa de Malta, con fina y blanca arena y agua cristalina. Una enorme plataforma mágica estaba sobre el mar, cubierto por una carpa de algodón. Un puente de sólidas y blanquecinas piedras lo conectaba a tierra firme.

El altar estaba en el centro, casi rozando el borde, un camino de lirios cruzaba el centro y sillas de acomodaban a ambos lados. La familia y amigos a la derecha, invitados diplomáticos a la izquierda. Había un pequeño escenario al costado donde los músicos alistaban sus instrumentos.

Jeon Jeongguk no daba más de nervioso, secaba repetidas veces las palmas de sus manos en el estilizado pantalón de su traje. Estaba contando los segundos para que dieran las quince horas y el atardecer dorado los bañara, Jimin quería que fuera memorable y más mágico que sus sangres.

—Respira un poco, cariño, parece que saldrás corriendo y ya los invitados comienzan a creer que no quieres casarte –le dijo su madre en un murmuro mientras arreglaba su corbata–.

—Sin duda saldré corriendo, pero para buscar a Jimin y hacerlo mi esposo –respondió con un bufido y lo suficientemente alto para que los chismosos escucharan–.

Su madre sacó un abanico dorado y cubrió su boca, ocultando su sonrisa.

—Serás un esposo maravilloso y Jimin será incluso mejor –Jeongguk rodó los ojos, podía jurar que su madre amaba más a Jimin que a él mismo–.

—Jimin no necesita ser mi esposo para ser extraordinario y perfecto –le respondió al fin con una sonrisa de oreja a oreja–.

La señora Jeon se inclinó para besar su mejilla y darle un corto abrazo. Segundos después, Taehyung llegó a su lado para avisar que Jimin estaría llegando en cinco minutos.

Jeongguk tomó su puesto frente al mago que solidaria su lazo de unión eterna. A su lado estaba Kim Namjoon, quién se había vuelto amigo cercano en Hogwarts, sería su padrino y testigo. Del lado de Jimin, se encontraba Taehyung con su sonrisa característica y al borde de las lágrimas.

Ya los invitados se encontraban en sus puestos cuando cuando la orquesta comenzó a tocar aquella muggle canción que su casi esposo tanto amaba, un mundo ideal.

Jeongguk se acomodo y miró en dirección a la orilla del mar, donde Jimin venía junto a su madre. Se veía tan hermoso con el traje salmón, idéntico al suyo, su lacio cabello dorado y sus mejillas sonrojadas. Jeongguk sintió sus ojos picar en cuanto vio el ramo de rosas de Jimin cambiar de color.

Era el mismo orden en el cual su cabello cambió por su causa.

Rió enternecido y algunas lágrimas cayeron de su rostro justo cuando Jimin estaba a un paso de él. El rubio agrandó su sonrisa y sus ojos lagrimearon igual.

—Jeon Jeongguk, te estoy entregando mi más grande tesoro –le dijo su suegra con un nudo en la garganta–.

—Lo atesorare con mi vida, señora Park –le respondió antes de recibir un abrazo de la mujer–.

Jimin también recibió un abrazo de su madre antes de tomar la mano que Jeongguk le ofrecía.

—Estás más hermoso que nunca –le susurró el castaño al besar la mano que sujetaba–.

—Tú estás más perfecto, mi amor –le respondió con ojos brillosos–.

Sin decir más, el mago encargado comenzó a recitar su monólogo nupcial. Explicó brevemente lo que implicaba la forma de unión que ellos, como magos, escogieron y luego dejó que ambos dijeran sus votos.

—Por favor, junten sus manos y reciten sus votos.

Jeongguk decidió iniciar

—Park Jimin, cada momento a tu lado ha sido único e inigualable. Tu alma y forma de ser no ha cambiado desde que nos conocimos y eso solo hizo que mi amor por ti se intensifique –ambos se veían a los ojos, nada existía para ellos más que el contrario–. Cada parte de ti me encanta, sobretodo esa peculiar capacidad de cambiar tu color y forma, eres el metamorfomago más hermoso que podría pisar el mundo. Te amo, hoy, mañana y siempre.

Para este punto, Jimin se encontraba llorando y casi ni notó cuando líneas blancas de magia comenzaron a rodear los brazos de Jeongguk, la magia estaba esperando que el rubio se sincerara para consolidar la unión.

—Jeon Jeongguk, no puedo mentirnos al decir que no me enamoré de ti desde el primer momento que te vi en aquella estación. Cada momento a tu lado quedará grabado en mi alma para la eternidad, en esta vida y en las siguientes te puedo apostar mi amor eterno, por eso uno mi magia a ti, como fiel creyente de nuestro amor y compromiso.

Jeongguk no quería llorar, pero no pudo evitarlo al sentir como su magia se unía a la del mayor, todo su cuerpo hormigueaba y su pecho se sentía cálido, en paz. Ninguno de los dos prestó atención al mago que recitaba el final de aquella unión, tampoco a los movimientos de varita que enlazaría sus magias y almas.

Cuando reaccionaron a la luz que los cubría y el como los colores comenzaron a estallar a su alrededor, Jimin se lanzó a Jeongguk para juntar sus labios. El mejor enredó sus manos en la cintura de su amado antes de elevarlo y cargarlo al estilo nupcial.

El beso prolongado fue roto por los gritos eufóricos y las felicitaciones. Jeongguk caminó con Jimin en brazos mientras los músicos comenzaban el instrumental de una nueva pieza, el castaño no recordaba el nombre, pero era de otra película muggle y rió al llegar al centro de la pista.

—¿De qué te ríes, esposo? –le preguntó Jimin con gracia–

Jeongguk lo colocó de pie y vio a su alrededor, las sillas se estaban desplazando con magia para dejar una pista de baile, mesas comenzaban a aparecer junto a mesones con comida y bebida.

—Solo recordé el día que fuimos al mundo muggle con Hoseok y vimos aquella película, estabas tan enfurruñado porque la bruja había vuelto a todos en objetos solo porque el príncipe no era bondadoso.

Jimin rió y le prestó atención a la letra de la canción, colocando sus manos en el cuello de su esposo para comenzar con el primer vals.

—Si nos ponemos a pensar, es una película bizarra –comentó antes de hacer que el menor se inclinara para besarlo por unos segundos–. Pero Bella consiguió cambiar a la bestia y su amor le devolvió la vida al castillo.

Jeongguk solo podía mirarlo con adoración antes de sostener su cintura y comenzar, por fin, el baile. Los segundos pasaron y las parejas comenzaron a llenar la pista.

Jimin y Jeongguk, sin embargo, no podían dejar de estar en su mundo. Durante toda la noche ninguno quitó los ojos del otro, incluso cuando se desplazaban por separado a saludar a sus invitados.

Aquella boda, sin duda, había sido la mejor decisión que ambos habían tomado. Unir sus almas en la promesa de amor eterno los hacía sentir plenos, correcto. Por eso, cuando la oscuridad de la noche le dio paso a la cálida mañana, ninguno de los dos vio atrás antes de irse a su luna de miel y comenzar a formar su vida de casados de la mejor forma.



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Bueno, chicas y chicos, esto ha sido todo. Estoy muy emocionada porque fue una historia que surgió de la nada y llegué a escribir diez capítulos en un día.

Les agradezco todo el cariño que le han dado, amaría mucho que dejen sus votos y así me motivan a compartir más obras.

Muchos besos y abrazos 🤧❤️

Metamorfomago || KOOKMIN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora