Metamorfomago || KOOKMIN ||

12. Salmón

Lindo. Lindo. Lindo. Lindo. Lindo.

Habían terminado su sexto año, se graduaron e hicieron entrevista para puestos de trabajo. Los señores Park les regalaron una mansión en las costas del Busan mágico y los señores Jeon les pagaron la luna de miel en Francia.

Claro que ninguno haría uso de sus regalos hasta que se casaran. Y eso ocurriría en las hermosas playas de Malta, el cinco de agosto.

—¡Jeon Jeongguk, deja de estar comiendo y ven acá! –gritó Jimin, viendo como su prometido se había instalado en el bufet–.

Habían ido a la tienda de bodas con más renombre en toda Corea, era tan impresionante como su demanda. Cada piso tenía un estilo y temática, equipado con todo lo necesario para armar una boda.

—¿Qué pasa, mi amor? –preguntó el castaño con nerviosismo mientras se acercaba–

Jimin suspiró intentando relajarse en los brazos de su prometido que ahora lo abrazaba.

—Solo... Estoy muy estresado, colabora un momento ¿sí?

Jeongguk asintió sonriéndole y acercándose para besar sus labios, causando que Jimin sonriera igual.

—¿Vamos a escoger esos manteles? –Jimin rió y asintió con más energía–.

—Vamos.

Pasaron horas eligiendo pequeñeces, como el color de los manteles, tipos de sillas, estilo de la carpa, flores y demás.

—¡Es hora de escoger los trajes! –chilló muy emocionada la organizadora de bodas–.

—Nada de túnicas tradicionales –habló Jeon con apuro, haciendo reír a su prometido–.

—En ese caso, tenemos una línea de trajes innovadora. Está de prueba debido a que tiene mucha similitud con lo muggle.

Los novios se miraron entre sí y le restaron importancia. No les importaba si era de estilo muggle, solo que les quedara perfecto.

—Veamos esos trajes.

Con entusiasmo, la chica le mostró diferentes estilos y colores por media hora hasta que Jeongguk quedó maravillado con uno.

—Este es una sabía elección, es de la línea 2Seok de primavera –explicaba la señorita Changmin–.

—Voy a probarmelo –dijo Jeongguk y Jimin solo podía verlo con una sonrisa de oreja a oreja–.

Changmin guió a Jeongguk a un probador y le pasó el traje de un color salmón. Mientras, Jimin veía la foto donde un maniquí posaba en distintas poses el mismo traje que su prometido se estaba colocando

—¿Y? –preguntó Jeongguk saliendo del probador– ¿Qué te parece, mi amor?

Jimin despegó los ojos de la revista para ver a su hombre, abriendo la boca de inmediato, casi babeando. El traje le daba a Jeon una figura de ensueño, ajustando en los lugares perfectos como la cintura y hombros. El color contrarrestaba con su tono de piel y todos esos detalles lo hacían lucir más perfecto de lo que ya era.

No tuvo que contenerse ni sorprenderse, sabía que su cabello estaba tomando el mismo color que el traje de Jeongguk.

—Te ves maravilloso, cariño, te queda perfecto –le respondió de inmediato con una sonrisa de oreja a oreja–.

Jeongguk le devolvió la sonrisa antes de pedirle a la bruja que le trajera uno a juego para Jimin.