Momentos que nunca llegaron.

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  • Dedicado a M. por hacerme escribir.
                                    

Echo de menos momentos de nuestra relación que nunca llegaron. Las mañanas entre sábanas de desayunos en la cama, tardes con sabor a libertad de viajes en coche a cualquier lugar que pudiese pagar nuestro espíritu, correr por calles vacías escapando de cualquiera que intente alcanzarnos, saltos libres desde el puerto al abismo, besos largos mientras se inunda el paraíso. Y ojalá no lo tuviese que echar de menos, puedo asegurar que nada duele más que saber que algo no pasará, que ha muerto la posibilidad. Estoy segura que hubiese sido mejor no haberte conocido. Y es que te creía al decir que las orejas de diablo estaban para sujetar el aro. Y te creía, y te creía y te volvía a creer no sé bien por qué y ya me da igual, el caso es que caí o me empujaste o algo así, sin saber hacia donde y sin ti.

Antes de perderte ya te echaba de menos, parte de los problemas de vivir en futuro es perder el presente en el que estaba contigo o mejor dicho, estabas, punto. Con suerte me queda la imaginación, lo mismo de antes sólo que ahora me doy cuenta porque al irte has dejado una herida abierta que no tengo prisa en cerrar por miedo a que signifique olvidar. Y es que no quiero olvidar para evitar volver a tropezar con el mismo error, por no querer bajar a la realidad y darme cuenta de que ya no hay nada porque te lo has llevado todo, hasta la última parte de mí dejándome vacía. Puede que después de un tiempo, cuando me canse de cavar mi tumba o haya terminado, te deje ir, aunque no prometo nada, ya sabes que no le tengo miedo al final pero odio la mentira y he vivido en ella demasiado tiempo perdida para encontrar rápido la salida.

Hubiese sido noble por tu parte haberme destruido del todo en lugar de dejarme en ruinas, porque la gente las admira pero si se acercan demasiado se raspan y las rocas llaman a saltarlas, hundiéndome más. Sólo porque quiero verte dejaría que volvieses para terminar lo que empezaste, mi combustión en cenizas o polvo de estrellas o como sea que ahora lo llamen, que lo tuyo nunca ha sido dejar las cosas a medias, excepto a mí. Y lo escribo para que conste. Tienes permiso para destruirme, matar los momentos que nunca llegaron y con suerte, liberarme.

La chica del pelo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora