complice

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Fue una noche larga llena de revelaciones desde la enfermedad de matth y su hermano, hasta las amenazas del padre de lápis y del por que había desaparecido, esa noche lograron entenderse un poco más, lo suficiente como para lograr convivir más a pesar de sus distintos deseos.

—bien... Si pretendes que te ayude a conquistarla, al menos deberias de pensar en su pareja y en tu prometido —matth se hizo el indignado por tal favor proveniente de la chica.

—pienso compensártelo, con algo que tu desees—al parecer la chica había cambiado un poco su actitud —¿que dices?.

Matthew solo vio a aquella chica decidida y se le ocurrio una gran idea. Inclino su cuerpo hacia la chica, recostandola de golpe en el sofá gris en el que se encontraban sentados, provocando que quedará encima de ella —¿estás segura que con lo que yo desee? —dijo con voz seductora.

Lápis solo recorrió su pierna de modo en el que su tobillo quedara en su entrepierna —si no te haces a un lado, Doblaré esta rodilla con tanta fuerza como me lo permita —dijo lápis regresandole la voz seductora.

Matthew se incorporó en su sitio rapidamente antes de que aquella chica cumpliera su palabra y lo dejara esteril por el resto de su vida, y obviamente, el era un joven que queria tener un hijo el cual heredara sus bienes y una hija que le diera cariño y alegría a su hogar.

—lo siento, solo era una broma— volteo su mirada al lado contrario del que se encontraba la chica.

Lápis solo lo veía triunfante, siempre lo tenía a su merced pero sabía que el realmente se merecía algo que valiera la pena, 1) por los años que paso enamorado de ella y pasarla buscando, 2) por que era la prometida más arrogante que tenía, 3) por todos los rechazos que obtuvo por su parte y 4) por ser la persona más gentil que pudo haber encontrado,  al menos en su mundo de mierda que tenia.

La chica se acerco un poco y le dió un ligero beso en la mejilla provocándole un sonrrojo instantaneo al chico que se encontraba a su lado —esto es por aguantarme —tomo el rostro del chico y le dio un beso en los labios mientras cerraba sus ojos con fuerza —y este es por ayudarme a estar con la persona que quiero —coloco su mano en sus labios y camino a la habitación interna del apartamento —no te emociones, no volvera a repetirse— cerro la puerta con fuerza dejando al chico atónito y con un sonrrojo máximo, sus orejas ardían, su rostro se derretía y su fuerza se le iba por una borda.

—no cabe duda que después de la tormenta, viene la calma —Matthew sonrio un poco, al menos algo bueno había salido de todo eso y por una vez en su vida había tenido un poco de lo que deseaba, aun sabiendo que no volvería a pasar, el era feliz con el pequeño regalo de la chica.

Por otro lado, la chica celeste se encontraba refunfuñando en su habitación por haber sido tan devil y haber hecho tal esfuerzo y rogando que Matthew no lo interpretará de otro modo pero al menos ese esfuerzo valdría la pena ya que si lograba volver a conquistar a la pequeña, su matrimonio podría ser anulado y ella podría huír con la chica que quiere y Matthew podría dar una excusa para anular el compromiso sin que su familia saliera afectada, todo iba saliendo de maravilla para ella.

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Después de esa tarde mágica para peridot, caminó directo a su casa en la cual se encontraba amatista esperándola afuera de ella. La casa no quedaba lejos de la playa, a decir verdad, se encontraba en las rocas de la playa, era realmente hermosa la vista que daba desde aquel lugar.

—por fin llegas— dijo amatista con un poco de disgusto.

—si bueno, tube cosas qie hacer antes de regresar a casa— peridot subio las escaleras para poder entrar a su casa —pero bueno, hace mucho que no venias a mi casa —abrio la puerta e hizo una señal para que pasara.

—no venia por que siempre ibas por mi al trabajo y me llevabas a mi casa —amatista caminó y entro a la casa —pero hoy no fuiste a mi trabajo, pensé que te habría pasado algo.

—dísculpame— peridot tomo su pequeña mochila que usaba de lado y la subió a su recamara, que prácticamente, podrías ver toda la parte de abajo desde ella, pues no tenia paredes, solo era su cama y sus muebles en alto —sabes que me la paso leyendo en la playa y se me llega a pasar el tiempo.

—supongo que llega a pasar —amatista subió a la recámara de peridot —así que lo dejaré pasar pero debes compensarme —amatista tomo de la cintura a peridot, le dió un beso a y metió su mano bajo su playera verde con un estampado de marcianito que tenia en la parte delantera.

—amatista —logro decir peridot entre ambos labios. Amatista no paro ni un segundo e intento desabrochar los pantalones marinos de la pequeña —no amatista, hoy no —aparto a la chica y se giro —estoy algo cansada —se enton en la parte inferior de la cama y comenzó a quitarse sus tenis negros.

—¿es por ella? —dijo sin más la alvina que se encontraba parada a un lado de la cama— ¿por eso no llegaste temprano a tu casa?

—¿al menos te estas escuchando?— peridot ni siquiera se inmutó en verla a la cara —¿cuándo dejaras de celarme por todo?, simplemente he llegado cansada, eso es todo —saco sus tenis de sus pies y se arrojo a la cama.

—sabés que tu solo me aceptaste para olvidarte de ella, pero no lo haz logrado, ¿cierto? —no obtuvo respuesta algúna —¡contesta! —se subio a la cama y sujetó a la chica de ambas manos—... porfavor... — un par de lagrimas calleron en las mejillas de peridot.

—lo siento... Nunca quise hacerte daño —peridot se levanto hasta quedar incada frente a ella sobre la cama y con sus manos, seco las lagrimas de la alvina —sabes que tenemos años de relación y siempre quise lo mejor para ti, y para estar bien todo el tiempo —envolvió en sus pequeños brazos a amatista— perdoname, es verdad, hoy... Hoy estuve con ella y no negaré el hecho de que aun siento cosas por ella.

Amatista aparto a la pequeña chica para quedar frente a frente.

—solo dime una cosa,  ¿alguna vez me quisiste como tu pareja? —amatista temia por aquella respuesta pero peridot no podía seguir mintiéndole, a ella y así misma.

—no amatista, siempre te quise como una gran amiga —peridot mostro una cara de remordimiento —intenté quererte más a ya de lo que te queria, pero no pude hacerlo —agacho la mirada —perdoname.

Peridot solo sintió como se movio la cama en señal de qie amatista se había levantado, el crujir de las escaleras anunciaban su alejamiento y el sonido de la puerta cerrandoce decia un adiós, un adiós que no tenía fecha de reencuentro, solo una partida.

Peridot acababa de perder a la persona que más la había apoyado durante años, la persona que le había dado su cariño y amor incondicional, la que siempre se quedo en todo momento, una persona muy especial y solo por el simple deseo de sacar un clavo con otro clavo.

Solo se recostó de forma fetal y lloró hasta que se quedo dormida, hasta que sus lágrimas inundaron sus sueños y su voz, desapareció con el sonido de las olas que venían de fuera.

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Aquí les tengo un capítulo más, espero actualizarles más de seguido.

Chica Celeste Pt2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora