Matthew había reservado una habitación en un hotel, el mejor de ese lugar, claro, el hubiera querido rentar una casa para estar más cómodos pero lápis se lo había prohibido así que solo le quedo obedecer.Llegaron al hotel y subieron hasta la ultima habitación, claro, Matthew no se iba a quedar con las ganas de al menos tener el mejor lugar en el hotel.
—entra— dijo Matthew abriendo la puerta.
—gracias —tan inexpresiva como siempre. Se dirigió a lo que era la habitación, ya que en el último piso era la mejor de todas, contaba con una sala, la grandiosa vista, una cantina (por que el vino jamas falta, obvio 7u7) y muchos mas privilegios.
Entro a la habitación, lo que temía, solo había una cama matrimonial —¿donde dormirás tu? —dijo mientras salia de esa habitación (dentro de la habitación, dentro de otra xD, ok no).
—¿por qué lo dices? —Matthew tenia en su mano un par de copas y un vino (yo no se de vinos).
—solo hay una cama —se quedo observándolo.
—así es, hemos venido juntos —se dirigía a ella pero lápis se separó de inmediato y camino a la sala.
—¿dormirás en el sofá? —lápis señalo el mencionado.
—¿en serio piensas dejarme ahí? —Matthew sonrió.
—¿por qué no lo haría? —fue lo ultimo que dijo antes de caminar a la habitación y pasar sin dirigir ni su mirada al contrario, solo se escucho la puerta cerrarse.
Matthew solo sonrió, <¿como se me pudo haber pasado su personalidad fría? > ahora sabía que no debía confiarse de nada aun si esa chica le mostrara el mejor gesto de alegría o empatía.
•••
Efectivamente, Matthew estaba en el sofá, para su mala suerte, aun si quisiera otra habitación, no había disponibles y para peor, era el único hotel en ese lugar así que no le quedaba de otra que quedarse ahí.
—Hey Matthew —lápis salió de la habitación. El mencionado se levanto rápido, era como si el tuviera aun una esperanza —ten, supongo que pasaras frío en el sofá –lanzo una cobija extra.
Matthew solo se quedo observando, había vuelto a caer aun si se había dicho que no volvería a pasar, se sentía un tonto.
—por cierto, mañana voy a salir temprano —dijo lápis antes de cerrar la puerta.
—Singh —suspiro, su sonrisa no se le quitaba, lápis era muy difícil de conquistar y eso lo hacia sentir bien.
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Al llegar la mañana, lápis ya estaba lista para salir, matthew aun se encontraba durmiendo —siempre luciendo como un príncipe— tomo una pequeña mochila y la puso en su espalda, su vestido azul llegaba hasta las rodillas y su chaqueta negra cubría el escote de su vestido, sus tenis negros iban con su estilo. El cabello de lápis había crecido un poco, ahora le llegaba hasta los codos, era un poco rizado y la hacía ver más femenina.
Bajo por el elevador, el primer lugar al que iría seria a la estética, necesitaba cortarse el cabello, así sería mas fácil de que la reconociera, o eso pensaba lápis, no se había puesto a recapacitar que eso no era lo importante, había otra cosa mucho mas importante que recibe el nombre de "herida" la cual, tal vez, aun no sanaba.
Camino por esas calles por donde solía caminar en ese poco tiempo que estuvo en ese lugar. Sin darse cuenta, había llegado a la antigua casa de peridot (si como no) ¿por qué antigua?, después de que lápis se fué, peridot había conseguido un empleo para poder cambiarse a una casa mas pequeña y que fuera menos peso para ella.
Lápis toco la puerta, nadie salio, toco por segunda vez y salio un joven de unos 27 años, cabello café y rizado, moreno, alto y tenia unas expansiones en ambos oídos.
—¿si? —su voz no era tan gruesa o varonil, era un poco ronca.
—um, ¿se encontrará peridot? —los nervios de pensar que ella estuviera y que viviera con un chico la consumían, eso y la emoción.
—¿hablas de la chica rubia? —lápis solo asintió— ella se fue hace tiempo.
Los ánimos de lápis habian bajado a 0, la rubia era la unica razon de que ella saliera de viaje con aquel que se hacía llamar su prometido.
—ya veo... —simplemente se dio la vuelta y siguio vagando por las calles recordando las veces que aquella chica la seguia y ella siempre la alejaba fingiendo un odio tan falso.
—¡hey! —se escucho una voz tras lápis.
Lápis giro por instinto y sintio como una pequeña se le avalanzaba para darle un abrazo lleno de felicidad. Su cabello celes, largo y ondulado se movia ligeramente por el moviento causado por la fuerza de tal abrazo. Sus ojos celeste igual se iluminaron, por la sorpresa y felicidad del momento.
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Perdón, esta corto pero algo es algo :"y, espero lo disfruten.