Tuve que quedarme ahí donde estaba unos segundos para calmar mi cuerpo, pues hubiese jurado que veía peligro en la mirada de Kentin prometiéndome problemas. Con cuidado despegué mi espalda de la pared del balcón y volvía a entrar al apartamento de Castiel, cerré la puerta con cuidado y vi como Nathaniel se acercaba a mí con cara de preocupación.
-¿Estas bien? Vi salir a Kentin con mala cara-me preguntó cuando me encontró, yo asentí con la cabeza mientras sonreía-¿Te hizo algo? ¿Quieres que nos vayamos?
-No, no me hizo nada-le dije con calma para demostrarle que yo estaba bien-Y aún no podemos irnos, acabamos de llegar, además... Tu hermana parece muy entretenida.
Nath se giró y vio como su hermana melliza coqueteaba con Castiel.
-No sé que le ve-masculló mientras me abría otra botella de cerveza-Desde el Instituto que está coladita por él y él sigue sin prestarle la más mínima atención.
-Quizás es ese rollo de chico malo lo que la atrae tanto-dije mientras disimulaba una risita-Y apuesto que es el mismo imán que tienes tú ahora con tu nuevo look.
-Pero tú me conoces, Annie. Yo no soy malo ni mucho menos-me respondió levantando una ceja y haciendo una mueca.
-Pero el resto del mundo no, y lamentablemente nos guiamos por las apariencias-le dije sonriendo-O me vas a negar que gracias a ese nuevo atuendo que tienes no te llueven proposiciones del sexo femenino.
Nath se quedó callado y se sonrojó intensamente.
-Pues... Sí...-reconoció-Ahora no hay vez que me tome asiento en la cafetería de la Universidad o en la Biblioteca que accidentalmente no me llegue un papelito con un número de teléfono anotado y un mensajito como "Hola, guapo, soy Fulanita, escríbeme".
No pude evitar reírme ante esa confesión de Nathaniel, el rubio me miró y se rio con el ceño fruncido.
-Vamos, vas a decirme que nunca le mandaste un mensajito así a alguna Fulanita-le dije con maldad.
-Pues...sí-reconoció mientras se pasaba la mano por el cuello en evidente signo de incomodidad-De hecho, lo sigo haciendo... Mis novias no duran más que un par de días...
Eso me impresionó en él. Menudo cambio había sufrido el Nathaniel que había conocido en el Instituto a este nuevo Nath, jamás se me hubiese ocurrido que el ex delegado se convertiría en un Don Juan de tener una chica nueva todos los fines de semana.
-Cambiando un poco el tema... Tengo una buena idea para que canalices tu dolor de una manera más saludable que llorar-me dijo con una sonrisa.
-¿Cuál es?-quise saber pues toda idea era bienvenida para poder tapiar el agujero que tenía en mi pecho.
-Lecciones de baile-respondió, levanté una ceja sin comprenderlo-Cuando fuimos a la discoteca con mi hermana vi que tu humor había mejorado, tenías ese brillo en los ojos que conozco desde el Instituto y se me ocurrió que, quizás, sea el remedio para tus males sea hacer una actividad física. A mí me funcionó con las Artes Marciales Mixtas con todo el asunto de mis padres, aunque no te imagino lanzando puñetazos y patadas circulares.
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Corazón de Melón con Limón (libro #2)
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