Me levanté temprano a la mañana con dolor de cabeza, estaba abrazada a Nath, que seguía dormido, y ambos estábamos completamente desnudos. Me agarré la cabeza y negué para mis adentros. "Soy una imbécil" pensé, lo había hecho con Nathaniel.
La noche anterior había sido una locura desbordada de pasión y sentimientos encontrados, los ojos ámbares de Nath no se habían separados de los míos y ninguno de los dos había emitido ni una sola palabra, pese a que nuestras gargantas dejaban salir gemidos sofocados y exclamaciones de placer todo el tiempo. Era como si el fuego se hubiese encontrado con la gasolina pues él me avivaba con cada movimiento de sus caderas y yo lo ponía aún más loco con cada gemido ahogado que dejaban escapar mis labios. Jamás se me hubiese ocurrido que alguien como el rubio tuviese tanta...fuerza...tanta locura oculta en su piel. No hizo falta decirnos ni una sola palabra pues nuestros labios y nuestra piel tenían una coordinación perfecta. Él sabía leer mis gestos como si fuese una de sus amadas novelas policíacas y yo podía saber dónde tocarlo con sólo observar sus labios... Kentin me había mentido. Nathaniel sí pudo hacerme sentir como él lo hacía conmigo, y ahora mi cabeza era un enjambre de dudas y sentimientos. Era como si tuviese un nudo en el cabello que no tenía idea de como desenredar y lo peor de todo era que...no sabía si quería desenredarlo o no.
Nathaniel dormía con una sonrisa en los labios y muy complacido. Seguramente extasiado de todo lo que había ocurrido anoche, suspiraba inmerso en un sueño placentero.
¿Qué debía hacer? Las cosas con Nath se habían salido de control. Estábamos en un punto donde ya no se podía volver a atrás y fingir que no sucedió nada, no quería avanzar más pero tampoco podía retroceder ¿Cómo reaccionaría él? ¡Cómo reaccionaría Kentin si se enterase de lo ocurrido? ¿Debía irme de la casa de Ámber y Nath? ¿Debía regresar al loft? ¿Vivir sola? ¿Qué demonios debía hacer? Empecé a recordar mentalmente todo lo que había pasado anoche y cómo me había sentido con mi amigo, ahora amante.
Kentin y Nathaniel tenían dos formas muy distintas de hacerlo. Kentin era una mezcla muy particular de lujuria y gentilidad, mezclando los más dulces besos con las palabras más cochinas que haya escuchado alguna vez. Nathaniel, en cambio era salvajismo puro, algo que me sorprendió mucho pues fuera de la habitación siempre había sido gentil y atento, servicial y serio, pero en la cama... Por Dios, en la cama todo de él me dejaba con la boca abierta, la forma de tomar mis manos, como me miraba, la fuerza y profundidad de sus besos... Aunque no estaba segura si eso era producto del momento o de verdad era así en cada relación que había tenido. Mi cabeza daba vueltas y mi corazón no sabía que hacer ¿ Y qué pasaría ahora con Kentin? ¿Se enfadaría? ¿No diría nada? Él también lo hizo con una chica que no era yo, no entendía porqué tanto alboroto por parte mía.
"Pero la situación era distinta" pensé "él posiblemente haya estado drogado y sin poder defenderse, yo en cambio lo hice consciente y con uno de sus mejores amigos, que por muy enojados y distanciados que estén el uno con el otro, seguían siendo amigos". La situación se nos fue de las manos, pensé que iba a poder refugiarme en Nathaniel sabiendo muy bien a la situación a la que me exponía pero evidentemente no supe jugar correctamente mis cartas. Me había dejado llevar por la pasión del momento, por el dolor de mi corazón al recordar a Kentin y por el éxtasis de lo nuevo.
Nathaniel se dio vuelta aún dormido y me abrazó. Mi corazón empezó a latir desbocado, su respiración era la más tranquila que podía haber y parecía estar soñando porque sonreía. Observé sus facciones detenidamente y sobre las suyas se materializaron las de Kentin, cerrñe los ojos afligida por no saber qué hacer. Mi pecho dolía de nuevo, pero esta vez no solo por Kentin sino también porque ahora Nathaniel golpeaba la puerta para entrar en él cuando Kentin aún no se había ido. No podían gustarme ambos chicos, no podía haber enamorado de ambos chicos...
¡¡Mierda, Annie!! ¡¿Qué hiciste?!
Me quedé quieta pensando hasta que Nathaniel se despertó, parecía haber dormido muy bien mientras que yo seguramente tenía unas ojeras terribles; sus ojos me observaron y sus dedos me acariciaron suavemente el rostro, me dio un beso en los labios y luego me abrazó contra su pecho.
-Buenos días, princesa-dijo en un susurro lleno de placer de sentirme nuevamente cerca suyo.
-Buenos días-susurré.
-¿Dormiste bien?-quiso saber sin dejar de acariciar mi espalda desnuda con sus finos pero fuertes dedos.
-Sí-mentí, no quería decirle todo lo que tenía en la cabeza en ese momento-¿Y tú?
-Como un bebé-su voz retumbó en mi cuerpo-¿Tienes hambre? Prepararé el desayuno.
Yo asentí con la cabeza, Nathaniel se separó de mí luego de darme otro beso en los labios y se sentó en el borde de la cama. Observé su espalda y vi unos arañazos brillando sobre su tersa y blanca piel, seguramente míos. Se puso de pie, su trasero bien formado, duro y musculoso, como una manzana suculenta lista para ser mordida fue lo primero que vieron mis ojos, me sonrojé pero seguí mirando aquella creación perfecta de Dios; buscó sus jeans y se los puso encima sin ropa interior, estiró los brazos sobre su cabeza y salió de la habitación dejándome sola con mis dudas.
Salí a caminar por el barrio mientras ponía en claro mi mente. Pese a ser temprano ya había gente en las calles caminando a sus perros, corriendo, haciendo ejercicios, niños jugando, gente yendo al trabajo, gente volviendo del trabajo... Llegué hasta un parque donde había una pareja de jóvenes enamorados... Los miré con la mirada triste y las imágenes se superponían... Kentin y yo... Nathaniel y yo... Kentin y yo... Nath y yo...
Empecé a recordar todo lo que había vivido con ellos dos, los momentos graciosos, los tristes...cuando Kentin me tiró al agua en las vacaciones de verano, cuando fui a cuidar de esos gatitos abandonados con Nathaniel, cómo Kentin había sido herido en su fiesta y cómo Nathaniel se había preocupado por mí y por él.
¿Qué iba a hacer? Ya habían pasado seis meses desde que había visto esas fotos de Kentin y él aún no había encontrado pruebas ¿Será porque no las había o porque no las encontró todavía? ¿Cuánto tiempo tenía que seguir tejiendo, como Penélope, a la vuelta de Odiseo? La diferencia abismal era que Penélope se había mantenido casta hasta que regresó su esposo, yo en cambio... Sacudí la cabeza de lado a lado, pobre Penélope... Mientras ella tejía como araña el desgraciado de Odiseo vaya a saber una donde estaba... Además, la historia era distinta en este caso... Y además no estaba casada... ¡Y ni siquiera se sabía si Penélope y Odiseo habían sido personas de verdad! Seguramente eso lo había Homero para enseñarle a las mujeres griegas lo que una "esposa virtuosa" debía hacer cuando el marido se ausentaba en la casa.
Pero lo que sí era cierto y no era ningún mito, pero sí una trgedia griega, era mi corazón partido a la mitad por Kentin y por Nathaniel, no podía pretender a ambos muchachos y ninguno de los dos se merecía que ame a los dos, debía tomar una decisión... O Nath, O Kentin... O nadie.
Finalmente decidí que si Kentin no me traía la verdad para finales de Octubre, le daría la oportunidad a Nathaniel. Miré el calendario, estábamos a comienzos de Septiembre.
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Corazón de Melón con Limón (libro #2)
RomantizmPasate por la playlist del fanfic en Spotify y escuchá toda la música que seleccioné especialmente para mi obra! https://open.spotify.com/playlist/6JQj0i4uwbPZsAz5mYhSDm?si=6fd00dfb3ee8445d REEDICIÓN 2020: Esta historia ha sido reeditada a fin de co...