Capítulo 52. Corazonadas

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Final 1/2

Eiren:

Abro los párpados con lentitud, con somnolencia, sintiendo mi cuerpo pesado por las escasas horas de descanso que he tomado. Observo el techo del dormitorio mientras uno las manos sobre mi abdomen y respiro, llenándome del aire frio de la madrugada, de aquella helada ventisca que se adentra por el ventanal de mi cuarto. Muevo mi rostro hacia un lado y diviso la luna llena, la cual se encarga de dejar colores tenues en la vecindad. Bajo la vista y atisbo a Leia, quien se halla en los brazos de Morfeo.

Decido sentarme sobre el colchón de la cama con cuidado, no quiero despertar a mi mejor amiga. Me levanto con sigilo y tomo el celular de la mesita de noche para divisar el mensaje que me llegó y el cual me despertó.

Jarel; 5:30.

'¿despierta?'

Le respondo rápidamente que sí, sintiendo la emoción comenzar a resurgir en mi sistema. Desde que me ofreció acompañarlo hacia aquel sitio donde solo los seres como el conocen, he tenido ansias. Quiero deambular por esos lares, rodearme de aquel lúgubre ambiente, perder mi visión por ese tétrico pero hermoso lago que hace contraste con aquella cabaña. Dicho paisaje encaja con mis sentimientos, con los pensamientos que abruman mi mente, con cada parte de mí. Siento que encajo de alguna manera con ese lugar, ahí no tengo que fingir sonrisas, sentir que estoy bien cuando en realidad no lo estoy.

Salgo de la habitación sintiendo mi pecho arder, escocer porque mis ensoñaciones siempre terminan dirigiéndose al mismo hoyo de siempre, hacia aquel hueco renegrido al que caigo una y otra vez sin descanso. Sin aquel bálsamo aplicado por Jarel me siento ida, perdida, sofocada por tantos recuerdos. Mis sentimientos cambian drástica y continuamente, siento que enloquezco porque la estabilidad emocional ya no es parte de mí.

Sacudo la cabeza en un vano intento de apartar toda clase de pensamiento fatalista de mi mente y bajo con morosidad las escaleras. La madera rechina levemente bajo mi pisar, poso mi mano sobre el barandal y percibo la cantidad de polvo que hay... Elissa siempre me mandaba a limpiar con un trapo la barandilla y recuerdo que me irritaba hacerlo todos los días. Me lleno de melancolía porque esos tiempos no volverán, quedaron atrás y solo permanecen en mi mente como un recordatorio agridulce. Exhalo paulatinamente...

Suspirar tiene tanto significado a estas alturas.

Me estremezco al ver la oscuridad de la sala y la cocina, me apresuro en terminar de bajar y encender las luces. Estar a oscuras y sola no es algo que aprecie últimamente, la zozobra que percibo es alucinante. Eris se percata de mi presencia y ladra antes de correr y desplazarse entre mis piernas. Acaricio su cabeza con ternura y me aproximo hacia el baño de la primera planta, utilizar el de arriba no me hace bien. Al llegar cepillo mis dientes y me observo, ¿Cuándo permití que luciera sin vitalidad, fuerza o emoción? No reconozco a la persona que aparece en el espejo.

Oprimo mis párpados cuando mi atención se intentaba enfocar en la cicatriz de mi mejilla. Me agarro del lavamanos y quedo cabizbaja al sentir como mi pecho se oprime tortuosamente. Aprieto mis labios al sentirlos temblar, mis dientes castañetean y maldigo cuando diversos flashes de aquel día en la universidad aparecen en mi mente como un pequeño suplicio. Me alejo del lavabo y me desvisto para darme una ducha rápida donde podré apreciar por centésima vez la cantidad de cicatrices que he adquirido con el pasar de los años.

Termino de ducharme y subo hacia mi habitación para vestirme. Con cuidado tomo uno de mis vestidos favoritos, es negro con margaritas esparcidas en la tela de forma sutil, me calzo con unos zapatillas y para variar, opto por colocarme un bonito collar con un dije en forma de hoja. Dejo mi cabello suelto porque de alguna manera me esfuerzo en ocultar un poco la marca en mi rostro.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora