CAPÍTULO 06

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06. Besos efusivos

Keitan sacude su mano a centímetros de mi rostro al querer despabilarme. Me encontraba tan sumida en mis pensamientos que por unos minutos el exterior y los sonidos que hay en el dejaron de importarme. Lo observo y sonrío con apeno, no sé qué contestarle y por la mueca que ejerce en su físico sé que el tema en cuestión le interesaba.

—Disculpa, ya sabes como soy, suelo perderme con facilidad —comento, ruborizándome al sentir sus luceros color miel escanearme con profundidad.

Muerde su labio interior involuntariamente y asiente.

—Preguntaba si pensaste en lo que te pregunté hace tres días, sobre la cena con mis padres —responde ansioso.

Antes de afirmarlo, lo pienso un poco. Supongo que con el tiempo he aprendido a no fiarme con rapidez de las personas, además, el hermano de Jarel desprende esa aura densa y llena de tensión que logra disgustarme.

Recapitulo en mi raciocinio los acontecimientos que han transcurrido en estas dos semanas luego de que el chico de ojos grisáceos entrara a mi habitación y me despertara de aquella pesadilla que me consumía. Recuerdo cuando, al escucharlo hablar, una sensación de alivio me invadió, mi alma se purificó y al irse pude dormir como una bebé. Esa noche, en mis sueños disfrutaba de la vida, una sin problemas o dolores de cabeza. Sé que suena una locura, algo insólito y poco creíble, pero... Él tuvo que ver con esa calma que me llegó.

Posteriormente, rememoro la oración que salió de sus cuerdas vocales, esa que sentenció un juramento para mí.

Él me ayudaría...

O eso era lo que pensaba cuando me lo garantizó porque en el tiempo que esperaba su caridad, recibí todo lo contrario y ahora riño conmigo misma al darme cuenta lo estúpida e ingenua que fui.

¿Por qué esperarme un trato maravilloso cuando, en todo el tiempo que llevo conociéndolo lo único que ha traído a mi vida es dolor?

Siquiera le agrado y lo confirmo al ver la mueca que instala en sus labios cada vez que me divisa, para él solo soy una mugre ubicada en su camino. Es por eso que no me fío en Keitan, temo que detrás de esa hermosa personalidad esté un monstruo.

—Si iré —no titubeo al hablar y es que las intenciones que traigo no son del todo honestas. En mis adentros, solo quiero descubrir cómo es su entorno, cómo es el ambiente en el que habita para analizar y entender la forma de ser que Jarel posee — ¿Será formal? —cuestiono, viendo sobre su hombro y de este modo toparme con su hermano menor, aquel que se localiza al final de la estancia.

Una soledad deprimente y cínica lo abunda y permite que la imagen que brinde sea terrorífica. En la mesa donde está no hay otro allegado a excepción de un moreno que se divisa a su lado entretenido con su teléfono celular.

— ¿Él es familiar de ustedes? —Suelto la pregunta que me carcome.

Kei se voltea y sabe a quién me refiero. El de ojos grises es tan solitario que me extraña que un sujeto se acerque a él por voluntad propia.

—No —titubea extrañado, de seguro no se esperaba mi pregunta —es su único amigo —emite algo dudoso y hay algo en su tono que no me deja creerle. Alejo la vista de Jarel y la plasmo en Keitan —Se llama Audel —anuncia.

— ¡Janit! —Escucho la voz de Leia llamarme a mis espaldas —necesito hablar contigo urgentemente —avisa, tomándome del antebrazo y jalándome para que la acompañe a uno de los cubículos del baño después de hacerle un ademán a modo de disculpa al nuevo crush de mi amiga.

—Hey, deja de hacer eso —mascullo, sobándome la zona afectada por su brusco agarre — ¿A qué se debe esta reunión? —Alzo una ceja y me siento sobre la tapa del inodoro. Ella sube y baja la punta de su pie izquierdo sobre el piso, está desesperada y eso me da gracia —cualquiera pensaría que somos lesbianas —digo jocosa.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora