CAPÍTULO 05

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05. Decepción

Los ojos verdosos de Cassandra persiguen cada uno de mis gestos, como si de repente, uno de ellos le respondería sus dudas.

Me he rehusado a hablar y no precisamente para amargarle el rato. La verdadera razón es que cuando voy a emitir una oración, las palabras se estancan en mi garganta y forman un nudo lleno de molestia, inclusive, pasar saliva es todo un reto.

Suspira con cansancio, desplazando sus manos por su larga melena castaña.

—Eiren, por favor, hace tiempo que no nos hemos visto y necesito que converses un poco. Se me es obligatorio saber si ha pasado algo más en aquellos sueños, puedo ayudarte como ya he dicho, pero para ello tienes que cooperar —expresa, posando sus palmas sobre el escritorio. Ladeo la cabeza y busco el por qué se me es tan complicado desahogarme con ella, siempre he pensado que las personas que ejercen esta profesión tienen que inspirar tranquilidad y confianza; sin embargo, eso no sucede con Cassandra —es por ello que pregunto de nuevo, ¿Qué has visto en esas pesadillas? ¿Has entrado en otro trance? —interroga, sacándome de mis ensoñaciones.

Cierro mis párpados con fuerza e inhalo y exhalo antes de contestar, mientras más rápido hable, más rápido terminará esta sesión. Es por ello que la observo nuevamente y contesto sin titubeos.

—sí.

Asiente y agradece en silencio.

—cuéntame, ¿Qué se le han agregado? —cuestiona, tomando su libreta forrada de foami y un bolígrafo negro.

—a mis pesadillas se le han añadido algunas oraciones, son inconclusas y me cuesta entenderlas. Esas transcurren a medida que todo se mueve y el lugar se transforma en negro con colores tenues —comunico, cohibiéndome y encogiéndome de hombros.

Al cerrar los párpados esos videos acontecen de nuevo, estremeciéndome al oír aquellos gritos de dolor y agonía. Lo que lo hace peor es saber que hay una posibilidad de que esos acontecimientos sean parte de mi memoria extraviada.

— ¿Qué escuchas? ¿Son palabras tuyas o de otra persona? —pregunta con cierta rigidez.

—cuando despierto se lo que percibí, pero a medida que pasa el día se me va olvidando —respondo en un hilo de voz.

Quedo cabizbaja y diviso mi vestido de tirantes color crema con un rastro de flores al finalizar. Es muy bonito y tenía tiempo que no me lo ponía, está en mi cuerpo ahora porque mi madre casi me lo pone por sí sola.

—Continúa —me anima y yo la maldigo mentalmente.

Quería distraerme pensando en cualquier estupidez, en este caso, mi vestimenta. Una clase de incomodidad se ha alojado en mi sistema y no quiere huir, ha convertido mi ser en su lugar de confort y eso resulta desagradable.

—escuché un "no la dejes caer" —notifico —pero, luego dicen "suéltala". Cosas inconexas como esas son las que aparecen, no logro captar lo que sucede.

Ella escribe en su cuaderno cuando subo la mirada.

—tranquila, no debes preocuparte, debes darte cuenta que a medida del tiempo progresarás. Antes no recordabas algo y ahora has avanzado, eso es muy bueno. Felicidades —dice con una sonrisa en sus labios. Asiento de acuerdo — ¿Hay algo más?

—sí. No es una sola persona la que se nota, son dos. Específicamente un hombre y una mujer —declaro con desdén.

Sus ojos se abren más de la normal y las cejas se elevan con impresión.

— ¿Un hombre y una mujer? ¿Has oído alguna vez el tono de su hablar?

—No —el desánimo es evidente al balbucear —sé qué sexos son, pero no llego más allá. Sus voces son entrecortadas y débiles, casi susurros.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora