CAPÍTULO 04

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04. Tiene posesiones, demonios

Escapo de casa con rapidez.

Lo que menos deseo es ser pillada por mi madre, puede tener el sueño muy liviano de vez en cuando. Elea yace durmiendo con ella luego de llorar hasta caer en la inconsciencia. Es una niña pequeña y le resulta más abrumador ver como sus padres discuten como si fueran un par de desconocidos.

En mi pecho todavía se incrustan esas puntadas de dolor, decepción y confusión al verlos herirse verbalmente. Papá jamás ha demostrado tener el papel de un padre grosero e irritante y mamá del mismo modo, nunca ha dejado de ser una persona serena y pacífica. Algunas veces han discutido, pero no como esta vez.

Me decepciona que su modo de remediar las cosas sea causando una polémica.

Me aferro más al suéter de lana, este no es lo suficientemente grueso para evitar que el frío cale mis huesos. El que usualmente llevo a clases se encuentra secándose en las cuerdas para tender ropa y no tuve más remedio que usar la segunda opción.

Justo ahora soy un manojo de nervios, un individuo que en una ocasión poseía coraje y dicha emoción se convirtió en pura cobardía. No sé qué pensaba a la hora de tomar la decisión de salir de casa y perseguir a aquel hombre que se introdujo en el patio trasero del hogar de la señora Susan. Supongo que la idea de que las hiera me anima a ayudar.

<<No puedo ser más tonta, siquiera tengo un arma con la cual me pueda defender>> me reprocho, casi abofeteándome mentalmente.

Deambulo por el garaje cuidadosamente, temo trastabillar o pisar las hojas secas y que estas le avisen a esa persona que alguien le sigue con intenciones de averiguar que trama. Por este lugar, la oscuridad reina y torna el ambiente pesado, eso me llena aún más de temor e incita que las piernas me tiemblen como un par de espaguetis.

Diviso en una de las ventanas como una luz trémula y débil ilumina la sala. Por lo que veo, Anne duerme plácidamente en el mueble de dos piezas sin inmutarse con que las cortinas de los ventanales están de par en par. Aquel brillo realza colores tenues en el jardín, agradezco que eso ayude mi trabajo de no tropezar con algún obstáculo.

Me aproximo a la parte de atrás con cautela, convirtiéndome en una persona concienzuda, atenta a mi entorno, viendo si hay un movimiento anormal que indique el paradero de aquel individuo. Escucho un sonido de alerta y me escondo detrás de unos arbustos como si mi vida dependiera de eso y ahorita pensándolo, es literal.

Oigo como mi corazón late entre mis costillas, cosechando un severo dolor. Santo dios, qué susto. Los dientes me castañean y la envoltura de mi alma se halla erizada.

Aparto algunas ramas y las verdosas hojas para divisar lo que esté a mi alcance. Mi cavidad bucal se seca al percibir como alguien se sienta en el marco de la ventana del cuarto de Susan. El responsable de este embrollo escanea su alrededor, vigilando todo lo que entra en su campo de visión. Suelto los palos y me oculto nuevamente. Tapo mi boca con la palma de mis manos y retengo los miles jadeos que quieren salir.

¿Qué hace él aquí?

Jarel...

Inhalo y exhalo, quedando más desorientada y descolocada que cuando lo vi andar por la residencia. ¿Acaso está en todos lados? Primero en la parada de autobús, luego en la universidad y tercero, cerca de mi hogar. No puedo permitir que me vea, sabrá que habito por aquí y quién sabe qué cosas rondaran por su mente.

Vuelvo a ver a través de la mata y lo localizo viendo fijamente al interior del cuarto, está tan concentrado en lo que hace que me pregunto qué observa con tanto afán, ¿estará la mujer desnuda, en ropa interior o algo por el estilo? Es lo que me puedo preguntar que acierte con un chico.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora