Capítulo 53. Sus verdaderas intenciones

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El epílogo es muy importante, lo publicaré pronto

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El epílogo es muy importante, lo publicaré pronto.

Final 2/2

Eiren:

Me mantengo en silencio, sintiendo como mi respiración se desboca y la desesperación arremete contra mi pecho. La mano que sostiene el teléfono contra mi oreja temblequea, yace sudorosa y sin las fuerzas requeridas para mantener el dispositivo con firmeza. Estoy atónita, estupefacta. ¿Es así de fácil para ellos acabar con la vida de los demás? Es tan aterrador.

-Estoy escondida, tengo miedo -comenta agitada, entre sollozos que intentan ser retenidos -estoy detrás de un arbusto, temo que él se dé cuenta que observé todo. -Ahoga un jadeo y no puedo imaginarme el pavor que debe estar resguardando.

- ¿Cómo es posible? -Pregunto conmocionada, intentando entender que el hermano de Jarel está muerto - ¡tienes que esperar que Audel se vaya para que puedas irte! -le exclamo porque me atemoriza la idea de que pueda sucederle algo.

Observo a Jarel y quedo perpleja al verlo tranquilo, él sabe lo que sucede, no hace falta que le notifique lo que acaba de ocurrirle a su hermano porque está en mi mente y lo entiende. Sus facciones están sosegadas, no hay algo que lo altere. Su flojedad es alarmante. Continua conduciendo con simplicidad, sin reflejar alguna mueca que manifieste disgusto.

-No le hará daño -informa el chico a mi costado cuando ya estoy entrando en pánico. Escuchar a mí mejor amiga sollozar y no poder ayudarla es terrible -ya tuvo que haberla escuchado y si no la ha herido ahora, no lo hará después -manifiesta y sonríe al verme -tranquila.

- ¿Eiren? ¿Estás ahí? -me llama Leia, despertándome de la estupefacción.

-S-si -tartajeo. Mis ojos se cristalizan porque esto es de otro mundo -cálmate, quédate ahí hasta que se vaya y puedas irte -le aconsejo pero no escucho respuesta de su parte - ¿Leia? -Me extraña que no conteste. Observo la pantalla de mi teléfono y me percato que la llamada se ha caído -necesito volver, necesito estar con ella. -Me altero y hablo con acelero - ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?! ¡Es tu hermano! ¡Es Keitan! -vocifero, sin importarme que la persona con la que trato no sea pacífica y sepa llevar estos reclamos.

-Si no era él, era yo -se justifica.

- ¿Qué? -cuestiono sintiéndome perdida. Entreabro mis labios porque ahora eso tiene sentido - ¿lo sabías?

-mi padre acabó con el suyo, era de esperarse, ¿no lo crees? -Alza sus cejas y me atisba con obviedad -ella estará bien.

-Yo no puedo estar tranquila con esto, no soy como tú -replico, asfixiándome por la cantidad de pensamientos fatalistas que reúno.

Me lleno de congoja, me siento afligida porque no quiero permanecer a este mundo, no puedo continuar mi vida pasando por baches que alteran mi plenitud. Pensar que a mi mejor amiga, prácticamente una hermana, le puede pasar algo me hace sentir morir. La angustia en mi pecho no desciende, se mantiene ahí, constante, haciéndome perder la cordura.

Indagando su oscuridad✔. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora