No acepté este trabajo para ver cómo te lastiman, cómo te manosean, cómo te desprecian. No acepté ser tu guardaespaldas para ver cómo te humillan frente a mi. Tampoco para ver cómo suplicas por tu libertad. Lo acepté porque no tuve otra opción y porque, al final de todo, terminé amándote con locura. No quiero atarte a mi, quiero ser tuyo...
- - - - - - -- - -
Graduado de la academia militar con excelentes calificaciones, el mejor francotirador, el soldado más resistente y astuto que uno pudiera querer en sus tropas, aquel dispuesto a poner su vida por delante para sacrificarse a quien sirve. El hombre más inteligente en finanzas, economía y ciencias políticas. Con excelentes recomendaciones por sus superiores, en especial por el General de la tropa terrestre y aérea. Y lo más importante, un soldado capaz de cumplir a raja tabla su deber como guardaespaldas. Ese sería su principal desempeño.
Una currícula magnifica e impecable, sin ningún talento desperdiciado, el que decida tomarlo será afortunado. Hubiera sido el perfecto guardaespaldas para el señor Uchiha Sasuke, quien necesitaba un escolta personal debido a su reputación como líder de una de las familias más poderosas de Japón, sin embargo la vida tuvo que encargarse de llevárselo al otro mundo. Y dejar a su primogénita sin que nadie la ampare, sola y con una responsabilidad aún mayor, ser la heredera de la fortuna Uchiha. ¿Cómo sería una líder si siquiera le daban la oportunidad? Su madre estaba llorando sin consuelo en el velorio de su esposo, lamentándose en saber si su hija podría soportar semejante deber, ¿lo haría? No dudaba de sus capacidades. Ella era inteligente, talentosa, sabía defenderse, solo que era mujer. La única desgracia.
Boruto Uzumaki, el militar que fue entrenado para liderar las tropas del ejército y ser el próximo general, perdió toda chance de subir aquel último escalón. En su lugar fue encomendado a otra tarea más específica. Su superior, el actual General de las tropas, Uchiha Obito lo había citado para su nuevo trabajo. Se suponía que iba a ser ascendido a General porque Obito se retiraría de las fuerzas armadas, al parecer eso no pasaría y no tardaría en enterarse.
El rubio ajustó sus botas, acomodó su uniforme, se colocó la capa que indicaba su rango y enfiló por los pasillos. A su corta edad, con veintitrés años cumplidos, había logrado lo que muchos no pudieron. Ascender tan rápido. Quizá tuvo la suerte de nacer en una familia donde le inculcaron valores, enseñanzas y su casa estaba repleta de libros por todos lados, le decían que tenía habilidad para aprender cualquier cosa sin problemas. Era un genio, así le llamaban. Boruto hizo caso omiso a todo aquello, lo que le importaba era que lo asumieran como General, lo demás podía variar. Por el estricto entrenamiento se volvió un hombre maduro para juventud, muchos decían que se había perdido en el pasado, que sus ojos azules ya no brillaban como antes. Pues sus ojos habían cambiado a uno de ambición. De la buena. Sus botas rechinaron frente a la puerta de la oficina de su General, al tocar la puerta, el hombre le concedió el permiso.
—Con permiso, General..
—Uzumaki...—dijo y lo saludó estrechando sus manos—. Sé que íbamos a ascenderte a General con mi jubilación, pero tengo mejores noticias para ti, un lugar más prestigioso que ser el comandante...
Su expresión seria, le hizo creer que no le interesaba lo que le decía, sin embargo en el fondo no entendía qué intentaba decirle. Levantó una ceja. Su enorme cicatriz en su ojo izquierdo lucía intacta como el día en que lo recibió. Obito nunca supo por qué tenía esa cicatriz, porque cuando ingresó al ejército ya lo tenía, era uno de sus misterios. Le decían el rubio de la cicatriz y el que armaba todos los quilombos en el campamento. Ahora su apodo ya no era el hazme reír, más bien, era uno de lo más respetados. Incluso por sus superiores. Nadie se animaba a contradecirle.
ESTÁS LEYENDO
Quiero Ser Tuyo (Borusara)
Fanfiction«No acepté este trabajo para ver cómo te lastiman, cómo te manosean, cómo te desprecian. No acepté ser tu guardaespaldas para ver cómo te humillan frente a mi. Tampoco para ver cómo suplicas por tu libertad. Lo acepté porque no tuve otra opción y po...