Parte Siete : Cicatriz

1.7K 105 68
                                    


Los meses que habían pasado desde que comenzó su matrimonio, le parecían eterno, era como si hubiera estado casada durante años. ¿Lo había sido? De alguna manera extrañaba su libertad. Se sentía encarcelada en su propia casa. No podía hablar cuando quisiera y solo lo hacía cuando Boruto estaba con ella. Desde que se había declarado hace unos días, no dejaba de pensar en serle infiel a su esposo, ¿qué tan malo podría ser? Fingía que su relación seguía normal, pero se daba cuenta que era imposible, sabía de sus sentimientos y era inevitable no sonrojarse cuando hacían contacto o escuchaba su voz. Su preocupación extrema hacia ella le hacía sentirse especial. ¿Lo era? Sí para él. Y eso le agradaba. Le curaba el alma saber que era especial para alguien y más si era su guardaespaldas. Sus sospechas habían sido ciertas.

Los rayos del sol traslucieron por la cortina de su habitación y cayeron sobre su rostro logrando despertarla. Abrió los ojos con dificultad y al girar el cuerpo hacia Taiyou, comprobó que no estaba en la cama, ¿ya se había despertado? Probablemente. Revisó su teléfono celular, ya eran más de las ocho de la mañana, se levantó y se sentó sobre la orilla de la cama. Sintió que su cuerpo le ardía. Recordaba que anoche había tenido sexo salvaje con Taiyou y encima la había golpeado. Maldijo para sus adentros. ¿Hasta cuándo sufriría? Se sujetó de sus brazos y se vistió con ropas cómodas. Acomodó sus cabellos y maquilló sus heridas con polvo. Soltó un fuerte suspiro y salió de sus aposentos para desayunar.

Giró el picaporte con la cabeza dándole vueltas y al abrirla, cruzó miradas con sus ojos azulinos, un pequeño rubor se tiñó en sus mejillas. Siempre supo que era un hombre guapo, y ahora que sabía de sus sentimientos, observaba sus facciones más que antes. Desvió la mirada tímida y lo saludó distraída:

-Buen día, Boruto-siguió de largo estirando sus brazos.

-Buen día, señorita Sarada-asintió e inclinó su cabeza para seguirla.

Bajaron las escaleras como de costumbre y caminaron por los extensos pasillos vacíos hasta el gran comedor. Las sirvientas la recibieron y se percató que estaba sola después de mucho tiempo. Ni siquiera su madre estaba en el comedor. Eso la extrañó. ¿Adónde habría ido Taiyou? Miró de reojo a su guardaespaldas y este no tardó en responder:

-Taiyou me dijo que tuvo una reunión importante con los Hyuuga. Dijo que no volvería hasta la noche-dejó escapar una leve sonrisa.

¿Taiyou no estaría durante todo el día? Era la mejor noticia que recibía en meses. Una sonrisa se dibujó en su rostro, ¿cómo no hacerlo? Odiaba a ese hombre y lo quería lejos de su vida, de su vida cotidiana, merecía ser amada por alguien como Boruto. Alguien que la cuidara y fuera detallado con ella. Miró de soslayo al rubio y soltó una leve risita.

-Eso quiere decir que podemos pasar tiempo solos.

Boruto la miró perplejo, ¿pasar tiempo a solas? El solo hecho de imaginar a qué se refería sus mejillas se tornaron rojas. Sacudió su cabeza. Confundía los tantos, Sarada se refería a que podían dedicar el día a hacer ocio, como por ejemplo pintar, leer y conversar de cualquier cosa, acompañándola. Le devolvió una débil sonrisa cargada de afecto.

-Así es, señorita.

-Entonces será nuestro día-repuso contenta-. Anota eso, Boruto. Hoy quiero conocerte más...

Otra vez lo dejó aturdido. Ya lo estaba asustando, ¿a qué se refería? Acomodó sus ropajes y sujetó su colgante en señal de nervios. Desvió la mirada sonrojado.

-No entiendo, ¿qué intenta decirme, señorita?

-Boruto, ¿es que estás lento?-dijo con un ademán y mordió una de las medialunas-. Pasaremos tiempo a solas. ¿No lo recuerdas? Te me declaraste el otro día y quiero...-bajó la mirada-. Me gustaría conocerte un poco más. No sé casi nada de ti. Quiero saber qué tipo de hombre es el que está enamorado de mi.

Quiero Ser Tuyo (Borusara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora