Quiero Ser Tuyo (Borusara)

Epílogo: El hijo del General

Boruto estaba preocupado por los recientes síntomas de cansancio de su esposa. En especial porque haciendo retroceso hacia dos semanas atrás, recordó que tuvieron sexo sin protección. Caminaba por la sala de su oficina, sin poder asimilar el mensaje, lo estaba confirmando justo en ese preciso momento. Se sujetó la sien con los nervios a flor de piel. Lo leyó varias veces más, el mensaje no cambiaría su resultado, solo rogaba que Sarada fuera bastante fuerte. Ni bien confirmó sus síntomas, le envió un mensaje de texto diciéndole que estaba embarazada por segunda vez, ¿cómo? La respuesta era sencilla.

Terminó sus reuniones en el ejército y fue volando de regreso a su casa. No podía con la noticia. Estaba contento de que iban a ser padres por segunda vez, pero su salud era prioridad, tendrían que hacerle un control diario y evitar que el bebé nazca prematuro. No iba a permitir otro sufrimiento en el parto. El médico ya le había dicho que su vientre no servía para poder mantener un embarazo mucho tiempo. Tragó saliva.

-Maldición, Boruto. Eres un idiota.

Estacionó el jeep en el garaje correspondiente, colocó el seguro y se bajó casi a las corridas, Hikaru lo recibió en la puerta y lo alzó en brazos, le sonrió. Al parecer su hijo ya estaba enterado de la noticia, porque parecía más entusiasmado de lo que imaginó.

-No puedo creer que tendré un hermanito.

-¿Estás feliz, Hikaru?-él asintió con orgullo-. Porque tendremos que cuidar a mamá hasta que nazca, ¿te parece?

-¡De acuerdo!

Entraron a la residencia Uchiha, las sirvientas fueron las primeras en recibirlos, a pesar de que su economía no era la mejor, Boruto hacía lo que podía para no despedirlas. ¿Por qué lo haría? Ellas casi eran como parte de la familia. Las saludó con una sonrisa y corrió hasta la sala donde descansaba el hermoso piano de cola y en el diván, se encontraba sentada Sarada, leyendo un libro, muy concentrada. Al escuchar los pasos apresurados del rubio y detenerse frente a ella, se sobresaltó del susto, ¿hasta cuándo le daría esos sustos?

-¡Boruto...! ¿Qué demonios...?

-¡Sarada...!-dijo sin aliento y sujetó ambas manos, se arrodilló a su lado, con una expresión de espanto-. ¿Es verdad que estás embarazada?

Sarada revoloteó los ojos. Se soltó, acarició sus mejillas y le dio un cálido beso en sus labios, le sonrió emocionada.

-Sí, estoy embarazada-su mirada lo decía todo, estaba preocupado-. Boruto, cálmate. Recién vino el médico a verme. Me dijo que podemos hacer una cesaria en caso de que debamos hacer un parto prematuro.

-¿No es peligroso...?-titubeó.

-No me pasará nada-sonrió y volvió a besarlo. Entonces recordó y le entregó un folleto-. Por cierto, estuve pensando en la idea de empezar a estudiar en la universidad. Sé que soy algo grande, eso no importa, quiero una entrada de dinero y ser maestra de dibujo me servirá. ¿Qué piensas?

Boruto parpadeó confundido. ¿Cómo estaba tan calmada? Hizo una mueca de gracia y soltó una leve risita tentado. Sarada no entendió su gesto, hasta que la rodeó por la cintura y besó su vientre con afecto, de verdad ya amaba a ese niño antes de nacer.

-Ya estoy ansioso para que nazcas.

A los pocos meses averiguaron que el género del bebé era niña, por lo que enseguida pensaron en su nombre, al fin de cuentas decidieron ponerle Akane Uchiha. Hikaru deseaba haber tenido un varón, aún así estaba conforme con ello. Akane nació a los siete meses y medio, incluso un poco más que Hikaru, nació prematura; con un parto complicado. No tanto como el primero, pues tuvieron que hacerle cesaria enseguida. Lo más difícil fue la lactancia, porque Sarada no lograba amamantarla y tuvieron que suministrarle leche artificial. Sarada comenzó sus estudios cuando la pequeña ya tenía dos meses de nacida, porque los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y necesitaba ese título.