Sarada vio cómo el cuerpo de su esposo se desplomó hacia adelante, de rodillas, sin fuerzas. Podía seguir luchando si quería, no era que iba a morirse ni nada, solo que la herida no lo dejaba actuar como debía. Boruto sintió el ardor, contuvo la rabia y el dolor, y al caer apoyándose con sus manos, la herida de Taiyou se abrió aún más. No iba a poder seguir en ese estado, lo tenía claro, pero no dejaría que toquen a su familia. Su vista se nubló enseguida. ¿Cómo no? Había perdido demasiada sangre. Taiyou se carcajeó desde el otro lado. La pelinegra volteó hacia su ex esposo, no iba a salir ileso de este lugar, soltó un fuerte alarido y se arrodilló sobre Boruto, lo rodeó por los hombros y lo hincó sobre ella.
-Boruto, por favor....no te vayas, quédate conmigo-rogó en lágrimas.
Hikaru se acomodó a su lado, con lágrimas en los ojos y apunto de llorar de la desesperación. Boruto soltó un quejido al ver que su herida se abría.
-Sarada, debemos salir de aquí, no...-masculló.
La risa de Hisuna los distrajo. Sarada frunció su ceño, esa mujer lo pagaría caro, apuntó sus espadas y se lanzó sobre ella. Boruto no podía creerlo. Se había vuelto loca. ¡Le había dicho que no actuara por su cuenta y ahí estaba llevándole la contraria! Hisuna no alcanzó a defenderse, porque recibió de lleno una de las espadas, se retorció del dolor y cayó rendida al suelo. Con lágrimas en los ojos, desafió a Taiyou desde ese lugar, tragó con fuerza. ¿Acaso intentaría herirlo? No era posible. No sería capaz. ¿O tal vez sí?
-¡Sarada, no! ¡No lo hagas...!
No iba a obedecer a su esposo, pagaría por hacerle daño a sus dos personas más importantes, ¿cómo se atrevía a lastimar a Hikaru y a su esposo? ¡No se lo perdonaría! Una cosa había sido con ella, distinto era sus seres queridos. No le dejaría el camino fácil. Blandió la espada, Taiyou frenó sus movimientos bruscos e intentó detenerla, descubrió que era bastante habilidosa, porque una de las espadas se las quitó y la incrustó contra la pared más cercana. Siguió avanzando con movimientos más precisos, logrando acorrarlarlo.
-¡No te pienso perdonar por todo lo que me hiciste!-le gritó enfadada-. ¡Me humillaste! ¡Me usaste como quisiste! ¡Me torturaste y encima prohibiste mi libertad!-comenzó a rasgar su torso ya desnudo. Taiyou se acorraló contra la pared y ella clavó ambas espadas contra su garganta, rozándolo, encarcelándolo-. Voy a rebanarte la cabeza-pronunció en un hilo desesperada.
-¡No te..atreverás!-articuló-. No te hagas la víctima. Fuiste tu quien me traicionaste y me metiste los cuernos con mi primo. ¡Yo debería intentar matarte!-usó su mano libre para darle un puñetazo en el abdomen, ella aflojó los brazos y Taiyou le arrebató las espadas, para alejarlas. Le dio una patada en su vientre y luego un rodillazo haciéndola caer.
Sarada quiso seguir en pie, el golpe la dejó sin aire unos segundos, entonces recibió otro golpe en el rostro tumbándola hacia atrás. La sujetó de los cabellos y la arrastró por el piso. Boruto estaba perdiendo la consciencia por el exceso de sangre perdida, solo veía la escena a medias, no entendía lo que pasaba y su mente le retumbaba.
-Sarada, maldición...-se arrastró para buscar el arma, pensó en un momento usar las dos balas para acabar con Taiyou, pero se la lanzó a su esposa-. ¡SARADA!
Con el último aliento, la pistola terminó cerca de ella, la sujetó como pudo y se sentó de cola, el pelinegro seguía tironeando de sus cabellos y estaba por quitarle el arma, la sujetó y en ese instante, sintió un zumbido en su oreja. Un pitido extenso. Acto seguido solo vio oscuridad absoluta. Y nada más. Un vacío infinito. El impacto de bala se estrelló en su sien. La sangre salió disparando de un lado al otro, esparciéndose en el aire, le había volado la cabeza de un disparo. Sarada seguía en trance, le había dado, se dio cuenta de eso cuando escuchó el golpe. Agitada, con la respiración entrecortada, miró hacia su esposo. Estaba inconsciente y su hijo llamándolo para que reaccionara. Ambos estaban en estado crítico.
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Quiero Ser Tuyo (Borusara)
Fanfiction«No acepté este trabajo para ver cómo te lastiman, cómo te manosean, cómo te desprecian. No acepté ser tu guardaespaldas para ver cómo te humillan frente a mi. Tampoco para ver cómo suplicas por tu libertad. Lo acepté porque no tuve otra opción y po...