27. UBBE.

3.8K 193 4
                                    

UBBE RAGNARSSON.

Advertencia: Lenguaje inapropiado.

Pedido por: me, again.

***

27. "Sé hombre, ama a tu mujer."

El fuego iluminaba cálidamente a todo Kattegat.
Nos encontrábamos en el gran salón,  fervosos y cálidos, festejando vaya a uno a saber qué.

La verdad es que no lo recuerdo. Pero juro por los dioses, que ésta es la última vez a la que asisto.

Una vez más, observaba como Ubbe se mostraba ante todo el reino junto a su mujer. Margrethe.
Una estúpida esclava a la que él, por capricho, decidió desposar.
Aún seguía creyendo cada frase que me decía:

"Solo fue un capricho." "Fui demasiado joven, demasiado apresurado". "Ojalá pudiera separarme de ella cuanto antes". "Margrethe no está bien, ella me necesita."

Vamos... Eso no es verdad. No puede serlo.

La verdad es que Ubbe y yo nos hemos estado revolcando hace meses. Prácticamente desde que su matrimonio con la esclava había comenzado. No podíamos negar la atracción que sentimos en cuanto nos vimos por primera vez, pero, luego de nuestro primer encuentro, se nos hizo imposible no seguir viéndonos casi a diario.

Mi padre había sido de los más leales guerreros de Ragnar y Aslaug, por lo que nos conocemos desde pequeños. Pero ya como adultos, fue cuando comenzamos con ésta idiotez.

¿Qué sentido tiene seguir con ésto? Jamás conseguiré a alguien digno si sigo revolcándome con alguien que, obviamente, no es para mí.

Di un último sorbo de hidromiel y me puse de pie de una vez, sin quitarle los ojos de encima. En cuanto hice mi acción, Ubbe se enderezó en su lugar y me miró fijamente, expectante por saber que haría.

Comencé a dar vueltas infinitas alrededor de las fogatas, junto a unas cuantas mujeres más, las cuales danzaban casi tan ebrias como yo. No negaré que más de un guerrero perfectamente digno me propuso matrimonio, pero sigo empecinada en uno solo.

Él único que no se puede.

Así que hoy, ya nada me importaría.

Oía como los alaridos de los hombres comenzaban a sentirse gracias a mis movimientos, como también podía sentir su pesada mirada sobre mi. Aunque no lo demostrara, sé que está celoso. Odia que los hombres fijen su atención en mi, pero... ¡Al carajo! ¡Al carajo todos!

Seguí bailando sin descanso hasta sentir las mejillas arder por el calor. Sonreí y volví a sentarme, mientras varios de los guerreros imploraban porque siguiese o porque me sentase junto a ellos para beber.

— Si gritan así por verte bailar — su voz sonaba tras mis espaldas en cuando termine de llenar mi cuerno con más bebida —, que les quedaría si te vieran en una cama.

Di largos sorbos para terminar con mi sed, pero ignoré su comentario.

— Eyra...—

— Ya te oí, Ubbe. No tengo nada que contestarte — lo interrumpí enojada.

Caminó hasta posarse frente a mí, mostrándome un rostro confundido — ¿Y desde cuándo no tienes nada que decirme?

— Pues, desde que me di cuenta que eres un maldito bastardo — di otro sorbo, intentando ocultar mi vergüenza al hablarle de esa manera.

Arrugó su ceño — ¿Qué demonios te sucede, Eyra? Hasta hace unos días no me hablabas así.

Arrugó su ceño — ¿Qué demonios te sucede, Eyra? Hasta hace unos días no me hablabas así

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— ¿Quieres saber porque te hablo así? Pues porque me harté de ti, Ubbe. Me harté de ser una maldita noche de diversión para ti.

— ¿Ah? — cuestionó sin entender — Eyra, ...—

— Mira, ¿Por que no me dejas en paz de una vez? ¿Por qué simplemente no me dejas buscar un poco de calor por otro lado? — su mandíbula se tensó de golpe, dejándome ver lo enojado que se estaba poniendo — Sé hombre, ama a tu mujer.

— Margrethe no es mi mujer — me contestó intimidante, pegando su boca a mi mejilla. Quería mostrarse como mi dueño, él sabía que varios hombres me mantenían la mirada e intentó disimular mi rechazo.

— Pues yo tampoco lo soy — le retruco elevando mi rostro y mirándolo fijamente — Soy libre de acostarme con quién sea. Y elijo ya no hacerlo con un maldito bastardo que solo fabula mentiras.

— No miento cuando digo lo mucho que te deseo.

— Ni yo, Ubbe. Pero me harté de que tu mujer me devore con la mirada mientras que tú disfrutas del sexo con las dos.

— No disfruto con ella desde que estuve contigo por primera vez — su tono era sincero y suave, pero aunque me rompiera el corazón, ya no me convencería.

— Pues entonces piensa en mí cuando te la folles. Pero a mí no me vuelves a tocar ni un pelo hasta que seas libre — terminé de vaciar mi bebida en mi boca, y la puse contra su pecho con fuerza, obligándolo a que la sostenga — Me voy a disfrutar lo que queda de la noche. Ojalá tú disfrutes la tuya.

Me aleje de él comenzando a bailar nuevamente alrededor de la fogata, conciente de que Ubbe podía ser tranquilo, pero que lo desafíe de esa manera no le gustaría nada.

Admito que se ponga celoso es excitante y peligroso.

Veamos hasta donde aguanta hoy sin dejar a Margrethe durmiendo sola para venir a sacarme de aquí y hacerme suya toda la maldita noche.

Un Ubbe Ragnarsson celoso y con deseos de poseerme por completo, no es digno de rechazar ni resistirse.

Vikings || ONE SHOTS - IMAGINES || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora