– Pov. Cristina –
Eran pasadas las 12 del mediodía. Nos encontrábamos recostados en el amplio sillón del living mirando una película, uno de sus brazos me rodeaba a la altura del abdomen, y su mano se encontraba entrelazada junto a la mía.
Sentía como de a ratos Rodolfo me daba pequeños y cortos besos en mi cuello, los cuales estaba padeciendo.
La temperatura en mi cuerpo comenzaba a subir, él estaba jugando con mi paciencia. Creo que él había hallado su lugar favorito en mí. Mi cuello.
– Creo que hay que ir pidiendo la comida – Comente separándome de él para poder mirarlo momentáneamente.
– Yo aún no tengo hambre, pero si queres pedir para vos, hacelo – Agrego dándome un pequeño beso en la mejilla. Sonreí ante el gesto.
– Esta bien... Entonces con su permiso Barili – Expreso desarmando nuestro enlace, e intentando mover su brazo que me mantenía pegada a él. – Dale Rodo – Insisto al ver que no me deja salir. Me giro completamente para quedar en frente de este.
– ¿Cómo se pide? – Pregunta con una sonrisa.
– ¿Por favor? – Cuestiono dudativa mientras que él niega rápidamente con la cabeza. – Entonces. ¿Qué tengo que decir? – Pregunto sonriendo ante su ocurrencia.
– Para que la libere solo necesita darme un beso. – Manifiesta aún con su sonrisa latente. Suelto una espontánea carcajada por su actitud y acaricio su rostro.
– ¿Así?, acá le parece bien. – Me acerco y deposito un simple beso en su mejilla e instantáneamente me alejo para observar su expresión, la cual es de total negación con su cabeza. – Hummm – Titubee divertida. – En todo caso prefiere acá... – Me aproximo una vez más y le planto un suave beso en la comisura del labio. Volví a apartarme queriendo ver su reacción, esta vez tenía una sonrisa pero niega con la cabeza. – Acaso no está conforme – Digo acariciando su hombro.
– No. – Responde proporcionándome un beso en mi cuello, para luego reírse. – Si usted quiere que la suelte debe de hacer algo más que solo eso. – Añade.
– Y mire la verdad que ya no se me ocurre nada, creo que me quedare atrapada entre sus brazos. – Jugueteo con mis dedos por encima de sus brazos. – Total acá estoy cómoda. – Mencione al mirar sus labios.
– Bueno, si así lo decide Pérez, así ser... – No lo deje terminar de hablar porque fui directo a besar sus labios callando cualquier contestación.
Nos damos ese beso tierno que solo roza la piel suave de nuestros labios, probando el sabor de nuestras respiraciones, uno dulce que se deja caer poco a poco, tomando todo el tiempo del mundo para recorrer cada milímetro de nuestras bocas.
Un beso que es seguido de otro más explorador y provocativo, uno que se apropia de mis labios como si fueran suyos. Donde su lengua recorre mis labios de lado a lado como quien prueba un helado, y nuestras manos perdiéndose en las diferentes partes del cuerpo de cada uno.
De nuevo acá estábamos a un punto de cometer una locura, dejándonos envolver por la pasión, por el ardor que nuestros cuerpos irradiaban desde la madrugada de este mismo día al estar así juntos.
Necesite alejarme un instante para poder mirarlo a los ojos y sonreírle pícaramente para así seguir con nuestro beso, para que nuestras lenguas jueguen entre sí, se acaricien mutuamente mientras mis manos se pierden sobre su nuca y su corta cabellera.
ESTÁS LEYENDO
Fue Amor
רומנטיקה"Una vez te dije, hace 17 años, que había muy pocos lugares en los que uno se sintiera tan solo como frente a las cámaras. Yo siento que junto a vos no me siento tan sola". Comento ella. ¿Cómo no va a haber amor entre nosotros? - Cuestiono él.- La v...