Brallon SMUT SHOTS

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A Dallon le gustaba pintarse las uñas y lo discriminaban por eso, a diario recibía unos cuantos insultos y burlas. Cuando se declaro abiertamente gay, las burlas pasaron a ser golpes, tanto así que una vez llego a estar en el hospital por eso. 

Era un día normal para algunos, pero raro para Dallon, ese día al despertar, se había encontrado con su gato esperando a que se sentara a desayunar para luego él ponerse en su regazo, algo raro ya que normalmente no lo hacia, al llegar al trabajo, no estaban algunos de sus compañeros esperando en la entrada del establecimiento para darle los "golpes e insultos de buenos días" como ellos lo llamaban, y cuando paso por los pasillos, ni un alma de las que estaba allí se volteo a mirarle, eso le agrado al castaño, ya que normalmente las miradas que recibía eran de puro asco, así que estaba feliz de que lo ignoraran por completo esa vez.

Cuando toco descanso, nadie fue a molestarlo ni a golpearlo y una vez más Dallon agradeció a quien sea que este haciendo que nada malo le suceda. Cuando se encontraba en los baños, de repente alguien tapo sus ojos con una mano, y con un pañuelo su boca, el castaño, sin saber que sustancias contenía el pañuelo, había inhalado un poco de lo que contenía el trozo de tela cuando estaba en busca de aire.

Cuando despertó, había querido volver a dormir y no despertar nunca más, en un sillon al lado de la cama donde se encontraba su cuerpo, estaba su "secuestrador" leyendo un libro de Stephen King. Cuando este se percato de que había despertado, marco la página que estaba leyendo y cerro el libro, para a continuación dejarlo en un brazo del sillón y levantarse, yendo hacia el menor.

-Como te sientes?- Pregunto el pelinegro tratando de ser amable.

-Molesto, cansado.- Respondió con obvia incomodidad el menor.

Quien había secuestrado a Dallon era la misma persona que lo golpeaba antes de entrar al trabajo, quien lo había enviado el hospital con el tabique roto, y quien había robado su corazón, Brendon Boyd Urie el famoso casanova de la ciudad. El menor no se sentía para nada cómodo junto a esa persona, el tener que convivir con él en el trabajo ya era suficiente. Pero eso era lo que le tocaba vivir de por mientras.

Pasaron los días y al castaño no le quedaba de otra mas que llegar al trabajo junto aquel monstruo, por suerte, ya no recibía las burlas o los golpes de nuevo, ni siquiera lo acosaban cuando iba al baño, todo gracias al pelinegro.

Un día, volviendo del trabajo, ambos iban hablando de temas variados, en esos días se habían tomado la confianza suficiente como para usar la ropa interior del otro, hasta que el pelinegro saca un tema peculiar a lucir.

-Alguna vez tuviste múltiples orgasmos?- Esa pregunta quedo rondando en el aire por unos segundos hasta que el castaño reacciono.

-Nunca tuve eso, ya que nunca lo intente.

-Pues el día de hoy, yo te enseñare el placer de tener tantos orgasmos hasta que te sientas seco.- La propuesta que daba era convincente y Dallon no dudo en tomarla.

Al llegar a la casa del mayor, ambos hombres se besaron con fiereza, el castaño fue empujado contra una pared, mientras que el pelinegro se agachaba hasta quedar su cara a la altura del pene de su contrario, lentamente bajo los pantalones y los boxers del menor, cuando el miembro del castaño fue liberado, salto cual resorte y choco contra la cara del mayor, este no perdió el tiempo y comenzó a lamer desde la base, hasta la punta del pene, para después meterse el falo completo en su boca, moviendo su cabeza de arriba hacia abajo lentamente, succionando de a momentos, intentando que el menor eyaculara rápidamente.

A los minutos, el semen del ojiceleste inundo la boca del pelinegro, este se separo lentamente del miembro del otro, cuidando que ninguna gota cayera al suelo, el castaño miraba como su contrario tragaba el liquido espeso que mantenía en su cavidad bucal. El ver eso, hizo que el menor soltara un gemido largo, para luego ir deslizándose por la pared hasta que su trasero toco el frió suelo.