Capítulo 10 // El Princesa Andrómeda

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P.O.V Elizabeth.

Estaba contemplado las olas junto con Percy, mientras me contaba su encuentro con Hermes y los múltiples regalos que le dió, cuando de pronto, Annabeth y Tyson aparecieron muy alterados.

—¿Qué ocurre? —preguntó Annabeth en cuanto nos vió —¡Les he oído pidiendo ayuda!

—¡Y yo! —dijo Tyson— Gritaban: « ¡Nos atacan cosas malas!»

—No se preocupen, chicos. Estamos bien —dijo Percy tranquilamente.

—Si, solo platicamos como buenos amigos —conteste mientras terminaba mi Coca-Cola.

Algo me decía que no volvería a probar una en un largo tiempo.

—Pero entonces, ¿Quién…? —Annabeth se fijó en los cuatro petates amarillos y luego en el termo y el bote de vitaminas que tenía Percy en la mano— ¿Y todo esto?

—Escucha, Annie —dije con calma— No tenemos mucho tiempo.

Les conté mi conversación con Apolo y la charla que Percy tuvo con Hermes. Para cuando terminé, ya empezaba a oírse un chillido a lo lejos: era la patrulla de arpías, que habían olfateado nuestro rastro.

—Chicos —dijo Annabeth—, tenemos que emprender esta misión.

—Es una expulsión asegurada —intervino Percy —Créeme, soy todo un experto en lo de ser expulsado.

—¿Y qué? Si fracasamos tampoco habrá campamento al que regresar.

—Annabeth tiene razón, Percy, hay que irnos de aquí— dije con seguridad.

—Sí, pero Annabeth le prometió a Quirón…

—Le prometí que te mantendría fuera de peligro ¡Y sólo puedo hacerlo yendo contigo! Tyson puede quedarse y explicarles…— dijo Annabeth siendo interrumpida por Tyson.

—Yo quiero ir.

—¡No! —La voz de Annabeth parecía rozar el pánico—. Quiero decir…Vamos, ustedes saben que no puede ser.

Annabeth me suplicaba con la mirada que la apoyará, eso solo me hizo preguntarme nuevamente; ¿Por qué estaba tan resentida contra los cíclopes? ¿Que me había querido decir la noche anterior?

No podía apoyarla esta vez, Tyson no había hecho nada malo, y temía lo que pudiera sucederle si se quedaba sólo en el campamento con Tántalo.

Decidí ver a Percy, él tendría la última palabra, los tres esperábamos una respuesta, mientras el crucero se alejaba más y más.

—No podemos dejarlo aquí —decidió — Tántalo le haría pagar a él nuestra escapada.

—Percy —dijo Annabeth, tratando de mantener la calma—, ¡Vamos a la isla
de Polifemo! Y Polifemo es un « ese» , « i» , « ce» … Digo, un « ce» , « i» ,« ce» … —Pateó el suelo con frustración; por muy inteligente que fuera, también ella era disléxica —Bueno, ya sabes a qué me refiero.

—Tyson puede venir si él quiere, Annabeth —insistí.

Tyson aplaudió.

—¡Quiero!

Annabeth me echó una mirada fulminante, pero ella sabe que esas miradas no funcionan en mí, o quizá era consciente de que, no teníamos tiempo de discutir.

—Está bien —dijo rendida— ¿Cómo vamos a subir a ese barco?

—Hermes, —dijo Percy — él dijo que mi padre me ayudaría.

Elizabeth y El Mar De Los MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora