Miedo

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Estaba obscuro. Apenas y podía ver mis manos moverse entre toda esta ausencia de luz.

Caminé en busca de una guía hasta que me encontré una puerta. De algún modo se me hacía familiar, aunque no sabía porqué.

Volteo hacia la derecha, y visualicé a lo lejos otra puerta que tenía un camino de rayas blancas.

Y hacia mi izquierda estaba otra, pero esta dejaba salir una luz rojiza desde su interior, y por pequeños tiempos, también una luz celeste.

Por puro instinto, mi cuerpo se movía hacia la puerta de la izquierda. En cada paso me sentía más ligero y notaba que mi apariencia cambiaba, como si me estuviera haciendo más joven cada vez que me aproximaba más a la puerta.

Al llegar, mi mano se extienda para sostener la manija, y acto seguido, girarla. Cada centímetro que la puerta se abría, mi manos se estremecían más y más. Se escuchaban gritos y risas, casi no lograba diferenciarlo. Y entonces, la puerta se cierra.

No fui yo el que lo hizo.

Doy media vuelta en dirección hacia la otra entrada, la cual era la derecha. En mi transcurso hacia la puerta con un camino de rayas blancas, paso por la que dividía a las dos y a la que me daba una pequeña sensación de que ya la había visto. De ella escucho una voz que dice:

—No vayas. Puede que no te guste lo que vayas a ver en esa abertura.

Era muy profunda, como un suspiro, pero noté un poco de temor en esa extraña voz.

Seguí mi camino hacia la puerta que estaba la derecha. El camino de rayas no tenía nada fuera de lo normal, sólo guiaba hacia la meta. Al estar frente a frente al final de mi camino, sentí un pequeño escalofrío. No sabía con qué me encontraría, pero esta vez, la puerta se abrió sola, dejando escapar un viento frío, haciendo temblar todos mis huesos.

Entonces vi una habitación muy nebulosa y lúgubre a la vez. Y entre todo ese paraíso raro, vi a otra copia de mí, como un gemelo, pero este denotaba más años y su cara expresaba la palabra «funesto». Se acercó a mí y dejó escapar sólo cuatro palabras con mucha dificultad:

No seas como yo.

De inmediato cerré la puerta, y me dirigí a la que estaba entre las dos, en la que escuché la extraña voz. La abrí, y al momento de entrar, desperté.

  No quería volver a revivir el pasado.
Tenía miedo de mi  futuro.
Sólo podía resguardarme en el presente.

  ***
   Sé que repito muchas veces "puerta", pero ya qué...

Estaba pensando en finalizar este "ensayo", porque pienso que ya es suficiente con esto. Tengo otros dos proyectos con los que quiero avanzar más detenidamente.

  Gracias por leer. :)

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