Escuché que podía encontrarse. Mi búsqueda no fue tan exhaustiva, pero sí importante.
Desvelarme todas las noches para cerrar los ojos e imaginarme cómo sería.
Imaginaba cosas que podrían pasar: cosas inolvidables, y otras hirientes.
Fue algo difícil encontrarlo.
Leí, pensé, hablé, reflexioné...
Hasta que en medio de una siesta, pude encontrar el encriptado. Un globo explotó en mi cerebro, dejando libre un sentimiento de tranquilidad y alivio.
Una paz que no duró mucho.
Se escapó, y ahora debo buscarlo otra vez.
