Gracias por ayudarme a levantar mi silla en el transporte. Si no lo hubieras hecho, no hubiera conocido al que me mostraría el lado bueno de las cosas.
Gracias por querer estar conmigo, sabiendo que yo era muy tímido, pero tú querías que fuera tu amigo.
Gracias por dejarme conocer a tu familia, y pasarla bien cuando nos reuníamos.
Perdí algo muy importante para mí, y no lo supe hasta que se fue. Me dijiste que debía cambiar, y prometo hacerlo. Poco a poco me diste esa confianza para salir y conocerme más, ya que el pasado hizo tener poco de ella.
Tendré más amigos, como tú me dijiste; haré lo que más gusta, cambiaré mi actitud, mejoraré más como persona, seré feliz. Estuve practicando todo este tiempo voleibol para poder acomodarte, y lo seguiré haciendo. De ahora en adelante, haré todo lo que me dijiste. Silenciosamente sabré lo orgulloso que estarás al verme cambiar.
Y te pido perdón por no decirte lo mucho que te quiero. Ahora pago por ello.
Mis lágrimas entraron por mis labios, porque ellas saben que sirven y que volverán a salir. Perdón, en serio, perdón.
Mejor amigo. Gracias por dejarme conocerte.
Pronto volveremos a estar juntos.
