Capítulo 17 (You spin me round)

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Javier
2 días antes de la tormenta

- ¡María!- desperté de golpe tras una pesadilla que parecía haber durado una eternidad. Me incorporé rápidamente y agitado empecé a respirar.

Sergio entró en la habitación con un vaso de agua y una pastilla:

-Acabo de escuchar un grito, ¿estás bien?.- Dejó las cosas en la mesilla y se quedó de pie.

- ¿Que ha pasado?.- Resumió rápidamente lo que ocurrió en el monasterio y que Victoria me había dejado inconsciente. María me había defendido y había atacado a Oscar:

- Además ya sabemos lo que ocurrió con Julia... La mataron ellos y lo hicieron parecer un suicidio.- No pude decir nada. Solo con saber la valentía que había tenido María ante ellos, me hacía sentir que no había sido en vano.

Después de narrarlo me dio la pastilla y el agua para que me encontrará mejor.

- Será mejor no decir nada. Debe ser María quien hable.- asentí con la cabeza firme. Mi madre entró por la puerta y me ayudo a levantarme. Después dijo una orden que nos desconcertó:

- Chicos, he quedado con Oscar y con Victoria para que os deis las paces en su casa, así dejareis de pegaros y de hacer el tonto. Por cierto, como le ha dejado la cara María...- Sergio y yo nos miramos serios.- Además su madre le ha dicho que lleva sin verla desde ayer, ¿no sabréis donde está verdad?.- aunque si lo sabíamos, nos aguantamos y negamos con la cabeza firmes. Mi madre sonrió.- Vale chicos, venga ir ya para allí. Habéis quedado a la una y media.-Nos sacó de la habitación y sin darnos cuentas estábamos en la calle.

Nos pusimos en dirección a casa de Oscar, con muchas dudas y sobre todo miedo de cómo saldría la situación. Desde siempre habían sido enemigos nuestros y siempre habíamos intentado evadirlos, pero desde que había llegado Victoria, todo había cambiado: por una parte todo era más difícil de ignorar y parecía no tener un fin concreto pero desde que María se había hecho amiga nuestra supimos que podía haber esperanza de algún día de respetarnos, ¿Habría llegado el día?

Tras estar hablando durante un largo rato de todo lo ocurrido en estos días, llegamos a la casa. Sergio miró el reloj y posteriormente me lo enseñó: llegábamos media hora antes.

Todo parecía muy oscuro para que hubiera alguien, por lo que decidimos acercarnos a la puerta a llamar.

Acerque mis nudillos a la puerta y con el primer golpe la puerta se abrió. No parecía haber sido cerrada del todo. Tras ella solo se cernía la oscuridad del recibidor de la casa.

- No creo que sea buena idea entrar ahí.- dijo Sergio alejándose de la puerta. Ninguno de los dos quería, pero una corazonada nos decía que dentro había alguna respuesta.

- Tenemos que hacerlo. Por María.- Aunque a Sergio no le importará ella, sabía perfectamente que a mi sí, por lo que entró a ese recibidor.

Dejamos la puerta abierta para que al menos pudiéramos ver algo. La puerta del salón estaba cerrada, pero se podía ver a través del cristal una luz parpadeante de color gris: parecía ser el televisor.

Abrí la puerta y giramos la mirada al sofá donde dos personas parecían estar sentadas. Petrificados y apoyados los unos a los otros estaban los padres de Oscar. Los dos con el cuello roto.

Al ver la situación, me acerqué a ellos con precaución y les toqué el cuello. Su cuerpo estaba frío. Sergio miraba a los cuerpos con los ojos como platos.

- Están muertos.- tartamudeé asustado. Al decirlo uno de ellos se cayó a un lado del sofá, haciendo que me incorporara y me pusiera al lado de mi acompañante. Segundos más tarde, el otro también se cayó, quedándose en el centro un pequeño cuaderno. La televisión arrojó una luz que se quedó estable donde estaba el cuaderno, suponiendo que debíamos cogerlo.

Nos acercamos a la vez al cuaderno y Sergio lo agarró, pero antes de quitar la mano, el cuerpo del padre de Oscar le agarró y se puso de pie rápidamente. La televisión se apagó de repente y las luces del salón empezaron a parpadear. Con cada parpadeo la cara de el muerto cambiaba y de pronto empezó a gritar.

- ¡FUERA DE MI CASA!- gritó. Los dos nos pusimos también a gritar. El hombre soltó a Sergio que se cayó al suelo. Al ir a ayudarlo el se acercó a mí alejándome de él. Me llevó hacia el recibidor y sin tocarme me sacó de la casa. Me quedé ahí parado mirándole, ya que los gritos habían cesado y se había quedado parado en la puerta. Aprovechando eso, Sergio salió de la casa empujándole a un lado y poniéndose detrás de mí. Sin saber cómo seguía con el cuaderno que a la luz del sol era de un rojo carmesí.

El hombre ni se inmutó del empujón de Sergio, solo siguió mirándonos hasta que cerró la puerta con una sonrisa macabra en su rostro. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, ¿que acababa de ocurrir?

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2020 ⏰

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