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Las semanas pasaron inevitablemente, no podía estar más que contento hasta ahora. Recibí muchas llamadas de mi abuela, de yiren, de mis primos y alguno que otro amigo, porque no todos tenían la misma mentalidad y obviamente no todos podían recibir bien algo como esto.

Por lo que me platicaban, la circunstancias con mis padres seguían igual, por más que quería y deseaba que cambiaran de opinión, que entraran en razón, eso sería casi imposible, aun sentía un dolor en el pecho cuando recordaba sus palabras, aquel día en que sucedió todo, fueron pocas pero me apuñalaban fuertemente.

Un día después de haber llegado, cancelaron todas mis tarjetas, pero eso no era novedad porque tarde o temprano lo iba a ser lo sabía, por suerte contaba con mis ahorros, en cuanto a soobin le sorprendía y le parecía bastante raro que sus padres se las dejaran activas, aunque dejó de usarlas ya que no quería gastar ni un peso más de ellos.

Una vez recibió una llamada de su casa, no quería responder, tuve que hacerlo yo, era su madre, ella quería saber que estaba bien, quería escuchar su voz. Soobin era alguien resentido, un poco rencoroso, le dije y convencí que lo hiciera, porque el odio, el rencor en un corazón como el suyo no debían entrar. Estuve a su lado durante su conversación, limpie sus lágrimas, lloró mientras lo abrazaba.

En conclusión ellos no podían dejar a su hijo sólo después de todo, no pudieron hacerlo por mucho tiempo, lo amaban y eso me alegraba mucho.

Asi fue como estuvo más tranquilo, sabiendo que conservaría el cariño de las personas que amaba, así las semanas transcurrian más fácil, encontramos algo donde podíamos mantenernos ocupados y tener nuestro propio dinero. Conseguir lo que queríamos por nuestra propia cuenta.

Y es que como teníamos experiencia en varios campos de negocios y marketing, conseguimos buenos trabajos, algo muy parecido a lo que hacíamos con nuestras familias, al final nos sentimos afortunados de haber asistido a cada reunión, de haber seguido los pasos de nuestros padres.

Unos meses después decidimos salir de viaje, no teníamos mucho que hacer, él quiso visitar Paris por tercera vez, pero ahora sería conmigo. Además no podía negarselo pues pronto se acercaba nuestro aniversario y que más que lo celebraramos en aquella hermosa ciudad, así que arreglamos nuestras salidas, conseguimos permiso en la compañía para tener días enteros de viaje.

Estábamos más que felices, empacamos y por la noche tomamos el primer vuelo hacia París. Me preocupe de nuevo por algun otro mareo de soobin pero esta vez no sucedió.

Llegamos en mucho menos tiempo, era nuevamente noche y buscamos un hotel para hospedarnos. Llamamos a sus padres en cuanto lo hicimos, pues estaban al tanto de nosotros.

El primer día nos levantamos un poco temprano, nuestros horarios eran diferentes por lo que no tuvimos tanto sueño, salimos para salir a desayunar algo.
Me cuestionaba a mi mismo si estaba haciendo lo suficiente para hacerlo feliz, últimamente los escalofríos eran menos frecuentes en mi, solo me quedé pensando en un sueño tan lúcido que pareció tan real, y tenía miedo pero solo había sido una pesadilla, la peor hasta ahora. No quise contarle aquella noche porque era terrible el solo recordarlo, no tenía caso, esa madrugada sólo lo abraze fuertemente intentando sosegar mis lágrimas.

- ¿que tanto piensas? -me interrumpió de aquel trance, sentí sus manos acariciar mi cintura hasta rodearla con sus brazos, suspire aún reflexivo mirando la vista que tenía enfrente de la torre eiffel.

- nada interesante, quizás en todo y a la vez en nada.. -respondí sintiendo su rostro cerca de mi cuello, realmente estaba pensando en el pasado y luego en nuestro futuro como pareja. Como todo era misterioso y muchas cosas podían cambiar repentinamente.

- mh, sigo sin entender todas tus metáforas -ríe suavemente, me gire para poder mirarlo, me era inevitable no sentir inquietud.

- pienso en como serían las cosas si no hubiera dicho nada en aquel día, tal vez no estaríamos aquí, probablemente estaríamos en casa fingiendo ser felices cuando no lo éramos..

- aveces lo llegó a pensar- dibuja una mueca de disgusto - pero ahora estamos juntos y eso es lo que importa ¿verdad? - a lo cual asenti, beso el dorso de una de mis manos y me llevo adentro de la habitación para bajar a desayunar.

El hotel contaba con grandes comodidades, entre ello un espacio de bar, spa y un restaurante. Todo iba en perfecto orden, hasta que soobin comenzó a tener los mismos síntomas que tuvo en aquel avión.

𝐒𝐌𝐀𝐋𝐋 𝐃𝐎𝐒𝐄𝐒 ༐ 𝐒𝐎𝐎𝐉𝐔𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora