Para entonces Aidan ya había llegado a la estación. Había dejado dormido a Jill ya que eran las seis de la mañana. Tenía que ir en tren a diario para llegar al instituto. Vivía muy lejos de éste y era el único modo rápido y eficaz de llegar hasta él. Sin embargo, a él no le agradaba demasiado el tren. Ni la estación. Ni la gente de la estación. Todo el mundo iba extremadamente serio rumbo al trabajo y la mayoría eran adultos. De vez en cuando solía aparecer uno de esos chicos con cascos de música que simplemente se limitaban a mover la cabeza al ritmo de la canción y a la vez, de olvidarse de todo lo que había a su alrededor.
Para Aidan eran un martirio. No solo por tener que levantarse a esas horas de la mañana, si no más bien, por el miedo indescriptible que le proporcionaba ir en tren. En esos andenes se habían rodado miles de películas de asesinatos, y, no era de extrañar, porque era uno de los escenarios más tenebrosos y oscuros para rodar una película de miedo.
Y luego estaba el tren. Aquella máquina motorizada que con el paso del tiempo se había convertido en una especie de tranvía eléctrico. Un tranvía que se introducía en los túneles más oscuros y siniestros en los que tal vez vivieran cavernícolas en la Prehistoria, hace millones de años. Y luego el ruido que producía. El horrible chacachá de su motor y el horrible pitido proporcionado por el mecanismo que llevaba en su interior que dejaba sonar cada vez que llegaba a una estación.
Y, mientras pensaba en aquel sonido penetrante, sintió como si cada vez lo oyera más claramente, más cerca. Y también el motor. Aidan oía el motor del tren. No había duda de que había llegado a la estación.
Con cuidado, se colgó su mochila en un hombro y enseño el ticket de viajero al revisor. Éste, que parecía sonreír menos a medida que se iba haciendo mayor, no le dirigió ni una sola mirada. Tan solo cogió su ticket, lo observó y lo selló, devolviéndoselo.
-Gracias- soltó Aidan sin saber muy bien por qué-tal vez fuera para deshacer algo la frialdad con la que el revisor le había tratado-.
Pero no esperó oír su respuesta, porque ya estaba dentro del tren, y de nuevo comenzó a sonar el horrible ruido del motor y el pitido del mecanismo. Todos los días igual. Y era esa monotonía la que aburría a Aidan y le hacía comportarse cada vez de manera más semejante a la de los viajeros aterradores del tren. Lo que no sabía era que esta vez, no volvería a oír de nuevo el motor del tren, ni el pitido de llegada a la próxima estación, pues otro sonido se interpuso en su camino.
Un ruido que Aidan jamás había escuchado. Fue un ruido como el de una explosión. Y no se alejó tanto, ya que tal y como imaginó, el tren se había estampado antes de cruzar el primer túnel de la estación. Y, lo que era peor, él iba dentro.
![](https://img.wattpad.com/cover/24428508-288-k383513.jpg)
ESTÁS LEYENDO
© Saga Elementos: Fuego (I)
FantasySe acercan las tormentas. El Sol cada vez esta más cerca de la Tierra. Pero cuatro chicos con poderes sobrenaturales se encargarán de salvar el mundo. Fuego, Agua, Aire y Tierra se tendrán que unir para conseguir frenar la catástrofe que acecha al m...