© Saga Elementos: Fuego (I)

5. Desorientada

Para cuando Morgan llegó a la salida del parque, vio que había una extraña pared que le impedía el paso para volver a casa. ¿De dónde provenía? ¿Desde cuando estaba allí? ¿Habría tomado el camino equivocado?

Caminó en otra dirección, intentando encontrar la salida. Pero, una nueva pared, más alta que la anterior, se levantó en frente de ella. Y, de repente, se sintió como si estuviera en un laberinto. E incluso llegó a pensar, que estaba echo aposta. Seguramente se trataría de una trampa. ¿Pero con qué fin?

Estaba completamente desorientada. No sabía qué hacer. Quería salir de una vez de allí. Entonces, dio media vuelta. Y corrió sin rumbo. Intentando ver la luz del sol entre alguno de los árboles indicando el paso a la ciudad, o, simplemente una indicación para ubicarse.

Corrió tanto que, sin darse cuenta, chocó con el tronco de un árbol y cayó al suelo en el acto. Y al mismo tiempo, se hizo una herida en el labio. Lo extraño fue que no sintió dolor. no sintió absolutamente nada. Al levantarse, vio que había una cascada delante suyo. Una cascada que jamás había estado allí. Morgan sentía mucha sed, y quería curar su herida. Así que no dudó en acercarse al chorro de agua. Introdujo la mano dentro de la cascada, y, en ese momento, dejó de salir agua. La sacó, y la cascada volvió a aparecer. Ese acontecimiento tan extraño hizo suponer a Morgan que estaba realmente atrapada. Sin agua, ni comida, ni salida. Estaba completamente aislada del mundo. Así que decidió, quedarse sentada en una roca que había justo detrás de la cascada.

Y, en ese momento, fue cuando vio una luz. Una luz extremadamente fuerte, que la deslumbró por completo. Lo próximo que vería, estaba detrás de la cascada. Y sería algo que no se habría podido imaginar jamás.