Capítulo 10

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Camino de un lado al otro del pasillo planteándome si entrar a clase o no. Mis ganas de salir corriendo ganaban a todo lo demás que se me pudiera pasar por la cabeza en este preciso instante.

—¿Sakuno? —Tomoka aparece detrás de mí, sorprendiéndome.

—Me asustó, la virgen.

—María —ella ríe de su propia broma— ¿Estas nerviosa por algo? —cuestiona encarando una ceja, mirándome.

—N-No, solo estoy...

Callé al oír las risas de varios chicos, en especial de uno alto de pero azabache y sonrisa brillante: Momo-senpai se acercaba junto con los demás, incluido Ryoma. La cosa no estaba mal entre los dos, pero recordar que ya sabía sobre mi pasado me ponía nerviosa. Tomé aire y junte mis manos a mi espalda ocultando mis nervios. No era de mostrar este tipo de emociones, menos siendo causadas por el tema de mis padres y el tenis.

Ann iba con ellos, así que alguna manera supe que no iban a notarme demasiado, ellos dos siempre tan pegados. Ay, el amor.

—Buenos días, Saku-chan —saludó alegre Ann abrazándome.

—Buenas —intenté disimular que había visto a Ryoma, pero él mismo vino a saludarme.

—Ryuzaki —Ay, mi corazón comenzó a latir como loco con tan simple cosa dicha por él.

—E-Echizen.

—Oye, enano, no pongas nerviosa a la pequeña —replicó gracioso Momo—. Vamos que la entrenadora nos quiere ver antes de que empecemos las clases.

—Es verdad —dije en alto—, se me había olvidado que la abuela quería hablar con todos.

—¿Tú también vienes? —se cuestionó Ryoma extrañado.

—Claro, soy la ayudante oficial del club, ¿no?

Él ríe, haciendo que de nuevo mi corazón saltase.

—Verdad. Disculpa si te he ofendido.

—Vamos enamorados, que llegamos tarde.

Momo nos arrastra a los dos hacia fuera mientras Ann y Tomoka me despiden con la mano y entrar en el aula. Quería ir con ellas, pero no podía dejar a mi abuela sola, menos con lo que tenía que decir al equipo.

Los torneos se acercaban, y cada vez teníamos menos tiempo para practicar. Entre diversas cosas, el equipo no tendrá suficiente tiempo para entrenar. La abuela tiene que tener algo en mente ya si no quiere llegar con las manos vacías al torneo.

Al llegar, todo el equipo estaba ya puesto y reunido. Me coloco junto a mi abuela y espero a que ella hable. Tomo una carpeta para apuntar cosas por si acaso.

—Bien, chicos —comienza—, sé que estas semanas no hemos estado muy activos, pero tengo que daros una mala noticia —antes de continuar me miró—. En unas semanas, Sakuno y yo tendremos que irnos temporalmente.

¿Qué? ¿Porqué? Eso no... Entonces, las fechas se aparecieron rápido en mi cabeza. En pocas semanas se cumplía el aniversario de la muerte de mis padres. Por un momento se me había olvidado el día. Mi expresión de sorpresa fue lo primero que pasó por mis facciones hasta que pensé bien el día. Mi abuela rodeó mis hombros pegándome a ella en protección.

—Espero entiendan la situación en la que nos encontramos mi nieta y yo al irnos —todos asintieron—. En nuestra ausencia, Momoshiro y Echizen serán los que estén al mando hasta que volvamos.

—¿Y su sustituto? —preguntó Momo desconcertado por lo que acababa de decir la entrenadora.

—Por asuntos personales él también se ausentará hasta nuevo aviso —declaró y continuó dando las indicaciones.

Una vez acabó de decir lo que tenía que decir, todos rompieron filas y se pusieron a practicar duro. Observaba como las pelotas iban de un campo al otro junto con el sonido de su choque contra la raqueta.

Cómo era posible que una simple cosa como esa me trajera tantos recuerdos y emociones.

—¿Volando en la luna del tenis de nuevo, Ryuzaki?

—Echizen, que susto me has dado.

Él ríe bajando la cabeza y poniendo su raqueta en su hombro. Nos vemos. Nos vemos otra vez. Y nos seguimos viendo. Se me estaba haciendo raro verle después de que supiera la noticia de mis padres y de que me voy a celebrar su aniversario.

Nada parecía ir normal para mí.

—¿Estarás bien? —Pregunta preocupado.

Sus ojos felinos mostraban una preocupación diferente a la que suele mostrar con los demás. Ryoma no es de mostrar mucho sus emociones, pero, he de admitir que me agrada esta versión de Echizen tan abierta a los demás.

Una pequeña parte de  mí quería hacer lo mismo que él esta haciendo ahora: abrirme y decir a los cuatro vientos como estoy realmente con todo esto. Si hiciera eso, preocuparía a la abuela, y no era ideal hacer eso ahora. Por eso, desde que mis padres se fueron he tenido que guardarme todo el dolor que tengo por su recuerdo para mí. Llorar sola sin el apoyo de nadie que supiera la noticia.

Las practicas de tenis en mi antigua preparatoria fueron cancelas directamente por mí.

Es una tontería pensar que un juego mató a mis padres.

Es una tontería pensar que tengo que caer y dejar todo solo por ellos.

Lo sé. Lo sé mejor que nadie. Pero, ¿qué podía decirle a mi cuerpo para que volviera a ser el mismo?

—¿Sakuno? —Una mano cálida rodeo mis hombros—. Todo estará bien, ya lo verás.

Sin poder evitarlo, las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas.

Rodeé el cuerpo de Ryoma en un abrazo y oculté mi cara en su pecho. Él no se opuso, al contrario, pareció que lo hacia para que nadie viera que había caído. Varios estudiantes pasaban y nos miraban, me daba igual, que pensaran lo que quisieran, no quería soltarlo. Ni ahora. Ni nunca.

Ryoma al cominezo fue todo un idiota insistiendo en que jugara con él, pero ahora, después de que saliera todo a la luz, ha decidido darme mi espacio con ello.

¿Quería intentarlo? ¿Podría hacerlo? Eran dos preguntas básicas que me hacia cada vez que veía una pelota o una raqueta.

¿Seré capaz de olvidar todo ese dolor que has provocado y volver a jugar?


Continuará...

Disculpen todo este tiempo sin actualizar, el tiempo no a sido muy bueno para escribir .

Ya esta de vuelta está hermosa historia. Se esperan muchas cosas así que atentos. Solo esperar las actualizaciones, son lentas pero valen la pena para saber qué pasará entre nuestra pareja hermosa JAJAJA


Desafíos del destino (ryosaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora