capítulo tres

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Naruto apoya su mejilla en la palma de su mano y resopla con fuerza, se sentía distraído, o por lo menos su mente no se encontraba dónde debería.

No tenía hambre y durante el día fue muy poco lo que comió, después de todo lo sucedido el día anterior todavía no terminaba de creerlo. Estaba realmente sorprendido de sí mismo por haber llegado a esos niveles con ella, y ni siquiera él entendía por qué había pasado todo, pero si había algo que estaba más que claro, él lo había comenzado todo.

Pero, ¿por qué?

Lo único que sé es que necesito una explicación de todo, pero ni siquiera yo la encuentro, ¿qué puedo hacer? no lo entiendo, no me entiendo —piensa, queriendo golpearse ahí mismo.

Hinata no había dejado de estar en su cabeza en ni un solo segundo de lo que llevaba el día, muchísimo menos durante la noche anterior. En varias oportunidades intentó hablar con ella para intentar arreglar un poco el desastre en el que se había convertido, pero por el contrario era ella quien no quería tenerlo cerca. O al menos eso es lo que había demostrado al huir de él, al ignorarlo por completo y ni siquiera molestarlo como solía hacerlo todos los días. Y bueno, Naruto tampoco podía hacerse el desentendido al respecto, le guste o no, la ausencia de Hinata en su día a día se sentía extraña. Pero Naruto solo quería centrarse en un solo hecho, quería hablar con Hinata y explicarle la razón de su actuar, aún si eso sonaba muy rebuscado para ella.

Muy independientemente de todo, él no era un mal chico, no era una mala persona. No quería que Hinata se hiciera una mala idea sobre él, no quería que pensara que era el tipo de persona que...

—¡¿Y qué demonios le digo?! Hinata y yo estuvimos al borde de tener sexo, en un salón... eso para nada suena a que yo sea un imbécil respetuoso. Imbécil sí, respetuoso ni de puta broma.

Naruto se sentía muy avergonzado. El Naruto que le había enseñado a Hinata anteriormente era una parte oculta de él del cual ni siquiera tenía idea de su existencia, era alguien completamente nuevo e irreconocible. Jamás creyó que se transformaría en alguien así.

Y aún así, no podía evitar pensar en Hinata, en su cuerpo, en lo cerca que estuvo de él, en todo lo que le hizo.

Tuvo a Hinata bajo su merced al menos por unos momentos, disfrutó de algo que no todos podían ver. La tuvo entre sus brazos como nadie más podría, y de tan solo recordar aquello sentía como su sangre se calentaba. Recordar los gemidos de Hinata, los cuales intentaba a la fuerza silenciar... Recordarla su rostro sudoroso, tan excitada simplemente por él, hacían que en él las ansias de querer repetir aquello y llegar más allá crecieran a niveles que se le hacían imposibles controlar.

Quería más, quería tener más, pero no de cualquier chica sino de ella, solo de ella.

—¿Me estás escuchando, Naruto? —él alza su cabeza, la confusión es evidente en su rostro.

No, la verdad es que no había prestado atención a absolutamente nada de lo que Sasuke le estuviera diciendo, y aunque aquello le hacía parecer como un mejor amigo terrible, probablemente eso era en ese momento. Lo único que existía en ese momento era Hinata, ella, su cuerpo, su nombre, su exquisitez.

—Ah... Lo siento Sasuke... ¿qué decías?

—Olvídalo —Sasuke voltea sus ojos sintiéndose ignorado por su propio mejor amigo. — Oye idiota, debemos irnos al salón antes de que Anko nos cuelgue por llegar dos segundos tarde. ¿Si me estás escuchando?

—Que sí —bufa.

Naruto asiente con la cabeza sin decir nada más. Por mucho que intentara seguir la conversación con Sasuke, él simplemente no podía dejar de pensar en Hinata, ella no dejaba su cabeza en paz. Cada segundo que pasaba se sentía más y más nervioso, sabiendo que tendrían que verse las caras gracias a que eran compañeros de todas las clases hasta la graduación.

Odio y Lujuria [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora