Odio y Lujuria [NaruHina]

capítulo diez

Hinata

Salí del cubículo y me observé en el espejo enorme que ocupada una pared entera del baño, tenía unas ojeras horribles gracias al poco tiempo que dormí. ¿Por qué? Según mi criterio, tenía muchas cosas en las que pensar pero pocas respuestas. Y también pocas horas para dormir.

Me llené las manos con un poco de agua y la esparcí por mi rostro para despertar, en un par de minutos comenzaban las clases y si me quedaba dormida en cualquiera que fuese, me iban a regañar horriblemente.

—¡Sakura! —chillé cuando levanté la cabeza y la ví parada al lado mío, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí ni mucho menos la había oído entrar. — ¿Me quieres matar de un susto acaso?

—No... —entrecerre los ojos ante su respuesta tan vacía, estaba pálida, incluso se veía, no lo sé, extraña. Estaba como en un plano completamente diferente.

—¿Qué te pasa? —pregunté, yendo al grano directamente. Conocía muy bien a la que era mi mejor amiga y sabía por su actitud tqm fantasmal, que algo no andaba bien con ella.

—Nada... —negó enseguida con la cabeza haciendo movimientos de un lado a otro mientras se acerca lavamanos que tenemos al frente, se lavó las manos e igual que yo se mojó el rostro.

—Sakura es en serio, si te pasa algo sabes que puedes decírmelo, tú sabes eso mejor que nadie... ¿Pasa algo? —volví a preguntar. Sakura soltó un fuerte suspiro y se sentó sobre el lavamanos, movía las piernas de un lado a otro viendo el suelo, me estaba poniendo nerviosa. — Hey no hagas cosas raras, mejo dime, te acabas de delatar con ese suspiro enorme.

—Verás... —murmuró antes de aclarar poco a poco su garganta. — Es sobre Sasuke... —y en ese momento entendí muchas más cosas de las que hubiera querido. Así que tenía que ver con el santo de Sasuke Uchiha.

—¿Qué pasó con él? —me crucé de brazos y apoyé mi costado sobre la cerámica, ella no era capaz de mirarme y con cada segundo que pasaba, la situación me daba cada vez más peores cosas a imaginar.

—Ayer...

—¿Ayer qué?

—Ayer... cuando saliste del salón... él se me acercó...

—¿Y? No le veo lo extraño, cada vez que se te acerca saltas de la emoción... —algo no me calzaba aquí. — ¡¿Te hizo algo?! ¡Dime y yo voy a matarlo! —estaba dispuesta a ir a la cárcel por asesinato despiadado.

—¡No! —me sostuvo del brazo, cuando me voltee a verla se veía muy distinta a como estaba minutos atrás, se veía que su rostro ardía gracias a la tonalidad roja que habían tomado sus mejillas, esparciéndose por todo el contorno de su cara. — Ayer se me acercó y me dijo que nos fuéramos juntos...

—¿Entonces me dejaste botada por él? —en lugar de querer ir a matarlo cada segundo que pasaba me indignaba más. —Okay, es mejor que olvides eso, mejor termina de contarme todo antes de que me invente una historia yo, sabes lo mal que puede salir eso...

—Sí, ayer me fui con Sasuke...

—¿A dónde?

—A su casa... —susurró soltando mi brazo por fin, mientras que a mí se me caía la cara de la impresión.