Naruto.
-Tú tampoco te atreverías a hacer algo, ¿o sí?
Eso fue suficiente para desatar la cordura que hasta entonces tenía. Tomó un rumbo distinto, alejándose completamente de mí.
Hinata me miraba de una manera que me hacía sentir extasiado, me retaba con la mirada. Sus ojos estaban fijos en mí, su respiración completamente acelerada, todo su cuerpo apuntaba en mi dirección. Ella de verdad no tenía una idea de lo que estaba provocando en mí. Podía sonar extraño, todo lo que quieran, pero su indiferencia podía más que mi estabilidad, me volvía loco, la quería tener tan o más cerca una vez más, tal como aquel día.
Quería a Hinata. La necesitaba...
No dije nada, solo sonreí sabiendo muy bien la clase de sonrisa que era. Perversa, una que escondía todas las cosas que estaba tratando de apagar dentro de mí, de extinguir. Cosas que, sin embargo, se incrementaban con los segundos, seguían y seguían creciendo llevándome a un punto desesperante. Era una llama que crecía, se hacía cada vez más enorme, sentía como poco a poco me consumía, y también sabía que la única que podía apagar ese fuego inmenso que crecía dentro de mí era ella y nadie más que ella.
Me acerqué rápidamente a ella asegurándome de darle tiempo de reaccionar, Hinata iba a decirme ahora mismo qué es lo que quería, y si anhelaba esto tanto como yo, porque solo Dios sabía lo mucho que necesitaba una respuesta de su parte.
Dejé ambos brazos sobre la puerta, uno a cada lado de su cabeza, acorralandola ahora sí, por completo.
Su pecho subía y bajaba rápidamente, sus brazos estaban pegados en la puerta igual que mis manos, su rostro sonrojado y su ceño fruncido la hacían ver mucho, mucho más atractiva que hace dos segundos atrás.
-¿Qué es lo que quieres? -se adelanta a preguntar antes que yo lo haga, sonreí, porque muy en el fondo sentía que ya sabía la respuesta, pero también estaba ansioso por comprobarlo. Quería que ella me lo dijera, quería oírlo. Quería que saliera de su preciosa boca.
-Eso es algo que también quiero saber, ¿Podrías, por favor, sacarme de la duda? -con una de mis manos jugué con su largo cabello, el cual cubría gran parte de su cuello. Tiembla cuando rozo la piel después de hacer a un lado varios mechones oscuros. Mi vista estaba en aquel lugar llamativo, pálido y apetitoso. -¿Qué es lo que quieres tú, Hinata? -murmuré, con lentitud me acerqué hasta su cuello y lo besé, podía sentir a Hinata temblar, como intentaba ocultar los fuertes suspiros que brotaban de sus labios como los sonidos más exquisitos del mundo. Lamí aquella zona y sonreí victorioso al sentir un nuevo temblor pegado a mi cuerpo. -Dime... ¿Me alejo? ¿Quieres que me detenga? -seguía paseando mi lengua lentamente por la extensión de su cuello como si se tratara de una zona dulce, no pude evitar que mis manos inquietas se pasearan por todo su cuerpo, por sus caderas, sus pechos, sus piernas tan suaves. -¿Quieres que te deje ir?
Hinata, sin decir una sola palabra ya me tenía completamente enloquecido. Ella en todo su silencio, perdida en suspiros, aún así no es capaz de notar las sensaciones que produce en mi interior.
-Por favor, Naruto... -susurra con la voz entrecortada. Noto como quiere aferrarse a algo y por eso es que tomo sus manos y las alzo por encima de su cabeza, enredándolas con las mías. Si ella me dice en este mismo instante que no quiere nada de lo que está pasando ahora mismo, entonces yo la dejaré ir, pero sé que me mentiría, en sus expresiones puedo ver que desea esto tanto como yo.Entrelazamos nuestras manos y tras ello no pude esperar más, la besé con fuerza y cierto desespero, el cuál creció cuando respondió el beso de la misma manera, con fuerza. En ese momento supe que no quería que me detuviera. Y, para ser honestos, yo tampoco quería hacerlo.
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Odio y Lujuria [NaruHina]
FanfictionNo era necesario preguntarlo, pues a simple vista se podía apreciar lo distintos que eran Naruto y Hinata, preferían distintas cosas en todos los ámbitos, sin embargo en una sola cosa coincidían... En el supuesto odio que ambos se tenían. Y... aunqu...