Pero no lo olvido por mucho tiempo. ¿Por qué bajarse las mangas? ¿Por qué esconder un hematoma? Las preguntas me dan vueltas a la cabeza lanzándome una teoría tras otra y ninguna de ellas buena. Tampoco es que yo me caracterice por ser una persona muy positiva, pero está claro que si yo tuviera un moratón por un golpe tonto no sentiría el impulso de esconderlo.
Caigo en que, desde aquel primer día en la cafetería, no ha vuelto a mencionar a su marido, y ni siquiera esa tarde habló de él. Ha estado mostrándose huidiza respecto a ello cada vez que parecía salir el tema y no le he dado importancia hasta ahora, pero siempre ha conseguido esquivarlo.
Intento dejar de pensar porque soy consciente de que estoy especulando sobre una situación de la que no tengo ni idea, y prefiero no montarme falsas películas. Sin embargo, no puedo evitar sentirme, en parte, ridículamente engañada y me enfado conmigo misma. Como si su actitud siempre despreocupada y risueña (o seria y recta en su papel de profesora) hubiese estado actuando como una cortina de humo. Como si me diese rabia el hecho de que se tragara sus problemas. Y lo más ridículo, como si yo fuese algo. Como si yo no mereciera ser excluida de su vida como los demás. Como si fuese alguien. Qué absurdo.
Aunque intento asistir a la próxima clase sin esas ideas, es en vano. No consigo deshacerme de esa opresión en el pecho, de esa preocupación escondida en la boca del estómago.
Ella, como siempre, me recibe con una sonrisa. Esa maldita sonrisa. Es extraño, porque la sensación de calidez y de revoloteo en las entrañas que antes me producía, ahora se mezcla con otra sensación menos agradable, y ya no sé si estoy haciendo una montaña de un grano de arena. ¿Por qué esta urgente necesidad de saber si está bien?
Esto se me junta además con el hecho de que apenas me dirige la palabra a menos que se vea obligada. En realidad debería entender que soy estúpida por sentirme apartada de una persona que ahora es mi profesora, es decir, que es lo que la situación requiere. Pero ya no sé si controlo mis emociones o me controlan ellas a mí.
A pesar de todo sigo la clase con normalidad. Partiendo de que lo normal es ponerme nerviosa cada vez que me mira, pero mirarla siempre que puedo. Y, al final de la clase, me dispongo a irme.
– ¿Hoy vienes sin lengua? –escucho cuando estoy saliendo por la puerta.
Me paro a mitad de camino deshaciendo mis pasos y la miro. Está de perfil frente a la mesa, guardando sus cosas en el bolso, y el cabello, que le cae hacia los lados, me oculta su cara, pero he percibido un tono divertido en su voz.
– ¿Yo? –pregunto algo perdida.
En ese momento gira la cabeza para mirarme, con una sonrisa asomando a sus labios. A mí se me olvida todo de golpe.
– Sí, tú, la que no ha abierto la boca desde que ha llegado. Sé que no hablas mucho pero por lo menos siempre te despides al salir.
Dice esto en tono de broma pero me hace reparar en que realmente me iba sin decir adiós. Relajo los hombros mirando hacia otro lado.
– Lo siento, no me he dado cuenta, iba con la cabeza en otra parte –explico, y hago una pausa–. Tampoco me parecía que quisieras conversación.
¿Qué? ¿Por qué he dicho eso?
Enseguida advierto que ha sonado peor de lo que pretendía y Lauren, tras cerrar la cremallera del bolso, me mira.
– ¿A qué te refieres?
– No, bueno, quiero decir –intento excusarme– que te notaba pensativa, como en tu mundo, y no quería...
Dejo de intentarlo porque Lauren está negando con la cabeza.
– Espero que no pienses que tiene que ver contigo –dice sin mirarme.
Guardo silencio porque no sé cómo contestar a eso y ella se aproxima a mí unos pasos.
– Camila, si me comporto así es porque soy tu profesora y en esta academia son un poco estrictos con ese tema –me dice mirándome a los ojos, y yo intento hacer lo mismo que hace ella, mirar a través de los suyos como si no tuvieran fin, pero siguen pareciéndome igual de herméticos–. Sabes que yo soy de otra manera, pero hay que adaptarse a las situaciones. Lo entiendes, ¿no?
Lo he entendido desde el principio, lo que pasa es que siento cosas que no sé dominar y acabo haciendo comentarios estúpidos.
– Sí, claro –contesto asintiendo con la cabeza.
Ella me sonríe como respuesta y coge sus cosas.
– Vámonos, que tengo que dejar las llaves.
A veces me sorprende su facilidad para cambiar de tema tan bruscamente.
Salimos del aula y Lauren cierra la puerta para entretenerse después en encontrar entre aquel manojo de llaves la que corresponde a aquella cerradura. La operación parece tan compleja en sus manos que no puedo ocultar una media sonrisa al verla tan concentrada y fallando en cada intento. Es lo más parecido a la torpeza que he visto en Lauren y no pega nada con ella, por lo que me resulta gracioso a la par que tierno, sobre todo cuando suelta maldiciones por lo bajo.
Sigo todo el proceso hasta que ella, desesperada, se rinde con un bufido.
– No lo entiendo, deben de haberme dado mal las llaves o... –dice examinándolas, pero después alza la mirada y, al verme, su expresión se torna risueña y me da un codazo amistoso–. ¿Se puede saber de qué te ríes?
– No has probado ésta –digo alargando la mano y cogiendo de la suya las llaves.
El roce de su piel me estremece pero actúo con naturalidad para disimularlo y compruebo la llave. Ésta se introduce en la cerradura fácilmente y, con un par de giros de muñeca, un chasquido la declara cerrada.
– Anda, trae –dice quitándome las llaves de nuevo y yo no puedo reprimir la risa.
Bajamos juntas, pero yo tengo que abonar el pago de las clases así que me quedo atrás. Ella se despide con una sacudida de cabeza, manteniendo aún los labios ligeramente apretados en una sonrisa que parece decir "no sé hacerme la ofendida pero que sepas que soy demasiado orgullosa como para darte las gracias" y que tanto me gusta.
La observo caminar de espaldas por el pasillo, hipnotizada por cada golpe de tacón, por la contracción de sus gemelos al andar y por el baile de sus caderas.
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El arte en una mirada; Camren
FanfictionEra profesora de arte, y en efecto me parecía que sus pestañas enmarcaban el mejor cuadro de todos. La historia pertenece originalmente a @urnother, yo solo me encargo de adaptarla.