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Cuando el criado se marchó a cumplir sus órdenes, Louis se giró y lo miró. Harry estaba en la misma posición en que la había dejado. No era visible desde donde había estado el criado, pero la próxima vez eso no sería así. La verían, ¡oh, sí! Pero no ahora. No quería traumatizarlo demasiado. Aún no. Todo iba a ir poco a poco.

"Uno de mis chicos vendrá y te llevará con él" le anunció.

"Sí, mi Amo." Después de una leve vacilación dijo "¿puedo vestirme?"

"No" contestó, contundente. Harry se estremeció. ¿Pretendía que se pasease por todo la mansión así, desnudo? No, no podía ser tan miserable. Louis adivinó sus pensamientos, pero no la sacó de dudas. No pensaba obligarlo a caminar desnudo entre sus empleados, aún no. Le permitiría usar su capa, que colgaba inerte en el perchero, para cubrir su desnudez. Pero nada más.

"Harás todo lo que te diga Malcom, sin vacilar. Lo harás como si fuera yo mismo quién te dalas órdenes, ¿lo has comprendido?"

"Sí, mi Amo."  Tiritó de rabia.

"¿Tienes frío?" Louis sabía que no era así. El fuego en la chimenea ardía con fuerza y la habitación estaba muy cálida.

"No, mi Amo."

"¿Por qué tiemblas, entonces? ¿No te gusta, tu nueva vida?" Sabía que no le gustaba, pero quería saber si recordaba qué debía responder.

"Sí, mi Amo." Louis soltó una carcajada, burlándose de él otra vez. Harry cerró los puños con fuerza. Las rodillas empezaban a dolerle de estar en aquella postura, y sus burlas la ponían enfermo. Quería gritar, salir corriendo, vomitar... matarlo. Acabar con su sonrisa de suficiencia de una vez.

"Así me gusta, que digas lo que quiero oír y no lo que piensas realmente. ¿Sabes por qué? Porque tu opinión no le interesa a nadie, y a mí, el que menos. Eres un simple empleado a ojos de todo el mundo, fuera de aquí. Pero aquí dentro, no eres más que un esclavo para mi placer, sin poder para nada hasta la prostituta más vieja está por encima de ti. ¿Te ha quedado claro?"

"Sí, mi Amo" dijo con la voz temblorosa. Cuanto odio acumulado en su contra. Y cuánto odio se estaba gestando en su propio corazón. En apenas dos horas, había conseguido que lo aborreciera como nunca a nadie antes. Un suave golpeteo en la puerta le anunció la llegada de Malcom.

"Adelante."

"Hola, señor Tomlinson" dijo el joven, entrando. "¿Qué se le ofrece?" le preguntó, insinuante. Se acercó a él y le pasó las manos por el pecho, provocando "¿Quiere que lo atienda?"

"No es necesario, Malcom. Mi mascota ya se ha encargado de ello" contestó él con una sonrisa ladina, y giró la vista hacia donde Harry permanecía arrodillado. Malcom se dio cuenta entonces de la ropa esparcida por el suelo, y se asomó detrás de la mesa, hacia donde Louis había mirado. Cuando vio a Harry allí, soltó una carcajada.

"¿Tan pronto, y ya ha empezado su entrenamiento? Es un impaciente, señor Tomlinson" comentó, pícaro, mientras le guiñaba un ojo. Louis soltó una carcajada mientras agarraba la capa y se la tiraba a Malcom. La prenda voló por el aire y el prostituto la cogió sin dejar que cayera al suelo.

"Cúbrelo con esto y llévatelo. Quiero que le rasures bien, sabes que no me gusta el pelo fuera de la cabeza."

"Lo sé muy bien, señor. ¿Quiere que le dé algún consejo a su queridito esclavo?" preguntó con malicia "Para esta noche"

Louis volvió a reír. ¡Dios, qué bien se lo estaba pasando! Hacía años que no se divertía tanto. "No, no es necesario. Yo le enseñaré todo lo que necesita saber. Pero estaría bien que le demostraras qué lugar ocupa en esta casa. Pero sin violencia, que esta noche lo necesito entero."

Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora