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"Gracias, Amo" susurró Harry contra su pecho, e intentó rodearlo con sus brazos para sentirse más cerca de él.

Estaba a gusto allı́. Se sentı́a protegido, a salvo, como si estuviera ceñido por una muralla que mantenı́a fuera al resto del mundo, impidiendo que pudieran hacerle daño.

Louis lo apartó con brusquedad y se separó de él.

"Me he puesto en ridı́culo por tu culpa" siseó, fuera de sı́. Abrió un resquicio de la puerta que daba a la estancia donde estaban los músicos y los echó de allı́ con cajas destempladas.

Estaba furioso consigo mismo. No habı́a podido obligarse a soportar ver a Harry hacerle una mamada a otro hombre, y habı́a estallado como un imbécil, dándole a entender con su actitud que él importaba. ¡Y no importaba! ¡Nunca! Cogió su ropa del suelo y se la tiró a la cara.

"¡Vı́stete!" le ordenó con furia "¡Joe vendrá a buscarte!"

Hubiera salido de allı́ dando un portazo si las puertas no hubieran sido correderas. Harry se abrazó a la ropa y tragó saliva con fuerza, parpadeando para alejar las lágrimas. No iba a llorar de nuevo.

Se vistió y se sentó en el sofá delante de la chimenea.

Al cabo de un rato se abrió la puerta, pero no era Joe. Katerine entró cerrando tras ella, y lo miró con una mezcla de lástima y comprensión que lo hizo sentirse miserable.

"Cariño..." susurró acercándose. Se sentó a su lado y lo abrazó , intentando reconfortarlo "No sabes cuánto lo siento."

"No importa, de verdad. Ya me estoy acostumbrando a su temperamento."

Katerine se separó unos centı́metros y lo miró con atención.

Después suspiró.

"Lo malo de todo esto, es que ese nunca ha sido su temperamento. Al señor Tomlinson le gustan los juegos, sı́, pero nunca lo habı́a visto tan fuera de sı́. Siempre es tan frı́o y distante... creo que tú le has calado hondo, querido, pero no lo quiere reconocer."

Harry la miró frunciendo el ceño, sopesando hasta qué punto podía confiar en aquella mujer.

"Pues, sinceramente, hubiera preferido serle indiferente" masculló, aunque en su fuero interno aquella pequeña llama de esperanza se encendió de nuevo.

"Eso no es cierto, querido" lo amonestó bromeando "Y lo sabes. Sientes algo por ese ogro" se rio con timidez "¿Sabes que muchos hombres y mujeres han intentado llevarlo a su cama, y no lo han conseguido?"  Harry entrecerró los ojos, incrédulo "Es totalmente cierto. Nunca se ha relacionado por tanto tiempo con alguien que no fuese pago.. Porque en el fondo" suspiró con resignación "todos los que venimos aquı́ somos unos fulanos, aunque pertenezcamos a una sola persona."

"¿Tú también..." Harry dudó , pero el gesto de Katerine lo animó a continuar "Tienes que llamar Ama a..?"

"¿A Elena? ¡Por supuesto!" Estalló en una moderada carcajada, tapándose la boca con la mano "Pero solo en la intimidad. Y no me obliga a llevar cosas como esa." Señaló con tristeza el collar que Harry llevaba al cuello, con la palabra «esclavo» gravada en una plaquita.

Harry se llevó la mano allı́, ruborizándose.

"Todo lo hace para humillarme" explicó en voz baja, y a sus propios oı́dos le sonó como si intentara justificarle "Es su forma de cobrarse una deuda."

"La de tu hermana" añadió Katerine al ver que él no seguı́a hablando. Harry la miró con extrañeza "No te preocupes, no es del dominio público. Pero Elena y Louis son... no sé có mo explicarlo, sinceramente. Puede que mi Ele sea lo más parecido a un amiga que Louis tendrá nunca. Oı́ que le contaba cómo habı́a conseguido quedarse contigo, aunque él no se dio cuenta que yo estaba escuchando. Pero, ¿sabes una cosa? En su voz intuı́ algo que nunca habı́a estado allı́: verdadero respeto. Creo que le has roto todos los esquemas y no sabe cómo tratarte, por eso actúa como un toro arremetiendo contra todo lo que se mueve delante de sus narices. ¿Quieres un consejo? Dale tiempo."

***

Louis abandonó la habitació n donde estaba Harry y salió de la mansión después de ordenar a Joe que se encargara de él. Necesitaba aire fresco, reordenar sus ideas, hacer frente al súbito ataque de rabia y posesividad que habı́a tenido cuando lo vio con la verga de otro hombre en la boca.

No pudo soportarlo.

¿Por qué?

Nunca le habı́a preocupado algo ası́. Siempre habı́a compartido sus mascotas sin ningún problema. Era algo que solía hacer y le gustaba.

Pero Harry no era como todos los demás.

«Sı́, lo es, ¡maldita sea!» se recriminó, intentando auto convencerse, pero hasta a él mismo le sonó a mentira.

Harry no era igual al resto. Era sincero, leal, valiente, fuerte. Nunca habı́a conocido a otra persona con una fortaleza como la de él. Y en su fuero interno querı́a que todos esas virtudes estuvieran dirigidas a él. Lo necesitaba, y esa necesidad lo convertı́a en alguien vulnerable y débil. Era un lujo que no podı́a permitirse.

«El problema ha sido Germaine... se dijo. El lord no le gustaba un ápice... Si hubiese sido Elena, o Richard... no me habría puesto así».

Sonrió para sí mismo.

Tenı́a la solución, e iba a ponerla en práctica muy pronto

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