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No supo cuánto tiempo había estado desmayado. Lo despertó una extraña sensación que estaba apoderándose de su cuerpo, un estado de excitación. Se sentía lánguido, fatigado, sin fuerzas para moverse. Soltó un gemido, y oyó una risita satisfecha.

Louis.

Abrió los ojos de golpe recuperando la cordura. No veía a su dueño pero podía sentirlo. Estaba... estaba...

"Estas tan duro, esclavo" murmuró con satisfacción "Sabía que serías una putita estupenda."

Seguía en la habitación a la que lo habían llevado aquellos sirvientes, atado en aquella extraña mesa, con las piernas y las manos inmovilizadas por grilletes todo expuesto.

"Mmmmm. Tienes un sabor delicioso. ¿Te gusta lo que estoy haciendo, mi pequeña mascota?" preguntó con sorna.

Por su puesto que le estaba gustando pero no iba a admitirlo, no si ese placer provenía de Louis "N.. No..yo no" Le habían quitado la mordaza, y Harry se alegró por ello. ¿Alegrarse? Dios mío, estaba prisionero, atado, sometido, y se alegraba de aquella minucia. ¿Porqué?

Sintió un azote en sus muslos.

"Respuesta equivocada ¿Te gusta?"  Volvió a preguntar

"S.. sí, mi Amo."

***


Louis había ido en cuanto Malcom lo había avisado que habían terminado de adecentar a Harry. Fue a comprobar que habían hecho bien el trabajo, y quedó encantado por el joven que estaba desmayado sobre la mesa de sujeción. Era hermoso, ¡y tan inocente! Iba a encargarse de corromperlo, de convertirlo en su igual, de una manera que el pobre Harry no podía ni imaginar.

Con sus brazos extendidos por encima de la cabeza, el pelo desparramado sobre la mesa, la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado, su pecho subiendo y bajando al compás de su respiración, las piernas sujetas en lo alto de los postes, bien separadas, dejando a la vista su culo y su pene que le estaba gritando ¡chupame! No pudo resistirse.

Despidió a sus sirvientes para que siguieran con lo que fuera que tenían que hacer a aquellas horas, y cerró la puerta.

Cogió una banqueta y la puso a los pies; se sentó en ella, y su boca quedó a la altura de las partes intimas de Harry. Pasó la lengua. Estaba suave y perfumado. Recién afeitado, aún húmedo. Volvió a lamerlo. Y su esclavo soltó un pequeño gemido y empezó a ponerse duro.

Harry intentó elevar las caderas cuando él se apartó. Aún no había despertado y no era consciente de lo que hacía. Lo agarró por las caderas con firmeza, acercó su boca a su mienbro, y empezó a lamerlo y chuparlo, concentrándose en aquella actividad, haciendo que cada gemido de Harry, cada respiración agitada, cada leve movimiento de caderas, le supusiese una pequeña victoria. Siguió estimulando con su mano, mientras su boca bajo hasta su entrada, empezó a lamer y luego y lo penetró con la lengua. Él lanzó un suspiro tan largo, que lo hizo sonreír. Su lengua entró y salió, entró y salió, hasta que su esclavo se despertó.

***

"Así que te gusta. Pequeña zorra..."

Volvió a chupar su pene y el gemido de Harry hizo que su propio miembro se hinchara más aún. Estaba que si no la liberaba, reventaría los pantalones.

"Mi pequeña mascota, mi esclavo" susurro contra su sexo "Me tienes duro como el hierro" Volvió a lamerlo.

Harry estaba tan excitado que sentía una gran presión en su bajo vientre, una tensión que necesitaba ser liberada. Suplicó.

Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora