Narra Sarah.
El otoño era ya algo más que obvio en el ambiente. Los primeros días de Octubre se dejaban asomar por la esquina del calendario y toda la ciudad madrileña había adoptado tonos anaranjados y granates. Y, mientras yo me desesteraba un poco saliendo a correr por El Retiro, la brisa otoñal me despeinaba el cabello y me golpeaba en la cara haciendo la sensación mucho más gratificante.
Apenas habían pasado unos cuantos días desde mi incidente en la fiesta de Thous, pero tampoco había tenido mucho tiempo para pensar en ello.
No me dedicaba a otra cosa que no fuese intentar encontrar un piso donde mudarme.
Había visitado ya más de seis alquileres diferentes que se adaptaban al precio que estaba dispuesta a pagar, pero, por esa miseria, todo lo que me ofrecían eran cuchitriles con humedades por todos lados y de apenas unos pocos metros cuadrados.
Mika había empezado a intentar convencer a sus compañeros de piso para poder adoptarme por unos días, pero ellos se negaban en rotundo. Y Juan no paraba de colgar anuncios en Internet.
Anuncios que no servían de nada, pues, aunque la web, y el propio Madrid, estaban repletos de ellos, nadie se decidía a llamar y yo perdía cada vez más la paciencia.
Como además, mis vacaciones me habían pillado en el peor momento posible, tenía aún más tiempo libre para poder torturarme mirando la pantalla de mi resquebrajado móvil sin ningún tipo de respuesta.
Durante aquellos días también había tenido tiempo de conseguir el número de Thous, al cual le debía una disculpa. Pero, entre empaquetar mis cosas, colgar anuncios, visitar alquileres asquerosos e intentar autoconvencerme de que no acabaría debajo de un puente, no había tenido tiempo para llamarlo. Aún así, estaba entre mis planes hacerlo.
Por lo demás, los días se desarrollaban sin demasiadas novedades.
Mika, Juan y yo quedábamos, como siempre, casi todos los días para tomar café y charlar sobre nuestras aburridas vidas.
Juan, el cual tenia más trabajo que nunca, intentaba quitarse de encima a Yerai, el cual, después de la fiesta de Thous empezó a acosarlo como si no hubiese un mañana.
Mika decía que ahora que pasaba más tiempo en su piso estaba empezando a odiar a Erick, su engreído compañero de piso.
Y yo les narraba una y otra vez mis intentos fallidos por encontrar un piso decente.
Cualquiera diría que las cosas no nos iban del todo bien, pero, aún así, no podíamos considerar que nuestras vidas fuesen malas e intentábamos despejarnos un poco siempre que podíamos.
Juan se iba de compras.
Mika comía chocolate hasta casi explotar.
Y yo salía a correr por todo Madrid.
Y cuando ya regresaba a casa, intentando taparme mi desprotegida y dañada garganta con las manos, un solo hombre, calvo y con gafas de pasta negras, que se cruzó en mi camino, hizo que me quedase hincada en el sitio y miles de imágenes decidieran regresar a mi memoria.
Flashback.
No sabía cuánto tiempo, horas o días habían pasado. Pero yo seguía allí dentro, junto a una oscuridad y silencio sepulcral.
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Los polos opuestos se atraen. [FanFic elrubiusOMG]
FanficDicen que nunca se conoce a nadie al completo. Que cada persona es un mundo y que sus secretos más internos jamás salen a la luz. Y eso es lo que yo, Sarah Bécquer, de 21 años, espero que ocurra. Que nunca nadie llegue a conocer los fantasmas de mi...