Capítulo 23

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Al día siguiente, antes de lo previsto, llega Alessandro con su hijo, un rollizo bebé que siempre está sonriendo. Fabio sale a recibirlo y lo acompaña para instalarse en su habitación.

—¿Dónde está la mamá? —pregunta Alessandro.

—Ha hecho una escapada fugaz de las suyas —le dice Fabio.

—¿Sola?

—No, con Fabrizio.

—¿Con Fabrizio? —pregunta Alessandro extrañado —:¿Por qué no la ha acompañado su cuidadora?

—¿Es necesario que te responda a esa pregunta? Es una escapada "de las suyas", hermano. Tendrá todos los cuidados y atenciones que necesita con Fabrizio —le explica Fabio con una sonrisa.

—Mmmmm..., te noto diferente. Nunca te ha parecido muy bien que se escapen juntos. ¿Por qué esta vez parece que no te importe?

—De todas formas, no podría hacer nada por evitarlo.

—Ya. Pero, otras veces, mamá tenía la excusa de querer despegarse de sus aburridas y estrictas cuidadoras —dice Alessandro —:Pero, por lo que tengo entendido, la nueva es una chica joven y encantadora.

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo ha contado Roger. Al parecer, lo tiene completamente hechizado. Tengo ganas de conocer a esa maga.

—Tu hermano Roger tiene cierta facilidad para ser hechizado, aunque ya sabes que el efecto del hechizo se le pasa pronto —dice Fabio con cierto tono de fastidio.

—Mmmmm... Insisto, te noto diferente —vuelve a decir Alessandro —:Me atrevería a decir que son los celos de Fabio los que hablan.

—¡Bah! No digas tonterías.

—Me parece que no son tonterías...

—¿Y tú qué? —pregunta Fabio cambiando de tema —:¿Qué es lo que te ha traído aquí tan repentinamente, con tu hijo y sin tu mujer?

—Necesitaba cambiar de aires.

—Mmmmmm... ¿Problemas en el paraíso?

—Eso parece —responde Alessandro afligido —:Cindy está en Europa. Ha aceptado ser la imagen de una marca de ropa y va a pasarse unos meses viajando de pasarela en pasarela.

—¿Pero no quería ser madre para apartarse de las pasarelas y disfrutar de su maternidad?

—Sí, pero parece que su instinto maternal sólo ha durado unos meses. Dice que se siente incompleta, que se ahogaba, que si no volvía a desfilar, acabaría odiándonos a Sandro y a mí.

—¿¡Qué!? ¿Cómo puede decir eso?

—Pues sí, lo dijo. Y yo la quiero entender —añade Alessandro con tristeza —:La verdad es que yo no he dejado de trabajar. He bajado mucho la intensidad y he rechazado campañas que me obligaran a desfilar lejos de Nueva York, para evitar pasar largas temporadas fuera de casa. Pero ella lo dejó totalmente, y creo que no lo ha llevado muy bien. Es muy complicado, Fabio.

—Creo que tú y yo tenemos que mantener una larga conversación —propone Fabio —:¿Qué te parece si dejamos esta noche a Sandro en las expertas manos de la babysitter de mamá, y nos vamos a cenar juntos?

—Me parece una idea estupenda —acepta Alessandro encantado —:Os echo mucho de menos, siempre, aunque ahora, la verdad, he añorado especialmente nuestras conversaciones de madrugada. 

Los dos hermanos se funden en un fuerte abrazo y acuerdan seguir el plan propuesto por Fabio. Al cabo de un rato, Fabio le presenta Emma a su hermano, y Alessandro entiende de inmediato lo que esa joven ha podido causar en los corazones de sus hermanos. Es una joven encantadora, bella y simpática, que enseguida se gana el cariño del bebé. 

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