Capítulo 38

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—Estaba intentando convencer a Emma de que me dejara leer su diario —dice Roger separándose lentamente de la chica.

—Ya... Conozco perfectamente tus técnicas de convencimiento —dice Alessandro levantando una ceja.

—¡No pienso dejar que lo lea! —exclama Emma andando de regreso a la casa. Se siente muy aliviada por la llegada de Alessandro pues había quedado completamente hipnotizada por las palabras de Roger, su intensa mirada y esos labios carnosos que no habría sido capaz de rechazar.

—Deja a la chica en paz, Roger. Puedes conseguir a la mujer que quieras. ¿Por qué Emma? —le pregunta Alessandro en cuanto comprueba que Emma ha entrado en la casa.

—Porque es Emma a la que quiero.

—¿Ah sí? ¿Y para qué la quieres? ¿Para pasar el rato? ¿Una noche? ¿Hasta que vuelvas a Nueva York o a Los Ángeles? Vamos, Roger, sé realista.

—Escucha, hermano, soy lo suficientemente mayorcito para saber lo que hago, y lo que quiero. Yo vivo el momento, no llevo una vida tan perfectamente programada como la tuya o la de Fabio, y creo que me va mucho mejor que a vosotros.

Alessandro no sabe qué contestar. Le habría gustado mandarle a la mierda, pero en el fondo pensaba que tenía razón. Fabio seguía encerrado en su particular jungla de cristal y él estaba asumiendo el fracaso de su matrimonio. Los dos habían elegido llevar una vida convencional, comprometerse y casarse con la mujer elegida. Fabio ni siquiera había llegado a hacerlo tras descubrir el engaño antes de la boda. Él lo había descubierto después. Y tenía que reconocer que ni siquiera era un engaño, pues Cindy siempre se había mostrado mucho más interesada en Fabio, aunque él no lo aceptara. Su matrimonio había sido un error desde el primer momento pues fue él quien se empeñó en forzarlo aun sabiendo que su amor no era correspondido. Ahora sólo le quedaba aceptar las consecuencias y empezar una vida nueva. 

—Me voy a la cama —dice por fin Alessandro dándose la vuelta. 

—Lo siento. No quise decir eso. Yo...

—No, si tienes razón, Roger. Quizás la clave está en vivir el momento.

Roger ve cómo su hermano se aleja hacia la casa y no puede evitar sentirse culpable. Había intentado evitar pensar en lo ocurrido en su cama la otra noche, pero ahora se daba cuenta de que con su filosofía de vida, con su serio propósito de vivir el momento, había traicionado a su hermano. Cuando se vio sorprendido por el cuerpo de la mujer desnuda, en un principio pensó que podría tratarse de Emma y, aunque pronto descartó ese pensamiento, lo hizo cuando ya su mente no era capaz de controlar sus instintos. Intentó convencerse de que no pudo hacer nada por evitar lo que pasó, de que eran dos cuerpos hambrientos que buscaban el mismo fin, de que el matrimonio de su hermano ya estaba roto, de que él mismo le había confesado que ya no sentía nada por esa mujer y que por tanto no podía herir el corazón de Alessandro. Pero ahora se daba cuenta de que ninguno de esos argumentos era una justificación suficiente. Y ahora era demasiado tarde.

—00—

Cuando llegó el día de la fiesta de cumpleaños de Paolo, Emma no podía creer que estuviera  todo preparado. Gina había querido organizar una fiesta temática basada en el fútbol y se había esmerado por cuidar hasta el más mínimo detalle; una tarta con la forma de un estadio, pastelitos con forma de balón,  hasta las servilletas venían decoradas con términos futbolísticos.

Hacía mucho tiempo que no habían podido celebrar un cumpleaños con todos los miembros de la familia reunidos, así que quería que fuera una noche inolvidable.

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