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Me iba a matar por esto pero me la debía el maldito. -____-me nombró, su voz sonaba temblorosa-perdón por no poder protegerte. Su mano acarició mi mejilla de manera lenta. -¿Acaso vas a llorar por mi?-pregunté abriendo un ojo, vi su expresión de asombro-era una broma-reí y ahora mostraba una furiosa. -¡Maldición ___!-alzó la voz a la vez que se paraba y alejaba. -Me la debías-dije riendo-si hubieras visto tu cara. Me tensé y trate de no reír tanto por el dolor que recorría por todo mi abdomen. -Ouch, duele mucho-me incorporé adolorida y Dante aún seguía con el ceño fruncido sin siquiera acercarse. Me levanté lentamente aún apoyando una mano en la herida. -Admite que estuvo buena. Se cruzó de brazos y gruñó enojon. -¿Ibas a llorar?-pregunté sonriendo burlona. -C-Claro que no-se frotó un ojo desviando la mirada. -Mentiroso-reí, se acercó a mi derepente y aferró con fuerza. -Enserio pensé que te había perdido-susurro escondiendo el rostro en mi cuello-eres lo más importante que tengo en la vida. Me tensé sintiendo el corazón acelerado. -No te vas a safar tan fácilmente de mi-dije sonriéndole. -Mejor-se agachó ante mi y cargó en sus brazos. -¿Qué haces?-pregunté viéndolo. -Debo curar esa herida-respondió abandonando el cuarto que estaba todo revuelto. -Bueno, al menos ya no veré a esa pesada. -¿Celosa?-preguntó viéndome con una sonrisa burlona en los labios. -Claro que no-respondí cruzándome de brazos. -Mentirosa-rió apenas. -Mira quien lo dice. -Lo admito, me moría de lo celos que esos buitres estuvieran tras de ti en aquella barra, como para no hacerlo eres realmente hermosa. Sonreí viendo hacia otro lado, sentía las mejillas calientes. Bajamos a la sala principal en la cual Nero se hacia presente y veía hacia nosotros con asombro. -¿Qué sucedió?-preguntó al ver mis ropas manchadas con un poco de sangre. -Una larga historia-suspiró Dante llevándome hasta el sofá. -Y veo que tiene que ver la inútil-comentó viéndome de reojo. -Jódete pendejo. Rió divertido. -A ver, cuenta. Dante fue en busca del botiquin y en cuanto volvió a la vez que me curaba le contaba todo lo sucedido. -No jodas-rió con fuerza-te pasas Dante. -Si vieras lo fea que era-reí. -Oigan-se quejó viéndonos con el ceño fruncido. -Mentira cariño-le sonreí y deposité un beso casto en los labios. -Guacala-comentó Nero. -Tú que dices, eres peor que nosotros-dijo Dante. -Pero no ante el público. -Eres el único que está aquí-comenté alzando una ceja. -Cuento como parte de ello-alzó el dedo índice en ademán. Ambos reímos por el comentario de Nero. Llegaba la noche, Dante y Nero se encargaron de arreglar el deshorden que había dejado esa mujer junto a sus mascotitas. -Me debes doble paga-señaló Nero hacia Dante mientras abandonaba la agencia. -Si, te la daré nene-sonrió Dante despidiéndolo con la mano. -Y cuida bien a la inútil ¿Si? -Tú también cuídate puberto-hablé sonriendo. Al irse Dante volteó hacia mi y mostró una sonrisa en los labios. -¿Qué sucede?-pregunté acercándome a su escritorio en el cual me senté. -Estoy feliz y a la vez aliviado de que estes aquí conmigo-dijo acercándose hasta mi, sus brazos se rodearon en mi cintura y atrayeron a él. -¿Si? Asintió suavemente y acercó su rostro al mio para apoderarse de mis labios de una manera muy dulce y cálida. Me hacia tan feliz estar a su lado, era el hombre que tanto deseaba a mi lado por siempre si era posible. -___-me nombró dulcemente y se apartó de mi rostro para observarme. -¿Si?-pregunté viendo sus ojos celestes grisaceos. -Hay algo que quiero preguntarte. -¿Si?-insistí. -Te... ¿gustaría vivir aquí conmigo? ¿Vivir con Dante? Era la idea más perfecta del mundo. -Claro que si-respondí pasando las manos tras su nuca, mostró una sonrisa llena de alegría. -Entonces esta decidido, te vienes conmigo-me depositó un beso casto en los labios y abrazo con fuerza.
