Hey nena - Capítulo 13.

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Dante

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Dante.

Ya pasaron cuatro semanas desde que se fue ___ y nunca más volvió, maldición ya se la extraña por aquí y no se lo voy a admitir a esos dos idiotas que no me han parado de taladrar el cerebro cada bendito día diciendo que la extrañaban.
Decidí ir a tomar un poco de "aire" yendo a algún bar a emborracharme para olvidarme de todo.
¿Estará bien? ¿Seguirá enojada conmigo? ¿Tendrá nuevo trabajo? ¿Y si no lo tiene? ¿Cómo hará?
Esas preguntas daban vuelta en mi cabeza las 24 horas del día, no me la puedo quitar de la cabeza y eso... duele porque me terminé acostumbrando a su presencia, a su voz a todo de ella.
-Maldición-maldije, era de noche así que decidí ir al único bar de la ciudad en el cual trabajaba ella, dudo que este aquí.
Al llegar entré viendo a todos los asquerosos borrachos ¡Ojo! Yo también lo soy pero no uno asqueroso, aclaro. Y me helé al ver a ___ en la barra con toda su carita seria de que si alguien se acerca le daría un buen golpe merecido en toda el rostro, como me encanta verla así.

Me encanta...

Eso es, me encanta esta mujer tan diferente a todas las que pasaron por mi vida. Es tan especial que no deseo perderla por ser un idiota, tengo que arreglar las cosas.
Decidido a dar el primer paso vi como un hombre de cabello negro se acercaba hasta donde se encontraba ___, al parecer le hablaba de algo que a ___ no le gustaba por la expresión que llevaba. Y vi algo que me hizo hervir la sangre, el desgraciado había rozado una mano en su trasero, ella reaccionó quitando la mano y le recibió con una cachetada bien merecida pero el muy maldito la tomó por los brazos y sacudió acercando su rostro peligrosamente.
-¡Hey!-grité haciendo llamar la atención de ambos, me acerque a paso apresurado y de un abrir y cerrar de ojos estaba ante el hijo de puta tomándolo de la camisa, con todas las fuerzas lo saque de la barra volando del otro lado y su cuerpo sonó en un golpe seco contra el piso.
-Dante-me nombró ___ con asombro.
-¡¿Quién mierda te crees para tocarla sin su permiso?!-inquirí acercándome al bastardo que se levantó lentamente-¡Maldito hijo de puta!-lo tomé de la camisa y levanté hasta cerca de mi rostro.
-¿Q-Quién eres?
-El que te va a hacer arrepentir de haber venido al mundo si la vuelves a tocar ¿Oiste?
Tragó fuerte asintiendo varias veces con rapidez, lo empujé haciendo que cayera sobre una mesa en donde estaban jugando una partida de pool.
-Y tú-me acerqué y tomé de su muñeca-vamonos de aquí-agregué jalando de ella sin escuchar sus protestas y salimos de allí.
-¡Hey! ¡Suéltame maldición! ¡Me lastimas!-gritó.
A varias cuadras de allí la solté y voltee a verla con enfado.
-¡¿Qué mierda fue eso?! ¡¿Por qué volviste a ese asqueroso lugar?!
-En primera no tengo porque darte explicaciones y en segunda ¿Qué demonios haces aquí?
Tragué fuerte tratando de calmarme porque el que se mando la cagada era yo y no quería ponerlo peor.
-¿Y dejas que ese maldito te toque?
La cagué ¿Por qué lo digo? Por ka expresión furiosa de ___.
-¡¿Quién te crees que soy?! ¡No soy como las mujeres que te acostumbras acostar!-ladró.
-No, no lo eres. Definitivamente no-negué cerrando los ojos con fuerza, estaba furioso y pensaba lo peor-dime una cosa.
-¿Qué?
-¿Él llegó más lejos?
Hubo un silencio que me estaba matando.
-¿A qué viene eso?
-Respóndome por favor...-pedí-¿Llegó más lejos?
No respondió, ese maldito silencio.
-Porque de ser así...-abrí los ojos y la observé-voy a matarlo ahora mismo, no me importa que sepan que fui yo. No voy a permitir que un... hijo de puta como él haga eso contigo.
-¿Y qué importa eso?-desvió los ojos hacia otro lado.
No lo había notado pero el cielo estaba cubierto por nubes grises y una gota cayó sobre mi nariz indicando que empezaría a llover.
-Me importa.
-Claro que no-negó levemente.
-¡Si me importa porque me enferma de celos!-lo había dicho y ya no había vuelta atrás.

Hҽყ ɳҽɳα.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora