Secuestro

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Era obvio que habían caído en una trampa o algo parecido siendo que no era muy normal encontrar a uno de los diez mandamientos en un pueblo esperándolo, Meliodas fue a enfrentarlo con ayuda de Es-canor, King y Ban. Los demás evacuaban a la gente o luchaban contra los demonios, Clarise ayudaba con los niños siendo vigilada a lo lejos por Merlin; ella sentía la mirada de la hechicera pero pensaba que era por preo-cupación.

A Estarossa no le iba muy bien, estaba en una notable desventaja contra los pecados lo cual cambió drásticamente por una acción logrando así darle la oportuni-dad perfecta de invertir la situa-ción. En el instante del ataque lanzado por el rey hada un de-monio gris lo golpeó desconcen-trandolo por lo que el peligris alzó el vuelo y desde la parte más alta lanzó un rayo de oscuridad, lo que dejó confundidos a los chicos, pero de un momento a otro los miembros de los man-damientos Drole y Gloxinia. Ya con ellos dos en el juego pudo nivelar la batalla pero no era su-ficiente, necesitaba a mínimo otros dos así que hizo lo mismo que antes logrando que hicieran acto de presencia Fraudrin y Grayroad.

Mientras todos estaban ocupados Estarossa voló por la villa hasta por fin divisar su presa, la peli-negra corría con dos niños en brazos así que desde el cielo la siguió hasta que al fin se había desecho de los mocosos y sin perder tiempo se lanzó en picada hacia Clarise, la joven se asustó al ya no sentir sus pies en el suelo.

Clarise: ¿¡Pero qué rayos!?, ¿¡Por qué estoy volando y quién eres tú!?

Estarossa: No te preocupes, ya no hay nada que temer. Es hora de irnos.

Clarise: ¿¡Irnos, a dónde!? Bájame tú...- de repente su cuerpo dejó de moverse, ¿Qué le había pasado? ¿Acaso era un hechizo o algo?

Estarossa: Te dije que no había de que preocuparse, ese es el poder de mi mandamiento. Cualquiera que sienta odio en su corazón no se podrá mover.

Clarise: Rayos...- entonces vio como poco a poco se alejaba del pueblo en el que estaban sus compañeros y con el miedo comenzando a correr por su cuerpo hizo lo único que en ese momento se le ocurrió- ¡Escanor, ayúdame por favor!- el grito fue suficiente como para llamar la atención de los presentes.

Escanor: Clarise...- sin perder tiempo se lanzó hacía el demonio pero fue retenido por unas plantas llenas de espinas.

Gloxinia: Es hora de irnos... Tengo hambre y quiero explicaciones de esto.

Drole: Vámonos.

Los demás eran inútiles en esta situación, quienes estaban cerca tenían en su interior gran rencor y odio haciéndolos sufrir la inmovilidad por parte del mantenimiento de Estarossa; pero Escanor sentía una im-potencia que nunca había experimentado antes. No se vol-vería a perder a quien iluminaba su camino nunca más.

A pesar de esto el demonio estaba más que alegre por lo bien que estaba saliendo el plan y porque muy pronto estaría con su amada de nuevo. Sin importarle que ellos iban a estar juntos. En el castillo ignoró a sus compañeros que le preguntaban pero él no los escuchaba y continuaba su camino con Cla-rise en sus brazos, cada vez más cerca de ser feliz aunque eso no duró mucho, en frente de él su hermano lo esperaba con una mueca de enojo. Siendo honestos algo normal.

Zeldris: ¿Qué pasó? Supe todo lo que pasó.

Estarossa: No fue nada ¿De qué hablas?

Zeldris: ¿Por qué fuiste a la aldea? ¿Y quién es ella?

Estarossa: Nadie importante ahora, me voy.

Clarise: Bájame asqueroso demonio.

Estarossa: Dije nadie. Adiós.- y se fue sin decir nada mientras dejaba a todos extrañados.

Gloxinia: Algo está tramando y se nota.

Zeldris: Y voy a averiguar qué es.

Tu eres mi sol.    Escanor x Lector.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora