La liberación

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Estarrosa ya sabía lo que debía hacer y dónde sólo le faltaba lograr que los pecados capitales fueran directamente a su trampa pero ¿Cómo? Podía causar un ataque, aunque había posibilidad de que fueran caballeros sacro al lugar; también pensaba en ir el mismo, eso era la mejor opción. Claro que debía hacerlo pasado un tiempo pues consideraba inoportuno aparecer de la nada, además de que tenía que asegurarse de que el su amada había despertado totalmente.

Aunque sin tener idea de lo que ocurría en la taberna del traidor un sentimiento iba floreciendo poco a poco, el pecado del orgullo conocía cada vez más a la nueva acompañante y siendo honestos él seguía sintiendo algo hacía la hechicera pero cada vez más se veía opacado por el senti- miento que causaba Clarise. Todas las tardes ellos paseaban por los alrededores observando el paisaje, al caer la noche se encargaban del bar y para finalmente ser ellos quienes limpiaban, dándoles oportu- nidad de charlar sobre de cómo les fue en la jornada o de algún cliente; al irse a dormir lo último que pasaba por su mente era la sonrisa de la pelinegra al des-pedirse.
En un bosque estaba el mandamiento del amor prepa-randose para la batalla, en el suelo se mostraba un mapa lunar junto con símbolos a su alrededor todo esto alumbrado por la luz del astro. En esos momentos instantes Estarossa empezó a pronunciar un conjuro con el que toda la imagen se envolvió en un brillo casi cegador.

Estarossa: Luna que brilla entré la oscuridad, prisión de quién al sol jamás debe ver, aquella a la que del cielo fue expulsada y condenada por apoyar a los de abajo. Yo invocó al espíritu de la diosa castigada, ven y despierta de tu...- al intentar terminar la oración un rayo cayó frente al demonio, era a quien había estado esperando pero había algo en ella que no estaba bien, en sus muñecas y alrededor de su  cuerpo unas cadenas- No, no, no, esto no debería ser así ¿Qué fue lo que hice mal? ¿Por qué estás aún libre?, ¿Por qué sigues encadenada amor?

???: No te atormentes tanto cariño, no has hecho nada malo lo que sucede es que necesitas hacerlo cuando el eclipse este ocurriendo; además, te reco-miendo traer a mi cuerpo al ritual, de esa forma será más sencilla la liberación. Pero gracias a tí tengo más control de él, puedes ir a tomarlo y no se opondrá.

Estarossa: Sí eso es lo que tengo que hacer para traerte de vuelta, estará hecho.

???: Muy pronto ya nadie nos va a separar nunca más.

Al salir los primeros rayos del sol Meliodas pudo notar un espacio vacío a su lado, bajando al bar notó a una Elizabeth sudando frío con una cara de preocu-pación. Se acercó lentamente hasta tocar su hombro logrando sobresaltar a la cuenta contraría.

Meliodas: Elizabeth, ¿Qué te sucede?- entonces recibió un abrazo inesperado de la chica- ¿Te encuentras bien?

Elizabeth: Fue... Sólo tuve una pesadilla- dijo aún oculta en el cuello del rubio- había una chica que parecía estar encadenada y al voltear todo se era oscuridad, intenté ver hacía arriba la Luna cubría poco a poco el Sol... No podía encontrarlo hasta que vi a una figura junto a la dama, escuché que dijo “ninguna perso-na de arriba me encarcelará de repente lanzó un grito y me desperté... Creo que algo malo viene.

Meliodas:... Fue sólo un sueño Eli, si quieres yo te consuelo- como si fuera nada se puso a tocar sus pechos mientras los otros bajaban- Hola a todos.

Hawk y Diane rápidamente empezaron a golpearlo, algo típico de las mañanas. Ban estaba en la cocina haciendo el almuer-zo mientras Escanor y Clarise charlaban bastante relajados aunque eran observados por la maga en una de las mesas. La pelinegra tenía una duda en su mente sobre el pelinaranja así que decidió decirla

Clarise: Escanor, ¿Te puedo preguntar algo?

Escanor: Con todo gusto responderé.

Clarise: La otra noche estaba pasando por el pasillo y te escuché decir un nombre, Rosa. ¿Quién era ella?

Escanor: Rosa... Es alguien muy importante para mí, era una mujer que me salvó de un ho-rrible destino.

Clarise: Debió ser una mujer maravillosa, y gracias por responder.

Escanor: De hecho también te tengo que preguntar algo.

Clarise: Entonces dilo- le sonrió de forma alegre-

Escanor: Quería saber si querrías salir a la ciudad esta tarde.

Clarise: Con todo gusto, he escuchado que hoy hay mercado.

Los dos reían, hablaban sobre cualquier cosa que se les ocu-rriera o simplemente de alguna de sus aventura que vivieron. Meliodas se le acercó a Merlin con un plato de comida salu-dandola con su mano desviando su mirada al par de “amigos”.

Meliodas: Los dos se ven bastante felices, ¿No te parece? Escanor vaya que sonríe.

Merlín: Capitán hay algo que no me agrada de ella, ¿Tú no sientes algo en su interior?

Meliodas: En realidad sí, aunque muy pequeño así que no me preocupo, pero ¿Acaso estás celosa? 7w7

Merlín: ¿De qué debería estarlo?, ¿De su relación? Para nada, esas son cosas que no me interesan.

Meliodas: Como digas, pero será mejor empezar a ordenar para poder abrir la cantina.

Clarise: Yo lavó los platos- dijo parándose de su asiento-

Escanor: Capitán, quería saber si Clarise y yo podíamos salir esta tarde a la ciudad.

Meliodas: Claro, han trabajado bastante estos días. Diviértanse juntos, y me avisas si pasa algo interesante.

Escanor: Gracias capitan- la cara del pelinaranja estaba roja totalmente-

Ban: ¡Hace mucho calor, ya cálmate Escanor!

En medio de la conversación Clarise sintió una punzada por la cabeza y tan sólo escuchó unos murmullos más no le dió impor-tancia.

Tu eres mi sol.    Escanor x Lector.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora